De camino a la ONG Fami Bongolava hicimos un par de paradas para que el trayecto fuese más ameno y no hacerlo del tirón. La primera de ellas fue en la cascada Lily, una caída de 20 metros con un pueblecito al lado que vive de las visitas que se hacen a este lugar. Fue llegar y venir con nosotros una manada de niños dispuestos a hacernos de guías. Al final les tuvimos que comprar las figuritas de piedra volcánica que tenían con forma de lemures y tortugas…
La siguiente parada fue en el lago Itasy, el más grande de Madagascar, donde hay una pequeña elevación de tierra en el centro con una imagen de una virgen. Da la casualidad de que este lugar es el centro geográfico de Madagascar y, curiosidades a un lado, se trata de un lugar con unas vistas excepcionales.