Construida en 1601 entre un río y un bosque de pinos, a orillas del famoso río Perfume y a solo 3 km de la Ciudadela de Hué, la Thien Mu Pagoda (Pagoda de la Señora Celestial) es uno de los edificios religiosos más antiguos y emblemáticos de Vietnam.
Más que un templo, este espacio es un símbolo espiritual y cultural de Hué que ha sobrevivido siglos y guerras, y sigue siendo un punto de encuentro para locales y viajeros que buscan un poco de paz y reflexión.
Decidimos venir una mañana soleada y tranquila a visitar la Thien Mu Pagoda, la primera de muchas visitas que haríamos en Hué. Tras un buen desayuno local, nos subimos a la moto y nos plantamos allí para recorrer el templo con calma y sin prisas.
No esperes un lugar abarrotado, aquí la atmósfera es de recogimiento y paz, ideal para tomarte un respiro del bullicio de la ciudad.
Nada más entrar, la gran torre te atrapa la atención, pero basta con caminar un poco para descubrir el resto del complejo, que combina naturaleza, arquitectura y espiritualidad de forma armoniosa.
Nota: Si en vez de ir por tu cuenta, prefieres hacer una excursión organizada con guía en español, para no perderte nada de Hué y alrededores, te recomendamos esta opción: Tour por Hué al completo.
La torre de entrada es octogonal, se eleva 21 metros y tiene siete pisos, cada uno dedicado a un Buda diferente. Esta estructura, que combina influencias arquitectónicas chinas y vietnamitas, está llena de detalles artísticos y religiosos que puedes ir descubriendo según subes cada nivel. No es raro encontrar allí a monjes realizando ofrendas o visitantes contemplando las vistas.
Al pasar la torre, llegarás a la entrada de los jardines, custodiada por doce figuras llamativas llamadas los guardianes del templo. Son grandes guerreros coloridos que llaman la atención y añaden un toque especial al lugar.
Estas figuras, con sus expresiones y posturas amenazantes, simbolizan la protección contra los malos espíritus y reflejan la rica tradición artística de la cultura vietnamita.
Al cruzar esta entrada, verás el templo rodeado de un amplio jardín lleno de flores y plantas típicas de la zona, que cambian según la estación y ofrecen un espectáculo de colores y aromas.
No es raro encontrarte con monjes realizando sus actividades diarias —desde meditaciones hasta tareas de mantenimiento— mientras los turistas hacen fotos o recorren el recinto. El interior de la pagoda puede visitarse sin problema, incluso cuando los monjes estén rezando, siempre con respeto y silencio.
En la parte norte del complejo, hay una estupa erigida en honor a Hòa Thượng Thích Don Hau, el principal monje que dirigió la reconstrucción de la pagoda en el siglo XX. Este monje es recordado por su dedicación y sabiduría, y la estupa es un lugar de respeto y reflexión para la comunidad local.
Visitar esta zona te conecta con la historia reciente del templo y su importancia en la revitalización del budismo en Vietnam después de tiempos difíciles.
Una de las curiosidades más impactantes de la Thien Mu Pagoda es que aquí descansa el coche que llevó al monje Thich Quang Duc cuando se quemó a lo bonzo en 1963 en Saigón, en una protesta pacífica contra la persecución religiosa.
La famosa foto de aquel momento, tomada por Malcolm Browne, ganó un premio Pulitzer y se convirtió en un icono global de resistencia y fe.
Además, esta imagen fue portada de un disco de la banda Rage Against The Machine, grupo conocido por su compromiso social y político, que te recomendamos escuchar si aún no los conoces.
El coche, conservado como una reliquia, es un recordatorio tangible de la valentía y el sacrificio por la libertad espiritual, y provoca una profunda reflexión entre quienes visitan la pagoda.
Para terminar la visita, puedes volver a la entrada y contemplar las vistas al río Perfume desde los jardines. El paisaje, con su agua tranquila y la vegetación ribereña, crea un ambiente perfecto para relajarte y conectar con la naturaleza.
Si te apetece, hay barcas tradicionales que ofrecen paseos tranquilos por el río, una forma diferente y muy agradable de disfrutar de la belleza de Hué desde otra perspectiva.
Estos paseos en barca suelen ser muy tranquilos y, en función de la hora y la temporada, puedes encontrarte con músicos locales tocando instrumentos tradicionales o simplemente con el sonido del agua y el viento. Es un buen plan para terminar tu visita con calma.