Cap. 16 – La vuelta a casa, el día que nunca quieres que llegue

Veo estos días las manifestaciones en Bangkok y me acuerdo de  las semanas previas al inicio de nuestro viaje, cuando nos pasábamos el día atentos a internet y a los telediarios por si había altercados y cerraban el aeropuerto. Ahora me acuerdo y me parece que la espera fue eterna y el viaje efímero. Cuando me quise dar cuenta ya estaba de vuelta. “¿Ya?

Hay veces que terminas un viaje cansado, con ganas de volver a casa, sentarte en tu sofá, dormir en tu cama… pero 18 días por Laos no son suficientes para hacerte echar de menos todo eso, menos aun cuando lo has esperado tanto tiempo. Es más, te dejan con la miel en la boca cuando ya has llegado a coger el ritmo del país y a llevar esa marcha: un autobús, un tuk-tuk, otro autobús, una moto…

Pensando en lo vivido...
Pensando en lo vivido…

El día del inicio de la vuelta me levanté apesadumbrada; íbamos a seguir la marcha: tuk-tuk, autobús, tren, taxi… pero esta vez el destino no era algo por descubrir sino nuestra casa. Ya no íbamos a tener que buscar en la Lonely Planet más guesthouse para dormir, ni íbamos a tener que decidir que visitar porque no nos diese tiempo a todo, ni íbamos a probar otro restaurante con comida laosiana. Ya no.

Ahora nuestro objetivo era otro: llegar a Bangkok a tiempo. Nuestra situación: el vuelo a Doha salía el día siguiente (29 de septiembre) desde Bangkok y nos encontrábamos en Pakse. Teníamos los billetes de autobús para estar en Ubon Ratchatani (Tailandia) hacia las 11 de la mañana y de allí teníamos que buscar algo que nos llevase a Bangkok, un trayecto de unos 500 kilómetros descartando por supuesto el avión ya que no había vuelos.

Así que de buena mañana salimos de la guesthouse, nos preparamos unos bocatas para el camino y cogimos un tuk-tuk hacia la estación de autobuses, donde para variar, esperamos un rato antes de salir, no hay que perder las tradiciones. Otro bus sin nada que envidiar a los que estuvimos viendo: cortinas de colores y con dibujitos por todas partes, más decorado que el árbol de navidad. Eran un par de horas de viaje, una hasta llegar a la frontera y otra hasta Ubon Ratchatani. La primera la pasé mirando por la ventana y despidiéndome del paisaje; claro que me hubiese podido concentrar mejor si en el asiento de detrás no hubiese estado un señor muy pesado y muy borracho haciéndole la cabeza como un bombo a un joven alemán que viajaba solo y maldecía haberse sentado en ese preciso asiento.

A la mitad del viaje tuvimos que bajar porque habíamos llegado a la frontera y teníamos que hacernos el visado para entrar a Tailandia. Con la tontería perdimos más de media hora, pero una vez todos de nuevo en el autobús reemprendimos el viaje. En la Lonely Planet de Laos aparece un poco de Tailandia por ser el país vecino, pero tan poco que no decía nada de cómo llegar a Bangkok así que no nos servía. Pero tuvimos la suerte de que el alemán (no me acuerdo del nombre y si fuese así seguro que no sabría escribirlo) si tenía una de Tailandia, pero en alemán, claro. Aunque la verdad que no fue un impedimento total porque no se cómo pero pudimos descifrar que en Ubon Ratchathani había estación de tren y de autobuses.

Nada más llegar a la estación de autobuses preguntamos horarios, pero como eran apenas las 12 de la mañana y teníamos tiempo, decidimos ir a la de tren e informarnos y nos convenció. Ir en tren tenía la ventaja de que era un trayecto nocturno con camas. Así que podíamos dormir. Lo malo era que no salía hasta las 18:30, era mediodía y no teníamos ni un mísero mapa con el que podernos entretener durante esas 6 horas.

La larga espera en la estación de trenes
La larga espera en la estación de trenes

Así que nos tocó esperar. Nuestra salvación fue que delante mismo de la estación había algunos puestos de comida donde poder pasar el rato haciéndonos alguna cerveza y resguardándonos del sol.

Cerveza nueva...
Cerveza nueva…

El primer par de horas nos pasó rápido haciéndonos una con unas papas. Así que para hacer más tiempo aun comimos en el mismo sitio. Y para hacer más tiempo aun comimos postre. Y para hacer más tiempo aun nos hicimos otra cerveza. Nos dio tiempo de todo, hablar, ver a la gente arriba y abajo, escribir el diario, hablar por teléfono, comer pipas, gofres… al final terminé hablando con los gallos que había por allí sueltos. En fin, una lata.

Toni en los puestos de comida
Toni en los puestos de comida

El caso es que a las 18h el tren ya estaba en el andén y subimos enseguida, aunque luego estuvimos un rato esperando a que empezara el viaje. Nada más salir un empleado se puso manos a la obra y fue montando todas las camas del tren. El rato que estuvimos esperando a que llegase a la nuestra estuvimos haciendo unas cuantas fotos, pero fue montarnos la cama y en un suspiro nos quedamos sopa.

Tren nocturno hacia Bangkok
Tren nocturno hacia Bangkok

Me desperté casi una hora antes de llegar a la capital de Tailandia; iba mirando por la ventana intentando ver algo, pero aun estaba demasiado oscuro y no veía más que algún cartel u otro que quedaban cerca de la ventana. Desde el primer cartel que vi de Bangkok hasta que llegamos a la estación pasó algo más de media hora. Aunque por dentro de la ciudad ya no iba tan rápido pude ver lo extensa que es la periferia.

6 en punto clavadas y llegamos. Allí fue muy fácil, aunque fuese pronto, los taxistas estaban a la caza y captura, así que un par de regateos y subimos al taxi. Recuerdo antes de subirnos ver en la estación una barbaridad de gente durmiendo por los suelos. Me impactó ver a la muchedumbre echada por cualquier sitio. Estuvimos más que puntuales en Suvarnabhum, la verdad es que nos sobró tiempo, y eso que el vuelo salía un poco antes de lo previsto. Desayunamos con tranquilidad y nos dimos un paseo por las tiendas.

Aeropuerto de Suvarnabhum
Aeropuerto de Suvarnabhum

Y aquí es donde terminó nuestra estancia por el sudeste asiático. Lo que viene después es lo mismo que en la ida pero con caras largas. Bangkok-Doha y Doha-Madrid. Muchas horas de viaje sumando el tiempo que estuvimos en Doha para hacer el transbordo, pero ahora con batería en la cámara para poder grabar. El caso es que con la deferencia horaria y contando que llegamos a Madrid hacia las 21h supongo que estuvimos más de 15 horas volviendo.

Lo peor de la vuelta fue coger el coche después de todo el tostón y venir a Valencia. 4 horas más y rendidos, se me hizo eterno. Paramos más de 5 veces a despejarnos, ya que aunque condujo todo el trayecto Toni, no quería dormirme. Al final llegamos a casa, como no, y para rematar el viaje nos dimos cuenta de que no habíamos cogido las llaves y aun tuvimos que ir a recoger una copia que tienen sus padres. ¿Jet lag? Yo ya no podía más. Cerré los ojos y pensé: el año que viene MÁS.

Carme.

275 270 Toni
9 comentarios
  • No veas q monton de penurias y necesidades habeis pasado en ese viaje infernal jejeje

  • hola me gustaria que me informaras sobre el visado para entrar a laos, como lo hicisteis? y cuanto os costo?, muchas gracias por este blog, me esta siendo muy util, para hacerme una idea de lo que voy a encontrarme allí.

    Rocío

  • Hola chicos, estoy preparando un viaje al sudeste asiático y he llegado a vuestro blog desde la web de losviajeros. Gran trabajo el que estáis haciendo, del que estoy sacando información que me va a ser útil.

    Muchas gracias por toda la información aportada en este blog, un saludo desde Madrid.

  • En este blog no tuvimos tan en cuenta todos los precios de todos los sitios donde fuimos, no así en el de Camboya que si que estamos comentando muchos de ellos, pero de todos modos si tienes alguna duda en algo en concreto envíanos un mail y te contestaremos gustosamente.

  • me gustan tus aventuras, pero estaría mejor que comentaras el precio de todo, los transportes y comidas en thailand or bangkok y otros países, por que no tenemos ni la idea de los precios, en dolares or euros.

  • Ya te digo! Parece el otro día cuando empezamos el blog…. Pero tranqui que ya tenemos preparado el próximo, y ya te adelanto que… promete!

  • ooooh!! Que se nos acaban las aventuras!!

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