“Jojo sis la gelow”, pides permiso y atraviesas el paso de 5000 metros y pico de altitud. Hace un frío que cala hasta los huesos, estás exhausto, llevas varias jornadas de viaje y te has levantado cuando todavía era de noche para llegar hasta el paso de montaña, pero todavía tienes fuerzas para dar un saltito de alegría entre las banderas de plegaria.
Sí, lo has conseguido, has llegado hasta allí, tus piernas no te han fallado, tu voluntad ha permanecido intacta y has superado la prueba.
Las vistas desde ese paso son mucho mejores en directo de lo que jamás hubieses imaginado, aunque a lo lejos asomen ya unas nubes que amenazan con hacer de la bajada un auténtico calvario y te apresuras en agradecer que has llegado y despedirte. La subida no ha sido fácil, pero la bajada no va a ser un paseo en lancha, quedan muchas horas hasta llegar al siguiente campamento.
Las llegadas a los pasos de montaña siempre son duras; uno alcanza esos remotos lugares solo habiendo estado unos días caminando y sufriendo las inclemencias de tiempo y las alturas, pero siempre vale la pena el esfuerzo.
En nuestro segundo trekking por alta montaña, esta vez en Ladakh, al norte de India, Dabid Arriola nos acompañó para realizar un reportaje e intentar transmitir lo que se siente allí arriba y lo que significa vivir en las montañas o de ellas. Todo narrado por Onil, el amigo nepalés que nos guió y acompañó durante nuestra andanza por el Markha Valley, en el que en un periodo de 7 días cruzamos dos pasos de montaña a más de 5000 metros.
Esperemos que disfrutéis de estas imágenes al menos la quinta parte de lo que lo hicimos nosotros recorriendo esos paisajes, eso sí, sin esfuerzos ni aclimatación.
Con todos vosotros: Espíritu Ladakhi.