Click click, el castell de Guadalest, click click, el museo de miniatura, click click, el casco antiguo, click click… Así sonaba esa pequeña televisión de plástico con un agujerito por el que si asomabas el ojo y enfocabas bien, descubrías un visor desde el que veías fotos de Guadalest pasar por delante de tu retina.
Ese souvenir, que estuvo dando vueltas y llenándose de polvo en mi casa durante muchos años y que formó parte de la decoración un tiempo largo, hizo que nunca olvidara aquella excursión con mi familia, aunque en verdad no tuviese ni idea de donde estaba ese pueblecito encaramado en la montaña, ni siquiera de que se tratara de uno de los más bonitos de España, al menos eso dicen ahora.
Más de una década después (mejor dicho, casi dos…) he terminado viviendo no muy lejos de él y, aprovechando la corta distancia, lo he vuelto a visitar. ¿Te apetece dar un paseo por Guadalest?
Se trata de un pueblo muy muy pequeño y con escasos habitantes, alrededor de 217. Sin embargo, su castillo encaramado en lo alto de un peñasco de 595 m., su localización en el valle de Guadalest, el privilegiado entorno y su auténtica belleza le han dado su merecida fama.
Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974 y hoy en día forma parte de la Asociación Los pueblos más bonitos de España.
Fortaleza del siglo XI, el castillo de San José o castell de Guadalest fue levantado por los musulmanes, aunque posteriormente, y desde la conquista por los cristianos a mediados del siglo XIII, ha ido pasando de mano en mano perteneciendo a infantes, duques y marqueses. Hoy en día quedan sus ruinas, tan solo una torre, pero igualmente vale la pena subir a verla, por sus vistas.
Para llegar al castell de Guadalest, después de atravesar el pueblo tienes que cruzar un túnel de acceso que te lleva directamente a la casa Orduña. Una vez fuera de ésta, tienes acceso al castillo.
Fue levantada tras el terremoto que arrasó la comarca en 1644 por los Orduña, una familia de estirpe vasca. Para acceder al castillo es preciso recorrer sus salas en distintos niveles entre las que se encuentran la cocina, despensa o comedor, o salones más peculiares como la sala de los arcos, la sala de la virgen o la sala de los mapas, en la que se pueden apreciar mapas impresos en París en 1706.
En la biblioteca, a la que solamente se puede acceder de uno en uno, se conservan un total de 1265 volúmenes.
Lo mejor de la casa puede que sean las vistas que tiene del embalse de Guadalest y las sierra de Xortà y la Serella. Y el resto son muebles, piezas de decoración, dormitorios y retratos antiguos demasiado inquietantes…
La calle La Virgen y la calle El Sol son las vías de acceso o vuelta al/del castillo. Entre ellas encontrarás callejuelas de casas blancas y de piedra, vistas al castillo entre las esquinas y un sinfín tiendas de souvenirs. Un paseo de lo más fotogénico y entretenido, que durará lo que quieras alargar las visitas a los pequeños comercios o a sus curiosos museos.
Si tenemos en cuenta el tamaño del pueblo y de la población, nos sorprenderá la cantidad de museos que tiene Guadalest. No termines tu visita sin entrar en alguno de ellos, aunque la temática sea de lo más variopinta y bizarra…
Aunque hay una ruta que te permite acceder hasta el embalse, son varios los puntos desde los que se puede disfrutar de las vistas del pantano como el patio de la casa Orduña, la plaza de San Gregorio o la muralla del castillo de San José.
Una vez en Guadalest puedes hacer la visita por tu cuenta o darle un ojo a este par de excursiones muy recomendadas: