El Hotel Amigo fue el elegido para hospedarnos en Hué, con el que tropezamos buscando el lugar donde me alojé la primera vez que pisé Vietnam en 2006. La relación calidad/precio hizo que decidiésemos optar por éste último y no por el primero, pues las cosas han cambiado en 8 años y había más donde elegir. Situado en una céntrica callejuela y rodeado de restaurantes y tiendas sin duda alguna fue una buena opción.
Una vez aparcada la moto y descargadas las mochilas fuimos recibidos con un té de bienvenida, que nos supo a gloria, por parte de una de las chicas que trabajan allí. El hall sirve también de restaurante donde puedes desayunar cada día pues entra en el precio de la reserva.
La habitación, limpia y espaciosa, dispone de una ventana que llena de luz natural la estancia, además de disponer de wifi, aire acondicionado y minibar. Y todo por un precio más que aceptable.
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