Otro año más por desgracia (como ya hicimos en el 2012 y 2013) tenemos que volver a escribir sobre este tema. Las becerradas de algemesí (si, sigue sin ganarse la mayúscula), cada vez más famosas en España y más impopulares, convierten a “nuestro pueblo” en el centro de atención de muchas miradas durante la semana taurina. Quizás os preguntaréis que porqué conmochila, siendo un blog de viajes, “pierde su tiempo” escribiendo sobre el tema, pero si hemos salido a defender a los elefantes, los tigres o los gibones en Tailandia, explicando cuan crueles son las turistadas que los utilizan, ¿por qué no lo vamos a hacer con el maltrato a los toros en nuestro propio pueblo? Hay veces que vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro.
Para los que no lo sabéis, que imagino que a estas alturas ya debe quedar poca gente, las becerradas consisten en lidiar a becerros por parte de la gente de las peñas taurinas. La polémica surge (además de por la mayor crueldad de lidiar a un animal de tan corta edad) por la inexperiencia de los “valientes” que salen a torear y las lamentables condiciones que se han visto en ocasiones que hacen que el animal sufra una eterna agonía hasta ser ajusticiado. Banderillas que se lanzan desde la distancia y quedan colgadas de cualquier parte de la piel, estocadas varias y espadas que salen volando. Y todo esto entre las risas del público que lo presencia y sus hijos, que se empapan de esa insensibilidad enfermiza. En un mundo en el que las redes sociales son omnipresentes y donde la sensibilidad hacia los animales es cada vez mayor ya no pueden escudarse en “es nuestra fiesta y nosotros decidimos”. No señores, no tenéis derecho a hacer lo que os dé la gana y encima exigir que el resto nos quedemos callados.
Pero por suerte ESTAMOS DE ENHORABUENA, y no porque se hayan erradicado (que sería lo ideal) sino porque cada vez hay mucha más gente de algemesí que detesta las becerradas, mucha gente que se moviliza para intentar que desaparezcan y mucha gente a la que ya no le da miedo el “qué dirán” (propio de pueblo) y se declara abiertamente en contra de este absurdo elevado a la enésima potencia. Mucha gente que ya no ve algo gracioso que se torture a un pequeño animal indefenso y evita llevar a sus hijos pequeños a que “se nutran” de semejante muestra de violencia gratuita; con buen criterio prefiere inculcar a sus hijos otro tipo de valores. En definitiva, gente que a pesar de haber “mamado” la (fiesta) de los toros desde pequeños (igual que los vecinos de tordesillas con su “famoso”, ridículo y arcaico toro de la vega) se han dado cuenta que este tipo de actos, por llamarlos de alguna manera, ya no tienen cabida en la época en la que vivimos. Además, les molesta enormemente que el nombre de su pueblo tenga que estar unida a esta mancha negra que se llama BECERRADAS ya que algemesí ofrece muchísimo más que el triste espectáculo donde disfrutan unos cuantos cavernarios.
Desde aquí, 2 algemesinenses le dan las gracias a toda la gente de nuestro pueblo que dice BASTA y que abogan por la cordura. Solo recalcar que tenemos como aliado el tiempo, pues él solito está haciendo que los argumentos a favor de esta idiotez humana vayan cayendo por sí mismos.
(*) ”i si no vos pareix be, media vuelta i carretera”
Para aquellos que no lo sepan, a la desgracia de tener en algemesí las becerradas hay que sumarle las palabras de un alcalde que hizo popular una frase muy poco a la altura de las circunstancias. Sobran las palabras, que cada uno saque sus conclusiones:
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- https://www.extremaduraprogresista.com/libre/40-libre-opinion/19714-fiestas-en-tordesillas-y-algemesi-hermanadas-por-la-crueldadbecerradas-ensanamiento-con-crias
- https://www.elmundo.es/elmundo/2013/09/22/valencia/1379842130.html
- https://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/09/23/valencia/1379963506_260587.html
- https://blog.pacma.es/2012/las-becerradas-de-algemesi/
- https://www.publico.es/espana/253235/la-becerrada-de-algemesi-es-cruel-salvaje-y-aterradora
Las Becerradas de Algemesí son propias de una especie vieja y mortífera: la de los descerebrados. Ya lo dijo Platón hace siglos. Estupidez y maldad son la misma cosa (J. A.).