Si estás organizando una visita a Ayutthaya, uno de los lugares que no puedes perderte es el Wat Chaiwatthanaram, sin duda el templo más icónico y representativo de la influencia del budismo en la historia tailandesa.
Construido en 1630 por el rey Prasat Thong en honor a su madre, este templo es una joya arquitectónica que transmite historia, espiritualidad y una atmósfera única.
Puedes llegar fácilmente en bicicleta desde el centro de Ayutthaya, disfrutando del paseo por los alrededores. Otra opción cómoda es tomar un tuk-tuk o taxi, especialmente si quieres visitar varios templos en el mismo día o puedes hacer una visita guiada a los Templos de Ayutthaya con almuerzo incluido desde Bangkok.
El nombre Wat Chaiwatthanaram significa “el templo del largo y glorioso reinado”, y no es para menos. Fue el primer templo que levantó Prasat Thong al inicio de su reinado, y además fue utilizado para ceremonias reales y cremaciones, como la del príncipe Chaofa Thammathibet.
Tras siglos de abandono y estar cubierto por jungla espesa hasta hace apenas 40 años, hoy es uno de los puntos clave de Ayutthaya y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
Lo que más te va a llamar la atención nada más llegar es la torre central, o prang, de 35 metros de altura, de estilo khmer, que domina todo el conjunto.
A su alrededor verás cuatro pagodas pequeñas, y la plataforma rectangular en la que se asienta está rodeada por ocho estupas en forma de chedi, conectadas por un pasaje en forma de cruz.
El templo está cerca del río, lo que añade un encanto especial a la visita, con vistas muy bonitas y un ambiente tranquilo. Puedes llegar fácilmente en bicicleta para disfrutar del paseo, aunque nosotros preferimos un tuk-tuk para poder visitar varios templos ese mismo día.
Originalmente, las paredes interiores del prang central estaban decoradas con pinturas, y en el exterior había relieves que narraban escenas de la vida de Buda.
Además, las chedis y muros estaban adornados con estatuas de Buda pintadas en oro y negro, aunque hoy solo quedan fragmentos de esas decoraciones, que aún consiguen transmitir la grandiosidad del lugar.
Al recorrer el templo, date un tiempo para observar los detalles y sentir el ambiente. No te pierdas las estupas y pasajes que rodean la plataforma central, perfectos para hacer fotos y explorar con calma.
La entrada cuesta 50 baht, un precio muy razonable para la experiencia que ofrece. El templo abre desde temprano, así que lo mejor es ir por la mañana para evitar el calor y la multitud.