Cap. 24 – Bangkok exprés en medio día

El vuelo de retorno salía por la tarde hacia Abu Dhabi, así que disponíamos de medio día para ver Bangkok. Dadas las dimensiones de la capital, teníamos poco tiempo, aunque eso no fuese un handicap para los temerarios conductores de tuk-tuk… Sin tiempo que perder nos levantamos y desayunamos al lado de la guesthouse, en la zona de Rambuttri.

Nada mejor que empezar el día con un desayuno tailandés
Nada mejor que empezar el día con un desayuno tailandés

Justo allí delante habían aparcado unos cuantos tuk-tuks con los que nos pusimos a negociar nada más terminar de comer. El precio que nos ofrecían por hacer una visita a la ciudad era de risa (30 baths), pero el problema ahora era acordar el número de paradas en tiendas entre visita y visita. Y es que los conductores en Bangkok consiguen bonificaciones en gasolina por cada cliente que traen a las tiendas. Lo malo es que no eran las típicas tiendas de souvenirs sino tiendas lujosas de joyas o de ropa en las que ni por asomo se nos ocurriría comprar algo, por lo tanto eran visitas de compromiso.  Aun así salieron ganando y tuvimos que aceptar hacer 3 paradas. Pero la sorpresa fue que el hombre con el que estuvimos negociando, nada mas terminar la conversación se giró hacia un chaval que esperaba a escasos metros y le dijo: “¡ale, que te toca a ti!” y nos lo adjudicó como nuestro conductor.

Ya se le notaba en la cara que el chico muy serio no era y nada más arrancó el tuk-tuk lo pudimos comprobar. Sin cinturón de seguridad, el instinto de supervivencia nos hacia sujetarnos de cualquier sitio y es que el chaval, que para más inri miraba por el retrovisor para  ver que cara poníamos, pisaba el acelerador como si tuviese un coche de fórmula 1 sin tener en cuenta un pequeño detalle: que llevaba un tuk-tuk vetusto que en cualquier momento podía desmembrarse. Así que, a esa velocidad, visitamos los lugares más emblemáticos y las tiendas acordadas en un tiempo record.

La primera parada fue en Golden Mount, un templo construido arriba de una montaña cuyas vistas de la ciudad son impresionantes.

Entrada a Golden Mount
Entrada a Golden Mount

Tuvimos que subir la montaña por unas escaleras interminables luchando contra el tremendo calor que hacía a esas horas. A nuestro paso nos encontramos en varias ocasiones con una retahíla de campanas que teníamos que hacer sonar y teniendo en cuenta que no paraba de pasar gente el alboroto era atronador.

Grabando en el tramo de campanas
Grabando en el tramo de campanas

El templo estaba arriba del todo y desde éste se podía acceder a una azotea desde la que el paisaje era espectacular. Lo que no nos gustó tanto fue quitarnos los zapatos para entrar al templo estando el suelo de la terraza hirviendo, así que tuvimos que ir corriendo de punta a punta buscando las esquinitas con sombra para poder apoyar los pies.

La gran cúpula dorada de la cima
La gran cúpula dorada de la cima

Después de la primera parada turística nos tocó hacer la primera de compromiso, una joyería colosal custodiada por un agente de seguridad armado con una metralleta para hacer el recibimiento más agradable. Dentro, unos pasillos que me parecieron larguísimos, tenían a ambos lados enormes vitrinas con todo tipo de joyas en su interior: collares, pulseras, anillos de oro o de diamantes, que nos resultaron tan inasequibles como indiferentes y al final lo único que captó mi atención fue una pecera con un triste tiburón dentro que debía estar pensando lo absurdos que éramos  perdiendo el tiempo mirando joyas con las cosas que hay para ver en Bangkok …

Salimos de allí con las manos vacías para fastidio de los dueños y fuimos a ver cosas más interesantes. Esta vez nos esperaba el buda gigante que ampara el Wat Intharawihan, un buda de 32 metros de altura que íbamos viendo crecer a lo lejos a medida que nos acercábamos al templo.

El buda gigante de 32 metros de altura
El buda gigante de 32 metros de altura

Al entrar al recinto pudimos hacer fotos de la majestuosa estatua desde los pies y seguidamente visitamos el interior del wat. Como no, la siguiente parada fue otra tienda, pero esta vez una con más variedad. Aquí vendían souvenirs, más caros que en cualquier otro sitio y ropa. Había incluso catálogos con fotos de famosos en la alfombra roja para poder hacerte trajes iguales a medida. Tras mucho insistir tuvimos que acceder a hojear uno de éstos tras la mirada atenta de una dependienta que presionaba para ver si lograba convencernos. Cerramos la revista y con cara de “lo siento, pero es que no me veo con ninguno…” se lo devolvimos. No es el tipo de recuerdo que suelo comprar cuando salgo de viaje, además, no se si tendría sitio en la mochila para cargar una réplica del traje de Penélope Cruz en la entrega de los Oscars… Muy a nuestro pesar, después aún tuvimos que dar la vuelta a toda la tienda haciendo como que nos interesaba, tal y como nos había dicho el conductor del tuk-tuk; vamos, que hiciésemos el paripé para que le diesen el ticket pero esta vez mas rápido.

Volvimos a subir al tuk-tuk de fórmula 1 y después de comprobar que girando el vehículo en las curvas a una velocidad de vértigo esas ruedas que parecen de juguetes se agarran fuerte al suelo, paramos en otro  templo: Wat Benchamabophit, o también llamado “The Marble temple”. Unos jardines con pequeños riachuelos y puentes rodeaban este wat, al que tuvimos que pagar algunos baths para entrar.

Bonito estanque de los jardines
Bonito estanque de los jardines

Dentro se oficiaba una ceremonia en la que tuvimos la ocasión de grabar algo mientras rezaban sus oraciones los fieles. Cuando salimos a ver los jardines nos sorprendió un hombre que conducía un pequeño ciclomotor con una nevera adosada en un lateral a modo de sidecar, aunque parecía más bien uno de esos vehículos que alquilan las familias enteras en los sitios turísticos para dar paseos. Era “el polero” y con una tremenda sonrisa en la boca y al son de una canción que a Toni le recordaba a su infancia vendía helados a los turistas. Con la boca seca por el fuerte calor no pude resistirme a comprar un helado de limón, y éste aprovecho para preguntarnos de donde éramos. Que gracioso el hombre al enterarse que éramos de Valencia y pronunciando las erres no sin hacer grandes esfuerzos dijo “¡¡¡Oh Valencia Futbol, Ruben Baraja!!!”

El simpático heladero con su vehículo-nevera
El simpático heladero con su vehículo-nevera

Dimos una vuelta e hicimos algunas fotos y algo cansados decidimos volver a Khaosan a tomarnos una cervecita, pero no sin librarnos de hacer una última visita a otro comercio. Esta vez fue más difícil disimular que no nos interesaba nada de nada, pues la tienda era muy pequeña y el dependiente nos atosigaba con prendas de ropa. Hartos de hacer el tonto salimos de allí rápidamente para decepción del joven conductor. Me supo mal, pero la verdad, yo hubiese preferido pagar un poco más y no tener que hacer la pamplina. Además el tiempo es oro. El chaval nos volvió a dejar en el sitio donde nos recogió y de allí fuimos a una terracita a pedirnos nuestras birras. Poco quedaba ya por hacer en este viaje, ahora ya solo esperar a la hora del avión. Dedicamos esas horas a pasear y ver las tiendecillas, a picar algo y a descansar en algún bar, igual que lo hacía un gatito naranja que estaba estirado encima de la mesa de al lado de la que nos habíamos sentado y era tratado como al mejor de los clientes.

Toni tomándose una Tiger Beer
Toni tomándose una Tiger Beer

Se hizo la hora y cogimos un taxi. El último, el definitivo, el que empezaba la vuelta a casa. Estábamos tristes pero el cansancio, que ya hacía mella, convirtió la melancolía en ganas de llegar, así que en ese momento yo ya pensaba en recostarme en el asiento del avión, taparme con la manta, ponerme los tapones y echarme a dormir. En media hora llegamos a Suvarnabhumi, el espectacular aeropuerto de Bangkok, momento que significó para mí el verdadero final del viaje. Se acabaron los tuk-tuks, las calles repletas y las constantes lluvias. Volvíamos a Valencia.

El siempre impresionante aeropuerto de Bangkok
El siempre impresionante aeropuerto de Bangkok

El viaje de vuelta fue para mí el más largo y pesado que recuerde, no pude llegar a dormir ni 10 minutos. Quería descansar porque el mismo día de llegada tenía que coger el bus con destino a Zaragoza para seguir con mis estudios. Pero no pude y pasé todo el viaje despierta, así que se me hizo eterno… Muchas horas de avión, muchas horas en Abu Dhabi, más horas en otro avión, más horas en Milán, más horas hasta Valencia…

Volar....
Volar….

Y para no perder la costumbre del viaje, al llegar a casa tuvimos más lluvias. El monzón se había tomado la molestia de acompañarnos hasta el mediterráneo para que la vuelta no fuese tan brusca y poder aclimatarnos. Si algo había estado unido a nuestro viaje por Camboya sin duda alguna fueron las lluvias, las mismas que nos hicieron reflexionar sobre nuestro periplo por el país puesto que, si con 25 días de lluvia y 5 de sol había sido maravilloso, ¿qué hubiese ocurrido con 25 días soleados? Quizá algún día lo comprobemos… quizá.

Carme

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4 comentarios
  • Hola!

    Primero que nada felicitarlos por el blog, es de gran ayuda y resulta muy agradable de navegar. Increíbles fotos y muy interesantes artículos, muchas gracias!

    Planeo viajar al sudeste asiático este Diciembre y Enero por mi cuenta, quería preguntarles respecto a Camboya si tienen algún consejo para una chica que viaja sola, en términos de seguridad. Qué lugares tener cuidado, barrios, o algún tip en general para evitar un mal rato.

    Saludos!!

    • Hola Antonia.

      Camboya no es un lugar peligroso para viajar sola, al igual que el resto de países en sudeste asiático, lo único de debes ir con cuidado de la misma manera que lo harías por Madrid, Barcelona, Valencia… Hay que tener sentido común pero tampoco hay que ir todo paranoico. Otra forma también de ir más relajada es hacer amigos (encontrarás más viajeras/os) y puedes salir de noche con más tranquilidad. Y también vas a estar más "protegida" si te mueves por donde hay guiris.

      Ve y disfruta que Camboya no es peligroso.

  • Que fantastico tu relato,parece que siento los olores de las comidas de Camboya y el ruido y desorden de su trafico,un abrazo.

  • Qué lugar maravilloso!

    Hermoso blog. Llego desde Premios 20blogs

    El mío también es sobre viajes.

    Estoy recorriendo la lista, es el voto más difícil, el de los pares

    Saludos desde Argentina

    Elisa en Serendipity

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