La jungla es un lugar para descubrir con todos los sentidos. Si te das cuenta, nuestro mundo exterior lo percibimos mayoritariamente a través del sentido de la vista pero cuando entras en la jungla, otros sentidos se agudizan.
La selva tropical y su inmensa diversidad es un mundo tan amplio, que a día de hoy hay muchas especies que aún no han sido descubiertas por los científicos. Las plantas y animales endémicas que abundan en estos sitios, representan la infinita variedad de vidas que coexisten en armonía en este ecosistema haciéndolo único. Porque en la naturaleza no hay existencia, solo hay coexistencia.
Malasia es pura biodiversidad
La selva tropical de Malasia es tan rica y diversa en especies, que se considera uno de los 13 países megadiversos del mundo. La sorprendente flora y fauna, nunca deja de revelarnos lo poco que aún conocemos de ella y según nos vamos adentrando descubrimos cómo además posee una sabiduría que ofrecer. Como ejemplo, te cuento que los científicos han identificado que más de 2000 plantas forestales tropicales tienen propiedades anticancerígenas, aún así menos del uno por ciento de las especies de la selva tropical han sido analizadas por su valor medicinal.
Así que os podéis hacer una idea de cómo las selvas tropicales están repletas de tesoros biológicos pero este cofre está tan solo parcialmente descubierto, por eso deberíamos evitar seguir empujando a la deforestación a estos ricos lugares.
Existen estudios que han demostrado que un solo árbol en una selva tropical puede albergar más de 40 especies de hormigas. Y que en tan sólo una hectárea puede tener hasta 250 especies diferentes.
Las selvas tropicales son el ecosistema más antiguo de la Tierra
Rodeando el ecuador de la Tierra como un cinturón, las selvas tropicales ofrecen condiciones perfectas para que la vida haya quedado preservada y a su vez, evolucione a su ritmo. Los científicos creen que existe una gran diversidad en estas áreas porque durante las glaciaciones -la última ocurrida hace unos 10.000 años- las áreas congeladas de los polos norte y sur se extendieron hasta llegar a los bosques tropicales.
Así que las plantas y animales de aquella Era continuaron evolucionando, contribuyendo a hacer de estas junglas los ecosistemas más diversos y complejos de la Tierra y que actualmente, albergan la mitad de todas las especies de animales y plantas vivas del Planeta.
Los registros fósiles muestran que los bosques del sudeste asiático han existido, más o menos como ahora, durante 70 a 100 millones de años. Así que se puede decir que estaban aquí desde que los dinosaurios vagaban en este mundo.
¿Por qué viven más especies que en otras partes del mundo?
Existe una lucha silenciosa entre especies que se empujan y compiten a cámara lenta (para nuestra percepción) en busca de agua, luz solar y espacio. Pero a pesar de esa competencia, todas las especies pueden convivir y esta es una de las razones de su amplia variedad.
Aquí muchos animales se han adaptado a comer una planta o un animal específico, evitando así la competencia con los otros habitantes. Esto ha creado un proceso de evolución continuado durante millones de años con el resultado de la aparición de especies exclusivas de estas zonas.
Todo forma parte de una red que implica que cada especie dependa de otras especies para su supervivencia.
La jungla es un lugar para descubrir con todos los sentidos
Cuando pensamos en la jungla, a menudo la imaginamos como un lugar donde encontrar un bonito escenario en el que sacar una foto, pero la selva también puede ser una fuente muy importante de sabiduría.
Lo primero que te llama la atención cuando te adentras en la selva tropical, son los sonidos. El primer sonido que escuchas es el de las cigarras, que aunque tu no las veas, ellas te están presintiendo desde todos los troncos de esos inmensos árboles que se levantan custodiando el sendero.
Otros sonidos que llaman la atención, son los de las distintas aves que allí habitan. Pese a su colorido plumaje rara vez son vistas, porque se sitúan en lo más alto de los árboles, donde saben que están a salvo.
Casi siempre en la selva es muy fácil que llegue un momento en el que escuchas el crujir de alguna rama. Probablemente debido a la incapacidad de superar el peso de cualquier mamífero que la haya usado para penduleárse en ella, como suele ser el caso de los primates.
Y es ahí cuando te das cuenta que en la jungla no eres tu el que observas, sino que la jungla te observa a ti.
Somos los intrusos que venimos a pasear por un hogar que ya no es nuestro
Si tienes suerte y sigues los movimientos de los juguetones primates en las copas de los árboles, es probable que puedas llegar a divisarlos. Ellos seguramente van hacer que pasan de tu presencia y te sentirás totalmente indiferente. Verlos o no, dependerá de la hora a la que vayas hacer el trekking.
Es recomendable empezar antes del amanecer porque es cuando los pájaros están más cantarines, los primates se están desperezando y empiezan a mover las ramas en busca de su tierno verde desayuno. Son bastante especialitos con su dieta pues al igual que nosotros tienen sus preferencias.
Otra hora recomendable para ver actividad dentro de la jungla, será antes del atardecer. Pero honestamente, no es recomendable porque la jungla es un lugar salvaje en donde da incluso más miedo aquello que no se ve y cualquier incidente de imprevisto puede hacer retrasar la vuelta a casa.
A parte de que el encanto se puede tornar en pánico para aquellos que no estén acostumbrados a los sonidos de la noche de la selva mezclados con la oscuridad. Es en ese momento, cuando empiezas a ver esos tantos ojos que te miraban de día que no eras capaz de percibir, pero que con el movimiento de las linternas se ven como brillan entre el espesor de la maleza que los refugia.
Respira hondo, la selva tiene un olor especial
Algo que llama la atención es cómo la humedad crea una capa de calor concentrado en estos entornos. El olor a tierra mojada creada por esos microorganismos que se esconden en la tierra de textura dura y rojiza, te invita a respirar hondo y observar cuánta capacidad pueden llegar a tener tus pulmones cuando inspiras conscientemente.
Puedes detectar nidos de pájaros por el olfato, puedes saber si acaba de pasar un pangolín por el olor o incluso puedes saber si algún mono poco aseado está cerca.
Lo primero que llegas a sentir sin ver, es el picotazo de los mosquitos
Hacinados detrás de ti, esperan el momento adecuado de lanzar un picotazo. Por eso es recomendable no parar y llevar pantalones largos, calcetines altos, buen calzado, gorra y camisa ligera larga, (es por crear una barrera de prevención) ya que ellos te van a ir siguiendo. Cada humano tendrá un montón de ellos como si fueran los bocadillos de pensamiento de un cómic encima nuestra. Y aprovechan cualquier descuido para lanzarse a atiborrarse de nuestra sangre.
Los repelentes europeos no suelen funcionar en las junglas tropicales. Por más que nos empeñemos en usarlos, no sirve para espantarlos. Y además sus olores son tan penetrantes, que nos perderemos un montón de olores si los usamos, porque son capaces de camuflar todo lo que se encuentre en medio de nosotros y esa sustancia.
La selva se disfruta más, si vas con alguien que la entienda
La cantidad de plantas diferentes y enormes que te vas a encontrar se van a difuminar convirtiéndose en un simple fondo verde, si no sabes un poco de plantas o vas con alguien que entienda. Normalmente las flores en la jungla se encuentran en lo alto. Es lo que le pasa a las orquídeas, que son epifitas y se encuentran en los troncos de los árboles, porque no necesitan que sus raíces estén en el suelo.
En la selva siempre hay que tener cuidado en donde pones la mano, ya que hay ciertas plantas que han creado púas que a ti te pueden preparar una faena si te apoyas por descuido.
Así que como ves, un paseo por la jungla es todo un juego para los sentidos. Eso sí, si superas que cada uno de los poros de tu piel acabe convirtiéndose en una cascada, secretando sudor sin parar.
Si eres curioso, tanto que te gusta conocer más allá de lo que la vista te da, te recomiendo que algún día pases unas horas con alguien que entienda estos bosques tropicales. Porque aparte de ser reconciliador con tu ser y la natura, es un cúmulo de experiencias para los sentidos que te vendrán a la mente en cuanto escuches de nuevo la palabra; jungla.
¿Por qué es importante la conservación de estos lugares?
Las selvas tropicales cumplen con un montón de funciones elementales para nosotros. Son el termostato del Planeta regulando la temperatura y muchos de los patrones climáticos. Y por si esto no fuese importante, resulta que estos bosques lluviosos -rainforest- son críticos para mantener el limitado suministro de agua potable y dulce.
Me gusta una frase que leí hace tiempo que decía que ¨la selva tropical es como una biblioteca de información genética¨. Desgraciadamente los expertos estiman que la última superficie restante que cubre a día de hoy, podría consumirse en menos de 40 años.
Es como si quemáramos los libros antes de leerlos, ya que estamos perdiendo información irrecuperable que lo mismo algún día nos hubiese valido para mejorar nuestras vidas.
La deforestación está destruyendo especies que ni aún conocemos
Se estima que estamos perdiendo especies valiosas todos los días debido a la deforestación y que esto equivaldría a 50000 sp al año. Los científicos comparan este ritmo de extinción a lo acontecido hace 65 millones de años -durante la quinta extinción masiva-. Y es evidente, que en algún lugar a lo largo de la línea, la raza humana se verá también afectada por tales pérdidas.
En Malasia, la jungla virgen está desapareciendo debido a la tala ilegal y “legal” y/o han sido víctimas del fuego, y además esta tasa de destrucción sigue acelerándose. Es una pena no haber aprendido que, cuando estos ecosistemas son destruidos, su recuperación es bastante difícil. Se trata de suelos pobres y tras cinco cosechas pierden todos sus nutrientes.
Tal vez va siendo hora de dar la importancia que tiene a la conservación de la biodiversidad y entender que los humanos somos parte de esta red de vida. Ya hemos destruido demasiado, así que podríamos dejar lugares en donde nuestra presencia esté tan limitada que la vida allí pueda permanecer intacta.
Tan mágica y tan frágil. Gracias por compartir la lectura de esa maravilla. Algún día me gustaría visitarla.
Saludos desde Bilbao, España.