El día que llegamos a la caótica ciudad de Chennai después de unos tranquilos días pasando la navidad en Varkala nos dimos cuenta que acertamos de lleno viniendo al Broadlands lodging house. Uno porque es un hotel grande que te permite encontrar algo de paz en una ciudad tan estresante, y otro porque nos pareció el decorado de una película ambientada en India. Medio destartalado, bastante viejo, con alguna mano que otra de pintura por pasar, y así y todo hechizante y auténtico. ¿Qué más queríamos?
Broadlands loging house fue una mansión durante la época colonial, y en 1951 empezó su andadura como hotel convirtiéndose en un famoso lugar de encuentro para los hippies de la época. Al llegar a la recepción te das cuenta que allí el tiempo se ha quedado estancado; nada de un lavado de cara ni modernización de enchufes o algo por el estilo. Es parte de su encanto, como el resto del hotel.
Una vez registrado y con la llave en la mano llega el momento de cruzar el pasillo que te llevará a otro mundo. Atrás dejas el ruido y jaleo de la ciudad de Chennai y llegas al remanso de paz.
Hay un montón de escaleras que llevan a otro montón de sitios, por lo que no es raro perderse, pero solo hay que animarse y coger una de ellas para ver dónde conduce. Con un poco de suerte llegamos a una de las zonas de habitaciones, justo las que rodean un patio con un espectacular árbol que emerge del centro del mismo.
En este patio, con unas pocas tumbonas y alguna mesa destartalada se encuentran los baños y duchas de la planta baja. Como siempre todo está a mitad pintar y con el yeso de las paredes desprendiéndose, para variar.
Las habitaciones son amplias, de techos altos y con mucha luz. Un par de ventanas dan al patio, y una tercera da al exterior del edificio. No disponen de mosquitera, y damos fe que los mosquitos son de los potentes, así que mejor tened una a mano.
Siguiendo por los pasillos del laberinto en el que se convierte este lugar llegamos a otra zona bastante bonita y tranquila, una especie de terraza con una zona cubierta, imaginamos que para estar a cubierto en época de monzones. Dispone de alguna que otra tumbona para dejarte caer a tomar el sol, descansar o lo que te apetezca.
En un recodo descubrimos otro tipo de habitación un poco más privada, con su pequeño porche, donde estaba una señora tranquilamente leyendo un libro.
Si sigues investigando verás más escaleras, solo hay que seguirlas para ver adonde llevan. En este caso a otra terraza donde tener vistas de la ciudad, con una de las mezquitas cerca.
NOTA: Por ponerle un «pero» hay que señalar que este hotel ha sido criticado durante mucho tiempo por no permitir la entrada a gente india, lo que nos parece insolente. También es cierto que cuando nos enteramos, por un lector de conmochila en facebook que nos dijo que había un cartel que ponía lo de no permitida la entrada a indios, estuvimos buscando el cartel y no lo encontramos por ningún lado. Indagando un poco por internet hemos descubierto que, después de la mala prensa que tuvo el hotel, hoy por por y aunque no sean muchos, tiene registros de indios alojados en él.
Datos prácticos:
- Precio de habitación doble con baño compartido exterior 400 rupias.
- Dispone de restaurantes por los alrededores donde comer mucho y muy bueno por poco
- Dispone de wifi pero hay que pagar por horas de uso
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