Qué ver en España

La Marina sin playa: pueblos, castillos, peñones y rutas por la montaña

Situadas en la provincia de Alicante, La Marina Alta y La Marina Baixa son dos comarcas de la Costa Blanca populares por sus playas y destinos de veraneo. Si has venido alguna vez hasta esta parte del litoral alicantino en busca de sol y arena, es más que probable que las ciudades Denia, Jávea o Altea te suenen.

Sin embargo, aparcado ya el verano que queda lejos, nuestra propuesta de hoy es para cuando ya no hace tanto calor y no apetece nada ir a la playa. Planes para esos fines de semana del resto del año, en los que sigues queriendo acercarte a la costa pero sin intención alguna de meter un pie en el agua. Y casi todo propuestas al aire libre, más adecuadas para estos días de distanciamiento social.

Qué ver en la Marina cuando ya no hace calor

El penyal d’Ifac, Calpe

Empecemos el paseo con algo de movimiento, calentemos los motores con una excursión. El Penyal d’Ifac es un peñón que en otros tiempos fue isla y ahora está unido a la costa de Calpe por la acumulación de sedimentos. A lo largo de la historia fue un lugar privilegiado para vigilar y defender el litoral de posibles invasores.

Hoy, un mirador perfecto desde el que divisar el mar y la costa. Una buena excursión matutina, plan perfecto que seguro que puedes completar con un arroz en los restaurantes del puerto de Calpe.

El penyal d’Ifac

Moraira y su castillo

Si visitaras Moraira en verano te recomendaríamos que no te perdieras la playa de l’Ampolla o la playa del Portet, de aguas cristalinas y belleza inquestionable. Sin embargo, cuando bajan las temperaturas y entrar en el agua ya no es apetecible, este nucleo urbano, que por cierto es término municipal de Teulada, sigue siendo igual de atractivo.

Y lo es gracias a su centro de calles estrechas, fachadas blancas, tiendecitas de escaparates llamativos y restaurantes. Pero también por el castillo con vistas al mar y la Torre Cap d’Or, hasta la que se puede subir y disfrutar de unas preciosas vistas del peñón de Ifach.

Castell de Teulada-Moraira
Casco antiguo
Paseo

¿No quieres irte de Moraira sin probar un buen arroz? Nuestra recomendación es El Racó de l’arròs.

El Cap de Sant Antoni, Xàbia/Jávea

En los días claros y de buena visibilidad, desde uno de los espectaculares miradores de Jávea, como es el Cap de Sant Antoni, podrás ver incluso la vecina Ibiza. Al norte Dénia, al sur Xàbia y si sigues mirando el mar, a tus espaldas el Montgó, al que podrás subir si lo que realmente te apetece es hacer un poco de senderismo.

Jávea desde el Cap de Sant Antoni
El Montgó

Subida al Montgó

No, no nos hemos olvidado de las montañas. Hemos estado mucho tiempo confinados, con las fronteras cerradas y con las posibilidades de viajar drásticamente reducidas, añorando nuestras escapadas a Nepal y sus duros trekkings.

Durante todo este tiempo hemos mirado con anhelo el Montgó desde la ventana de nuestra casa y, cuando hemos podido, hemos subido a explorarlo.

Primera parte de la subida

El macizo del Montgó tiene 753 m., accesibles sin tener que estar excesivamente en forma, aunque el último tramo es el más escarpado y complicado, así que hay que ir mentalizado.

Son varias las rutas y senderos que recorren el Montgó y sus alrededores, pero si subes a la cima desde el campo de tiro puedes tardar una 3 horas y media en total.

Descanso en el ascenso al Montgó

A pesar de que visto de lejos parece una roca pelada, cuando te acercas al Parque Natural del Montgó tienes la oportunidad de descubrir algunas de sus más de 650 especies de plantas y, teniendo suerte, parte de su fauna.

Cormoranes, halcones o escandalosas gaviotas entre las rocas o en el cielo, murciélagos en las cuevas y a nuestros pies erizos, jabalís, conejos y roedores. Dejando la superficie y adentrándoos en el agua que acaricia el Montgó, rayas, morenas, erizos y tomates de mar completan la reserva marina.

Bambú nos muestra la subida

El casco antiguo de Altea

Altea es otro de esos lugares de la Marina que no suelen dejar indiferente a nadie, teniendo todo para poder ser clasificado como eso que gusta tanto hoy en día: «pueblo con encanto».

Aunque hayamos descartado las playas, en nuestro artículo sobre qué ver en Altea puedes incluir una vuelta por el paseo marítimo y el puerto. Sin embargo, lo que te venimos a mostrar realmente es su casco antiguo.

Bienvenidos a Altea

Calles empedradas y casas blancas decoradas con plantas y flores de todos los colores. Tiendas de souvenirs, restaurantes con comedor en la azotea, bares con terracita y heladerías. Una gozada de lugar.

Calles de Altea
Bonitas callejuelas
Casas encaladas

Y no se me ocurre una mejor forma de terminar el día que visitando «el jardín de los sentidos», una tetería al aire libre con diferentes ambientes. En este peculiar lugar podrás tomar un zumo, merendar algo dulce y sentirte como si estuvieras en cualquier guesthouse mochilera del sudeste asiático.

El castillo de Guadalest

Guadalest es un pueblo muy muy pequeño y con escasos habitantes, alrededor de 217. Sin embargo, su castillo encaramado en lo alto de un peñasco de 595 m., su localización en el valle de Guadalest, el privilegiado entorno y su auténtica belleza le han dado su merecida fama.

Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974 y hoy en día forma parte de la Asociación Los pueblos más bonitos de España.

Guadalest

Puedes recorrer sus calles, el castillo y sus peculiares y numerosos museos en un día, alargando un poco la jornada si te entretienes en sus tiendas de souvenirs o en algún restaurante.

Guadalest: el castell y el casco antiguo

El mirador de Tárbena y Coll de rates

Si estás recorriendo las marinas con vehículo propio son varios los puntos en los que podrás parar y disfrutar de las vistar. Dos miradores en los que tendrás panorámicas estupendas son el mirador de Tárbena y coll de rates.

Mirador de Tárbena

Coll de rates es un collado que divide las dos marinas.

Coll de rates

Casas de colores y una fábrica de chocolate en Villajoyosa

La Villajoyosa es también un destino veraniego del que se puede llegar a disfrutar de la playa hasta bien entrado el otoño. Pero hoy lo mencionamos porque se trata de otro de esos pueblos cuyo casco merece un buen paseo cámara en mano.

Y si otros municipios presumen de casas encaladas de blanco radiante, la Villajoyosa lo hace orgullosa de sus coloridas fachadas y casas colgantes.

Casas de colores
Casas colgantes

Es obligatorio recorrer sus callejuelas, el paseo marítimo y disfrutar al lado del río Amadorio. Pero si hay algo por lo que la Villajoyosa es famosa es por su chocolate, y es que aloja la fábrica de chocolates Valor, que además se puede visitar.

Paseo marítimo

Descube los inicios de este negocio y cómo se fabrica este producto tan dulce desde sus inicios. Y de paso llévate de souvenir un par de tabletas.

Interior de la fábrica

Localización

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