Cap. 25 – Veloma Madagascar. Punto y final de la gran aventura africana

Sentada en el asiento trasero del 4×4 de vuelta a Antananarivo miraba por la ventana intentando disimular mi aflicción. Mis párpados hacían grandes esfuerzos por retener las lágrimas y cuando Toni me preguntó que qué hacía no las pude contener más y me eché a llorar. La visita a la ONG FAMI me había dejado los sentimientos a flor de piel y el abrazo de despedida de una de las nenas en el patio tocada y casi hundida. Por mi cabeza pasaban decenas de imágenes que rememoraban cuan feliz había sido aquel mes por la gran isla.

Madagascar me había mostrado lo mejor y lo peor y de ello había aprendido. Animales y parques nacionales me habían hecho disfrutar del Madagascar más salvaje, y tours interminables, caminos imposibles y rutas agotadoras, que todo camino difícil tiene su final y su recompensa. Pueblos encantadores, paisajes insólitos, playas preciosas y horas de taxi brousse, muchas muchas horas de taxi brousse. Entonces giré la vista hacia Toni y vi que él también intentaba disimular y casi casi le vi llorar. Madagascar había hecho mella en nosotros.

Niño gracioso en Antananarivo
Niño gracioso en Antananarivo
Indri en la reserva de Analamazaotra
Indri en la reserva de Analamazaotra
Nuestros viajes en taxi-brousse
Nuestros viajes en taxi-brousse

Por la mañana habíamos vuelto al centro a desayunar y despedirnos de Julián y el resto de colaboradores. Les agradecimos de todo corazón todo lo que habían hecho por nosotros, firmamos en el libro de visitas y les prometimos que contaríamos en nuestro blog su gran labor. Tan solo habíamos estado allí poco más de un día pero nos costó decir adiós. Un grupo de niñas había venido a la entrada a despedirnos y en contra de nuestra voluntad subimos al coche. Debíamos partir pero teníamos la sensación de que les estábamos abandonando.

Con el inolvidable Julián
Con el inolvidable Julián
Firmando en el libro de visitas de la ONG Fami
Firmando en el libro de visitas de la ONG Fami
¡¡Nuestros niños!!
¡¡Foto de grupo!!
Mi niña ;-)
¡Hola!

El trayecto se hizo más corto esta vez debido al menor número de paradas, ya no había nada más que visitar, nada que descubrir… Había llegado el punto y final. Ni siquiera al llegar a Tana se nos ocurrió algo que hacer, y eso que aún quedaban algunas horas hasta que saliese el avión, pero parecía que nuestra cabeza ya estaba metida en él.

Lily y Riboo nos acompañaron hasta el aeropuerto y tras insistir en quedarse hasta que se hiciese la hora les pedimos que se marcharsen a descansar, ya habían hecho demasiado por nosotros. Hasta el último momento estuvieron atentos, algo que no olvidaremos jamás.

Con Lilly y Ribo en el aeropuerto
Con Lily y Riboo en el aeropuerto

En el único restaurante del aeropuerto pasamos las dos últimas horas en Madagascar, comentando anécdotas del viaje e intentando ponerle buena cara a la despedida. No nos gustan las vueltas a casa, pero había que renovar pensamientos y empezar a pensar en toda la tarea que teníamos por delante para contar a nuestros amigos-lectores nuestro viaje, para hacerles partícipes de todo lo vivido en esta impresionante isla. Las horas fueron pasando y entre mirada a las redes sociales y algún refresco llegó la hora de partir.

Poniéndonos al día en el aeropuerto
Poniéndonos al día en el aeropuerto
Adiós Madagascar... con mucha pena
Adiós Madagascar… con mucha pena

A las 10 de la noche subimos al avión que nos llevaba de vuelta a casa, me acomodé en mi asiento, cerré los ojos y dije en voz alta: «adiós Madagascar, buenas noches». Nos quedaba un largo viaje hasta Valencia en el que poder soñar a diez mil metros de altura, pero sabíamos que aquella noche ningún sueño iba a superar aquel que acababa de terminar… Aquello era definitivamente el punto y final de nuestra gran aventura africana. Se, que algún día volveré a seguir descubriendo esta sorprendente isla.

Veloma Madagascar

275 270 Toni
3 comentarios
  • Me ha encantado leeros, gracias por vuestras vivencias y compartirlas, yo quizá este verano viaje a Madagascar. Saludos.

  • Me siento muy identificada con mi viaje a Tanzania donde también vivimos momentos emocionantes con ONG Tierra de Amani y esa sensación que te deja Africa con su riqueza animal y sus gentes. Bonito relato gracias por compartirlo en breve pisaré Madagascar con buen sabor de boca y paciencia. Un abrazo desde Ibiza chic@s. Arantxa.

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