Morondava es una tranquila localidad costera del oeste de Madagascar. Es famosa por estar a solo unos kilómetros de uno de los lugares más visitados del país, la Avenida del Baobab, aunque por sí misma tiene un ambiente acogedor y relajado que bien merece su visita. Morondava se divide entre el pueblo costero y la playa de Nosy Kely, con la playa de Betania a su lado. La zona del pueblo es donde se concentra el movimiento mayor, con las paradas de taxi-brousse, el mercado, escuelas, bancos, … y en la zona de Nosy Kely, más arenosa, es donde se encuentran los pequeños hoteles y bulgalows y las casitas de madera de sus habitantes, una zona mucho más tranquila.
El transporte local en ambas zonas de Morondava suele ser diferente, aunque a veces se mezcle, pero suele ser más habitual encontrar taxis «a pedales» en la zona de la playa (triciclos con volante en vez de manilla) mientras que en el pueblo se suelen mover muchos más coches (casi todos Renault).
El mercado de Morondava se encuentra por el centro del pueblo, y al ser costero podremos encontrar infinidad de pescado. El movimiento y ajetreo dentro de este suele ser como todos los mercados, y bien merece la pena darse un paseo por dentro aunque no se quiera comprar nada.
Hay una especie de mercado exterior, cercano a la parada de taxi-brousse, donde unos cuantos puestos de ropa, de calzado, de cacharerría, etc… que abarca las aceras de un par de calles, por lo que las tiendas físicas como tal no suelen ser muy numerosas en Morondava. Siempre hay alguna de souvenirs o de camisetas informales, pero no suele ser lo habitual.
En la playa lo que suelen haber son pequeñas tiendas de madera al lado de la carretera, sobre la arena, con artesanía, colgantes, etc…
Para hospedarse la mayor parte de la oferta se encuentra en la playa de Nosy Kely, donde hay algunos hoteles a modo resort, con cabañas en la arena frente al mar, que si bien no eran demasiado caros tampoco eran tan exclusivos como en otros países. Los más caros se notaban más nuevos, espaciosos y mejor cuidados. Los habían más baratos e igual de útiles: cabaña para dormir, playa y relax. La otra opción era la que pillamos nosotros, una habitación en una casa grande madera frente al mar con un par de cuartos de baño, un hall, un porche y un jardín de arena blanca y palmeras.
La playa de Nosy Kely, al estar al oeste, te permite disfrutar cada día de la puesta de sol, un espectáculo gratuito que te ofrece la naturaleza y que puedes acompañar con una cervecita y con quien quieras.
Y si algo tiene la playa de Morondava es muchos rastafaris, así que nada mejor que terminar a ritmo de reagge en cualquier garito. Nosotros elegimos el de Jean le Rasta.