Llegamos al hotel Sweekar después de leer referencias en una guía, pues no teníamos nada claro donde nos íbamos a hospedar en Ooty. El hotel se encuentra en una ladera un poco apartado de la ciudad, a un paseo de menos de 10 minutos a pie, pero lo suple con su situación entre medio de campos y vegetación que le otorgan una estampa muy acogedora. Las vistas de la ciudad desde allí son inmejorables.
El hotel es parecido a un caserón, con una amplia recepción que hace las veces de comedor y con patio interior que da acceso a las habitaciones. Aunque en Ooty hace frío y las habitaciones no son muy cálidas que digamos, las mantas te dan el calor que tu cuerpo necesita por las noches.
Por otro lado el dueño es un señor muy amable que en todo caso nos ayudó en toda la información que le solicitamos.