Cap. 03 – Bienvenidos al reino de Camboya

Tal como nos pasó el año anterior el primer día en Bangkok nos quedamos fritos por la mañana; sin embargo esta vez no teníamos prisa porque el vuelo a Phnom Penh no salía hasta la tarde. La guesthouse donde nos hospedábamos se encontraba justo en una plaza situada al final de una callejuela perpendicular a Rambutttri. En la mesa de un restaurante y cerca del estanque central nos sentamos a desayunar.

Desayuno en la plaza de Rambuttri Village
Desayuno en la plaza de Rambuttri Village

Pagué la cuenta mientras Toni negociaba con un taxista para que nos llevara al aeropuerto otra vez por 350 bahts,  y aunque nos han llegado a pedir 600 bahts por el mismo recorrido en alguna ocasión, esta vez conseguimos establecer nuestra tarifa. Quedamos con él hacia las 12:00 y mientras se hacía la hora hicimos un poco de tiempo en el ciber escribiendo algún mail diciendo que estábamos bien. Este año no tiene queja mi madre porque le escribí casi a diario…

A la hora concretada fuimos con las mochilas donde se encontraba el taxista esperándonos para ir al aeropuerto. Ese día ya más despejada que el anterior, me di cuenta durante el trayecto en coche de que no parecía que hubiese pasado un año desde la última vez que estuvimos en Bangkok, todo seguía igual: los edificios descomunales, el ajetreo por las calles, las pancartas de anuncios enormes, el bullicio de la carretera… Al llegar a nuestro destino, el taxista estaba tan ansioso por recoger a otros pasajeros  que ni se molestó en pedir cambio para poder cobrar el viaje entero, conformándose con 20 bahts menos.

Ese día si tuve tiempo de volver a fascinarme con lo que es el aeropuerto de Suvarnabhumi recorriéndolo casi entero de una punta a otra. Ya en zona internacional nos volvieron a dar unos cuantos papeles para rellenar: unos para el visado de Camboya y otros otra vez para la gripe A. Si alguien se hubiese leído alguno de esos papeles apuesto a que no nos hubiesen dejado entrar al país después de contestar a la pregunta de en cuantos países habíamos estado durante la última semana, por si les parecía poco solo en un día en España, Italia, Emiratos Árabes, Tailandia y ¡¡de camino a Camboya!!

Aeropuerto de Suvarnabhumi en Bangkok
Aeropuerto de Suvarnabhumi en Bangkok

Este año decidimos coger directamente un vuelo con Air Asia a Camboya porque queríamos empezar el viaje desde la capital Phnom Penh y queda bastante lejos de Bangkok. Aunque no mucho con el avión ya que llegamos en menos de una hora.

Cuando el avión empezó a descender quedé fascinada con la bonita estampa que formaba el paisaje. Todo lo que abarcaba mi vista eran campos de arroz, palmeras y montañas y el color verde que acaparaba todo apenas dejaba huecos para casas y  carreteras. La escena se repitió hasta que apareció ante nuestros ojos Phnom Penh, una ciudad sin grandes edificios ni grandes construcciones mas parecido a un pueblo que ha crecido que a la capital de un país, pero con otros muchos atractivos que poco a poco fuimos descubriendo durante nuestra estancia.

El aeropuerto pequeño y modesto nos hizo presagiar como es el país y nada más bajar del avión pensé “no me lo puedo creer, por fin estoy pisando Camboya”. Volvimos a pasar una vez más por delante de una cámara térmica y fuimos a hacernos el visado. Tuvimos que ponernos primero en una cola donde entregamos los pasaportes y luego esperar para recogerlos donde estaba todo el mundo.

Zona de recogida de pasaportes en el aeopuerto de Phnom Penh
Zona de recogida de pasaportes en el aeopuerto de Phnom Penh

Allí uno de los agentes gritaba los nombres (muy bien pronunciados los nuestros, Antonio y Carme no les debieron parecer dos nombres difíciles), para devolvernos el pasaporte y pagar los veinte dólares que vale la entrada al país.

Carme recogiendo su pasaporte con el visado
Carme recogiendo su pasaporte con el visado

Nada que declarar y… ¡¡¡¡Bienvenidos al reino de Camboya!!!!!. Eso si, éste nos quiso recibir a lo grande igual que Tailandia con otra tormenta, una  de tantas más que nos iban a caer encima a lo largo del viaje. Aunque se recomienda viajar a Camboya durante los meses de diciembre y enero que es cuando menos llueve, las tormentas de la estación húmeda que empieza en mayo y acaba en octubre, se convirtieron en meras anécdotas y nunca en una molestia para nuestro viaje.

Rápidamente cogimos un taxi en compañía de una pareja de madrileños que venían en el mismo avión y para ir juntos le dijimos al taxista que nos llevara al mismo hotel que iban ellos. No vi nada durante el camino, solo agua, coches que parecía que flotaban y un policía descalzo que más que dirigir el tráfico hacía grandes esfuerzos por ser visto y que no lo atropellaran.

Bienvenida con tormenta!!
Bienvenida con tormenta!!

Hotel Indochina II. Gran error. No volvimos a pagar tanto por una habitación en todo el viaje: 20 dólares sin tener nada de especial, eso si, estaba muy limpia. El aire acondicionado es lo que más encarece el precio, pero nos acostumbramos a dormir siempre con ventilador y dormimos todos los días entre 5 y 8 dólares.

Hotel Indochina II
Hotel Indochina II

Cuando pudimos descargar todos los bártulos nos fuimos a ver un poco la zona del río. Phnom Penh está situada justo en la confluencia de dos ríos, el Mekong y el Tonlé Sap. La zona del paseo fluvial esta llena de guesthouses y restaurantes, además de ser el lugar donde se encuentra el Palacio Real. Es por eso que sus calles están siempre repletas de gente, niños vendiendo postales y conductores de tuk-tuk hasta bien entrada la noche.

No anduvimos mucho. Desmayados, paramos casi en el primer restaurante que vimos para hacer una comida-merienda-cena. Mientras nos tomábamos algo esperando los platos, unos niños se acercaron para vendernos cosas. Llevaban libros fotocopiados, la mayoría de ellos de historia sobre Camboya o de los jemeres rojos y también Lonely Planets en varios idiomas. Como no tenían nada en castellano, pronto aprendimos que era la excusa perfecta para que dejasen de insistir. Aunque alguno se empeñaba en seguir enseñándonos más libros en otros idiomas y los más incrédulos miraban nuestra Lonely Planet a ver si estaba en inglés.

Toni negociando la compra de postales
Toni negociando la compra de postales

Dimos una vuelta antes de ir a la guesthouse y paramos en un bar a hacernos una cerveza. Nos sentamos en una de las mesas de la calle y al rato se acerco una niña que se quedó de pié a mi lado. Nos miraba mientras recitaba cantando alguna cosa en inglés, pero hablaba tan bajito que no se oía nada. Era tarde y la niña solo nos estaba pidiendo algún dólar. Es duro; lo fue para mí tener que enfrentarme por el país a esas miradas clavadas que suplican que les des algo y saber  no vas a cambiar nada dándole algún dólar, o peor aun, cuando  ni siquiera es para ellos y hay alguien esperando en la esquina para cobrar.  Ésta fue una de las cosas que más me costó encajar del viaje y en muchas ocasiones me enfrenté a situaciones en las que no supe como actuar.

Tomándonos una copa
Tomándonos una copa

Camboya es hoy aun un país intentando superar las consecuencias de muchos años de guerra que han dejado su fruto: hambre, pobreza, prostitución… Fue el día siguiente cuando empecé a entenderlo todo.

275 270 Carme
3 comentarios

Dejar una Respuesta

Start Typing

Preferencias de privacidad

Cuando visitas nuestro sitio web, éste puede almacenar información a través de tu navegador de servicios específicos, generalmente en forma de cookies. Aquí puedes cambiar tus preferencias de privacidad. Vale la pena señalar que el bloqueo de algunos tipos de cookies puede afectar tu experiencia en nuestro sitio web y los servicios que podemos ofrecer.

Por razones de rendimiento y seguridad usamos Cloudflare.
required





Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias mediante el análisis de tus hábitos de navegación. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí