La crónica cósmica. Una de esas «jam session»

Entre los numerosos miembros de mi clan familiar hizo recientemente acto de presencia un bebé marroquí que sorprendió a unos y otros al ser capaz de seguir el ritmo musical e incluso bailar (sentado) mucho antes de saber andar. Es un caso parecido al del pequeño Kale, sobrino de Narmada, que es un danzarín nato y está aprendiendo a bailar al mismo tiempo que a andar, o sea que lleva el ritmo en las venas (éste también hubiese podido provenir de mi familia, pues el otro día montaba encantado sobre una mamá búfalo de dimensiones descomunales).

Os aclararé que la recopilación de aberraciones (de los hombres que no amaban a las mujeres) de una de las últimas crónicas, la copié de un reportaje escrito por una joven nepalesa que apareció en el “Kathmandu Post”.

Llegó el amigo occitano (un metro noventa y cinco de altura, desgarbado, motorista, y viajero compulsivo desde la pubertad), y lo hizo vía Lyon, Munich, Delhi, Gorakhpur (tren) y Sonauli (autobús) cuando acababa de regresar de otro viaje laboral (montando máquinas inmensas para la industria alimentaria). Los anteriores le llevaron al sur de la India, a Malasia y Vietnam, y el último a San Francisco (el de California y no el de Formentera), donde, gracias a la “sana” dietética local, engordó siete kilos (en 15 días y cobrando más de 3.000 euros). Me contó que le sorprendieron algunas de las leyes represivas locales, léase prostitución ilegal, prohibición de fumar incluso en la calle, y, peor todavía, ninguna marca de ron cubano en el mercado. El occitano apareció el sábado por la noche, y me sacó de la cama tentándome con una botella de ron añejo “Habana Club” a la que estuvimos flagelando hasta la madrugada.

El día siguiente, cuando se celebraba la festividad del dios Shiva, Shivaratri, en la que incluso las mujeres fumaban maría, entró en escena el siguiente visitante. Éste era el señor Chacal, e iba montado en su resplandeciente y clásica motocicleta “Enfield”; el viaje le había llevado de Delhi a las Colinas Kumaon (donde el año pasado conoció al amigo occitano), y desde allí cruzó la frontera occidental del Nepal para recorrer de nuevo la tranquila y hermosa carretera que le llevó a través de las llanuras y los parques nacionales del Terai. Al advertir que cargaba con un equipaje bastante espectacular, que incluía su pequeña guitarra eléctrica de diseño y creación propia, un amplificador y otros instrumentos musicales, y preguntarle a qué se debía, nos explicó que se dirigía de nuevo a su Assam natal, y planeaba pasar allí los próximos meses edificando (solamente con bambú) un áshram dedicado a las artes. Os recordaré que el señor Chacal ha publicado varios libros, docenas de reportajes y muchas fotografías, y que lo suyo es el arte de la improvisación.

Él organiza anualmente unos encuentros artísticos internacionales en las Colinas Kumaon en los que solamente se pueden representar obras inéditas, y nos mostró una de esas “jam session” en la que participaban tres artistas: Una bailarina suiza que seguía el ritmo (no me atrevería a denominarlo como música) que improvisaba el mismo señor Chacal con un piano eléctrico, mientras que al fondo y sobre una pantalla aparecían las imágenes que tomaba de ellos un cineasta portugués. De separarlas, cada una de las tres creaciones artísticas me hubiesen parecido… poca cosa; sin embargo, el cóctel resultante me gustó; es un gusto que un tipo robótico como yo juntaría con las cuestiones filosóficas, pues siempre he apreciado la improvisación ya sea de un chiste, de una canción o de la vida misma, y me niego a aplaudir a quien da en la diana después de ensayarlo doscientas mil veces.

Telegráficamente hablando

  • Una tercera parte del agua embotellada que se vende en el Nepal “no es lo que debería ser”.
  • Le pregunté al vecino bígamo si sus esposas también tenían otros maridos, pero no me contestó.
  • Los hombres nepaleses no se avergüenzan de mostrar su sensibilidad, o sea su faceta dulce y femenina, mimando, acunando y babeando con los bebés, pero tampoco se avergüenzan de mostrar su bestialidad cuando se trata de los animales.
  • Sigo cruzándome casi a diario con el bebé de rinoceronte, al que pronto tendré que llamar jovenzuelo debido a la rapidez con que está creciendo.
  • La que denominan como la “Autopista Araniko” es en realidad la mayor ruta de contrabando entre la India y el Nepal (y no sé si también China).
  • La armadura frontal que llevan todas las motocicletas de Sauraha les permite transportar, por ejemplo, una veintena de gallinas vivas que cuelgan miserablemente de cabeza abajo. Shankar carga en la suya los dos grandes cubos con los que recoge las sobras de varios restaurantes (que tanto aprecian sus cerdos, cabras, gallinas y patos), y para llevar la leche de los búfalos a la cooperativa que la comercializa.
  • El cambio climático ha permitido que los cuervos ampliasen su territorio hasta alcanzar los cuatro mil metros de altitud (antes no pasaban de los dos mil).
  • Después de haber estado ahorrando todo el año negándome diversos caprichos, ahora he relajado tal disciplina y gasto mensualmente más rupias (doscientos euros).
  • En mi pueblo la palabra sofrito se acompaña casi invariablemente de la cebolla, mientras que aquí lo hacen las guindillas.
  • Espectáculo diario: El de las hormigas que salen por piernas de las ramas cuyo otro extremo arde en la hoguera.
  • Quienes hayáis edificado alguna casa sabréis de los muchos problemas y “comeduras” de coco que ocasiona, y, así, podréis suponer la locura que ha de representarle (o debería…) al señor Tolstoi estar haciéndolo sin poder comunicarse debidamente con la familia política y los albañiles, porque singue usando su versión privada del inglés salteada de palabras rusas y alemanas.
  • Por cierto, según el señor Tolstoi la palabra “bistro” proviene de la rusa “buistro”, que significa rápido, y la usaban cuando deseaban comer deprisa (invasión cultural durante la invasión militar tras la caída de Napoleón).
  • Otra distracción al pasear por el bosque: Descubrir y tratar de identificar las huellas que dejan los animales durante la noche.
  • De forma parecida a cómo sucedió con los rinocerontes peligrosos (de los que os “hablaba” en otra crónica) que murieron abatidos por los furtivos, creo que con la persecución y eliminación sistemáticamente de los leopardos y los tigres asesinos se ha auspiciado una selección “natural” parecida a la del ganado o los animales de compañía. Sin embargo este caso no se ha dado con lo elefantes.
  • Hubo otra huelga general que, como sucede casi siempre, poco afectó a la vida de Sauraha.
  • Era medianoche, y los espectaculares cuernos del venado resplandecían bajo la luz de la Luna mientras me observaba completamente inmóvil.
  • El amigo occitano no se amedrentó (en realidad, debido a su carácter y desconocimiento iba más tranquilo que yo) cuando le propuse saltar una verja (o más exactamente otra muestra del asqueroso alambre de espino que la humanidad debería prohibir) en la que habían pintado una calavera (no llora) advirtiendo del peligro. Estábamos entrando ilegalmente en una parte del parque, y era doblemente arriesgado debido al ejército y a los animales; el premio fue una cuarentena de ciervos que pastaban tranquilamente acompañados por una tribu de macacos y un jabalí solitario.
  • Debido a mis paseos nocturnos, los “sauraheños” creen que soy muy valiente; ellos no saben que, bajo la oscuridad y animado por Baco (de otra manera me acuesto casi con las gallinas), me transformo en un ser distinto que muerde a los perros y corre tras los gatos.
  • La compañía cinematográfica “China Film Co. Ltd.” estuvo rodando unas escenas en Sauraha, y la llenaron de microbuses, camiones, grúas y focos.
  • Durante un bochornoso atardecer encontré a uno de los elefantes “pensionistas” que permanecía en remojo en la parte más profunda del río y solamente asomaban sus ojos y la trompa. Más tarde, tras continuar con mi paseo y regresar por otro lado, pude gozar del siguiente capítulo de la higiene elefantina observando como se recubría metódicamente con la tierra polvorienta de un sendero. Luego pasó un buen rato rascándose en diferentes árboles, y pude imaginar la pasta sanguinolenta en que se convertiría cualquiera que se hallase entre aquellos titanes.

Mira lo que pienso

  • No hay nada más sorprendente que los viajes mentales provocados por el olfato, los cuáles pueden mandarme de vuelta en un santiamén a un verano infantil en la Costa Brava, al internado o a la primera noche indostana.
  • Se ha comprobado que al pasear por la naturaleza multiplicamos nuestra vitalidad, entusiasmo, autoestima y placer, mientras disminuye la tensión, la depresión y la fatiga. Lo descubrieron al comparar las reacciones de quienes hacían ejercicio en un sitio cerrado y los que lo hacían al aire libre.
  • Deseo recomendar a los amantes de la lectura un libro muy especial que todavía estoy leyendo; es la historia real de una niña irlandesa que cuenta con un vocabulario y unas emociones infantiles, y resulta agridulce porque es al mismo tiempo encantador y horroroso. El título inglés es “Ma, he sold me for a few cigarettes” (“Mamá, él me vendió por unos pocos (cuantos) cigarrillos”), y la escritora se llama Martha Long.

Y esto es todo por hoy, mis queridos papanatas. Bom Bom.

La crónica cósmica, de Nando Baba
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Nando Baba

Escritor y viajero. No te pierdas las crónicas cósmicas de Nando Baba.

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