La crónica cósmica. La mente permanentemente demente

La típica expresión “yo alucino” nunca fue tan acertada como el otro día, cuando apareció por casa el bueno de Tigre, el perro que supuestamente había terminado en el estómago del leopardo. No me lo podía creer, y por unos instantes creí realmente que alucinaba. Ello comportó unas nuevas investigaciones que alteraron el guión inicial dejándolo así: La abuela oyó el rugido del leopardo y el llanto del perro, pero éste logró huir, descendió hasta el valle, y se refugió en una casa en la que el “chokidar”, el guarda, cuidó de él. También me aseguraron que Tigre había recibido algunas heridas, pero al lavarlo pude comprobar que no tenía ninguna. De todas maneras el pobre chucho se ha quedado en los huesos y parece haberse hecho adulto de golpe. Aclararé que un indio jamás llevaría a cabo esta tarea debido al repelús que sienten ante el contacto con los animales a excepción de la vacas. Si enjaboné a Tigre fue para librarle, y librarme, de la fetidez que ya he olido otras veces: es como si, debido al terror, hubiesen sudado mierda.

Entre los diferentes aspectos que pueden tener los monzones, el peor se da cuando, tras haber empezado a llover animando a los campesinos a plantar los cereales, el manto de gruesas nubes detiene su avance, e incluso se retira, dejando a los tiernos brotes desnudos bajo el sol achicharrante. Desde un principio ya quedó claro que la temporada no empezaba correctamente, o sea con la llegada de una maremoto de nubes, que galoparían las unas encima de las otras como las olas del Golfo de Bengala, y te convencerían de que se lo iban a llevar todo por delante mientras humillaban a los árboles obligándoles a bajar la cabeza. No hubo nada de todo esto en la parte noroccidental del país, y para comprender cuánto les puede afectar tal hecho solamente se ha de dar una mirada a la Bolsa, que estos días sube o baja dependiendo del parte meteorológico. En el caso de esta jungla se diría que ha llegado la primavera con retraso, y tras caer algún que otro chaparrón diario aparece de nuevo el sol dejándonos con una temperatura y una humedad que, con su perfume a flores y hierba tierna, te recuerdan a las de lugares tropicales como Tailandia o Laos.

Talibania

  • Una mujer demostró su amor de madre asesinando a su hijo, maestro de escuela, porque pretendía casarse con una chica que no era de su agrado.
  • Dos hermanos estrangularon a su cuñado debido a que era de casta baja.
  • Una mujer montó una parada en un mercadillo e intentó vender a sus cuatro hijas.
  • Gracias a la existencia del “Childline” y el “Womenline”, muchas veces los vecinos avisan a la policía acerca de alguien que está esclavizado o es martirizado. Recientemente, cuando sucedió algo así y una adolescente fue liberada, el policía que se encargó de la “misión” solamente se la devolvió a sus familiares después de haberla estado violando durante cinco días.
  • El “panchayat” (ayuntamiento) de un pueblo indio tomó unas importantes decisiones que se hicieron constar en acta, y espero que alguien se encargue de guardarla porque la considero histórica. Para empezar prohibieron las que denominan como bodas de amor, pero todavía hay más, ya que también prohibieron que las mujeres menores de cuarenta años fuesen solas al mercado o usasen un móvil, que saliesen al atardecer sin compañía o se mostrasen en público sin cubrirse la cabeza.
  • ¿Más prehistoria? Tras descubrir las relaciones de una joven pareja, por un lado el “panchayard” les obligó a casarse y por otra el vecindario exigió la disolución de tal unión. Al montarse un lío de mucho cuidado y hacer acto de presencia la pasma, los aldeanos les apalearon y quemaron las motos.
  • Por culpa de los ortodoxos (¿por qué no les llamamos simplemente idiotas-obtusos-primitivos?), en Cachemira, y durante los últimos veinte años, han desaparecido los cines, las discotecas o los conciertos. Supongo que no hace falta comentar cuál será la opinión del fanático de turno acerca de una chica que vista mínimamente sexy. Por si alguien cree que me he pasado con los apelativos que les he dado antes, añadiré que tampoco está permitido el que es sin duda alguna el pasatiempo nacional: las cometas; efectivamente, señoras y señores, si uno juega con una cometa irá directamente al infierno para arder hasta el día del juicio final. Umm.
  • En la ciudad de Ghaziabad han desaparecidos noventa niños durante los últimos seis meses.

En las universidades más emblemáticas de Inglaterra y Norteamérica se ha comprobado repetidamente que los estudiantes asiáticos, y sobretodo los indostanos, son “los primeros de clase” y se hallan muy destacados de los occidentales. Al dejar el tema del racismo para los idiotas, creo que esto tiene que ver más que nada con el valor que los asiáticos dan a los estudios. Hasta aquí la parte positiva, la negativa está en el número de los suicidios: En Delhi, y durante el año 2011, se suicidaron 200 estudiantes de diferentes edades. En todo el país, y durante el año 2006, fueron 5.757, y 7.696 en 2011. En la India se suicidan diariamente 21 estudiantes.

Siguiendo el ejemplo del Mahatma Gandhi, aunque con menos éxito, es muy frecuente que los indios muestren sus protestas haciendo huelga de hambre. Quienes se han montado ahora este número han sido los pilotos de Air India (que ya llevan un mes largo de paro por una tontería de nada). Pero no hemos terminado, pues incluso un ministro de uno de tantos estados (¿tendrán tantos funcionarios como los ibéricos?) se ha declarado en huelga de hambre por un desacuerdo con el gobierno central. ¡Ja!

El Roto, siempre genial, decía, “si llueve, no puedo reparar el tejado; y cuando ha dejado de llover, ya no hace falta”; de forma parecida los amigos indios a los que he preguntado porqué no guardaban el agua de la lluvia, en cada ocasión me han respondido: “Unas veces llueve demasiado, y otras hay tanta sequía que tampoco serviría para nada”. Umm.

La mente permanentemente demente. Ha sido repetidamente demostrado que el consumo de cannabáceos altera el correcto funcionamiento de la mente. De haber alguna duda, ahí está el amigo occitano, fumeta que no logra olvidar el menor detalle de cuanto ha experimentado durante sus cincuenta años de vida, o el señor Lobo, que parece llevar una enciclopedia entre ceja y ceja. En mi caso, la costumbre de fumarme un porrito para desayunar comporta que escriba de siete a once de la mañana (actualmente la vida de Jesús desde el punto de vista fantasioso de un servidor), que me dedique a corregir de una a cuatro de la tarde (ahora una novela larguísima acerca de mis viajes que os menciono con la interesada esperanza de hallar un editor), y que, acomodándome al servido eléctrico, lea una novela en papel (“Sea of Poppies” del finísimo Amtiv Gosh), y otra en el ordenador (“Noticia de un Secuestro” de García Márquez). Sí, sí, de acuerdo que éstas son las excepciones que confirman la regla, pero deseo añadir a ello que, según creo, la reacción de la memoria cannabácea está relacionada directamente con la disciplina externa que las neuronas se niegan a aceptar, y es así debido a que gustan de escoger por sí mismas lo que van a recordar como le ha estado sucediendo a mi mente desde el día de su nacimiento, de ahí que al Gran Hermano no le gusten mucho los fumadores de maría.

Se celebró el “Van Mahotsav” (que a pesar de llevar tal nombre, no tiene nada que ver con los Países Bajos) en el que todo el mundo se dedica a plantar árboles (que adquieren en el vivero gubernamental). La familia Rana, el señor Lobo, el señor Jabalí y el señor Chacal los plantaron a cientos. ¿Existe alguna festividad parecida en la desertizada península Ibérica?

El padre del señor Chacal era diplomático, y él creció entre sitios tan distintos como su Shillong natal, en la Ucrania soviética, y en Laos durante la guerra civil que estalló tras lograr echar a los franceses con la ayuda de la C. I. A. Según su opinión, los ciudadanos de la Unión Soviética eran muy felices porque tenían cuánto necesitaban, y se niega a escucharme si le digo: “Dame libertad y quédate todo lo demás”.

El señor Chacal y mi amante esposa tienen en común que ambos abandonaron su cuerpo tras sufrir un accidente, y estuvieron observándolo tranquilamente desde las ramas de un árbol hasta que, al hacer acto de presencia un médico, con él llegó la oscuridad del coma.

Unos misioneros visitaron una tribu de Papua entre cuyas costumbres ancestrales estaba la de entablar amistad con un desconocido para decapitarle y colgar su cabeza en el salón, y al escuchar la vida y milagros de Jesús, para ellos el héroe de la historia fue Judas.

En algunas ocasiones os he “hablado” de los cuatro “yug” o épocas del hinduismo explicando que ahora nos hallamos en la de la decadencia absoluta, el “Kali Yug”. A ésta, tras unos cuantos milenios de nada, la seguirá el “Satia Yug”, la época de la perfección en la que, y de ahí que lo comente, la humanidad vivirá junto a las costas del mar (¿Benidorm?). Curioso, ¿no?

Los taxistas llevan siempre algún adhesivo o símbolo que deje clara su tendencia religiosa, y será raro el caso en que, como si fuese al templo, un hindú vaya en el de un musulmán, o al contrario. Así, cuando el otro día tomé un “auto-ricchó”, o sea un triciclo-taxi, con un amigo cristiano, no me sorprendió ver una imagen de Jesús en el parabrisas.

Mira lo que pienso

  • Deseo morir con la misma indiferencia que siento ante la vida.
  • Quienes no encuentran respuestas o están asustados de éstas, buscan preguntas que no las tengan.
  • La fe se inventó para quienes andan cortos de imaginación.
  • De tener opción, ¿te atreverías a vivir en el Paraíso?

Y esto es todo por hoy, mis queridos papanatas. Bom Bom.

La crónica cósmica, de Nando Baba
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700 426 Nando Baba

Nando Baba

Escritor y viajero. No te pierdas las crónicas cósmicas de Nando Baba.

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