La cueva de Khao Mai Kaew de Koh Lanta, una visita interesante

La gran isla de Koh Lanta, en el mar de Andamán, ofrece al viajero mucho más que sus playas. En nuestra primera estancia en esta isla de Tailandia pudimos explorarla de arriba abajo con una moto y descubrimos varios de sus tesoros menos concurridos. La cueva de Khao Mai Kaew en uno de ellos, con su red de cámaras de distintos tamaños y formada por la persistente lluvia de los monzones sobre la piedra caliza a lo largo de millones de años.

La foto de rigor con la señal de las cuevas

La cueva Khao Mai Kaew

Es fácil llegar hasta allí con una moto o bicicleta según la playa en la que te encuentres, si no siempre existe la opción de ir en tuk tuk. Una vez en la entrada hay que pagar un ticket para entrar, y además hay que ir de la mano de un guía. Después de nuestra visita podemos decir que al final no resultó para nada prescindible, pues se conocen cada rincón de la cueva.

Donde venden los tickets y contratas el guía

La cueva está algo escondida en la jungla, por eso antes de llegar a la entrada hay que recorrer un tramo lleno de piedras, raíces y vegetación que te van poniendo en materia y te hacen empezar a sudar a modo de pequeño calentamiento.

Subiendo hacia la cueva
Una amiguita que vimos por el camino

Una vez en la boca de la cueva el guía nos proporciona a cada uno una luz frontal pues algunos rincones están totalmente a oscuras y por eso él va todo el rato delante. Dentro te das cuenta de la magnitud del lugar, toda una laberíntica red de cámaras de distintos tamaños y a varias alturas, algunas de ellas tan grandes que en su interior podríamos construir nuestra casa. Los pasillos que las unen sin embargo, pueden llegar a ser tan estrechos que para atravesarlos hay que pasar a gatas (y uno termina llena de barro, avisados estáis).

¡¡Allá vamos!!
¡¡A oscuras!!
Detalle de la altura de un tramo de la cueva
Otra imagen de la cueva
Menudos pasillos…

Dentro de la cueva hay mucha humedad y las paredes y el suelo están cubiertas por una fina capa de agua que lo hace resbaladizo, es por eso que el mejor calzado son unas deportivas, pues con las chanclas os podéis dar un buen piñote. También hay zonas en las que hay que ir subiendo y bajando rudimentarias escaleras hechas con troncos y ahí es donde mejor se agradece ir con calzado apropiado.

Subiendo por una escalera

Ni que decir tiene que vais a ir acompañados de los auténticos habitantes de la cueva, que no son otros que los simpáticos murciélagos que pasan alrededor de tu cabeza como reactores. Otro dato a tener en cuenta, según hemos leído, es que en época de lluvias se llena de agua y se forma una piscina natural en la que se puede dar un chapuzón. No fue nuestro caso porque la visitamos en la temporada seca y no había ni rastro.

Los habitantes de la cueva

Una vez terminado el recorrido se sale de la cueva por otro lugar y se llega a una zona verde, en la cual podéis dar un respiro y disfrutar de una temperatura y una humedad menos asfixiante. Es momento de dar un paseo para volver a la zona del inicio por entre decenas de árboles donde se recoge caucho. Hay que oler el caucho cuando está seco… ¡huele a rayos!

Los árboles de caucho
De vuelta por otro sendero

Datos prácticos:

  • Precio con guía incluído: 300THB
  • Llevar calzado adecuado, no chanclas
  • La ropa que no sea blanca, como la de Toni, porque vais a terminar marrones…
  • Merece la pena la visita si se está en Ko Lanta

Localización