Mucho más ácidos, así será el futuro de los océanos

Los científicos llevan años advirtiendo sobre la necesidad de reducir las emisiones de CO₂, pero parece que en el mundo no existe una verdadera voluntad de querer cambiarlo. Por mucho que los investigadores intentan resumir y dar a entender sus informes, sigue sin comprenderse la gravedad que supone para un futuro- ya no muy lejano – el seguir aumentando las emisiones. Y es que, las emisiones de carbono son las que están cambiando la química del agua de los océanos.

La acidificación de lso océanos
La acidificación de lso océanos

Los biólogos marinos muestran que un tercio de las emisiones de CO₂ causadas por nuestras actividades diarias, se están disolviendo en los océanos y esto está haciendo que los océanos se estén acidificando. Para entender qué está pasando te voy a explicar como va a ser el probable escenario del futuro, porque la tendencia en muchos lugares del Planeta, ya nos lo desvela.

Cambiando la química del agua del océano

El aire y el agua intercambian gases constantemente, así que todo lo que se emite a la atmósfera acaba en el océano. El viento lo va mezclando con la capa más superficial y a lo largo de los siglos las corrientes lo extienden a todas las profundidades marinas.

En la década los 90 un equipo internacional de científicos emprendió un proyecto de investigación en el que analizaron muestras de agua marina de diferentes profundidades y lugares del mundo. Después de años de estudios se reveló que los océanos han absorbido el 30% del dióxido de carbono emitido por la humanidad en el últimos siglo. Hasta ahora, las emisiones de CO₂ han reducido el pH del agua superficial unos 0,1 puntos. La escala de pH es logarítmica, por lo que los cambios pequeños representan efectos de grandes proporciones.

Un rápido repaso a nuestras clases de química, si te acuerdas de la escala de pH -que mide la acidez en términos de concentración de iones hidrógeno- va del 0 al 14. El agua pura destilada tiene un pH de 7, que es neutro y el agua marina es ligeramente básica o alcalina, con un pH de alrededor de 8,2 cerca de la superficie. 

Si las tendencias actuales se mantienen, el pH del agua superficial caerá a 7,8 en 2100 y probablemente la acidificación producida hasta ahora será irreversible. Aunque las emisiones de CO₂ cesaran hoy mismo, la química del océano tardaría decenas de miles de años en recuperar las condiciones anteriores a la era industrial.

Retrato de un océano más ácido

Hay lugares en la Tierra que nos muestran cómo podría ser el futuro. Estos lugares son las aguas que rodean algunos volcanes costeros que tienen un alto contenido de CO₂. Estas áreas naturalmente acidificadas sirven para comprender qué organismos prosperan y cuáles son más vulnerables a la acidificación. Se ha descubierto que el aumento de CO₂ altera las redes tróficas y provoca la pérdida de la biodiversidad marina.

Un escenario con niveles más altos de CO₂ y un pH más ácido, afectará a muchos organismos y ecosistemas que tendrán que lidiar con estas nuevas condiciones y la verdad es que muy pocas especies toleran estas condiciones. De hecho, las criaturas calcificadoras – como crustáceos, los percebes, las estrellas, los erizos de mar, los moluscos o las algas coralinas – en condiciones límite de acidificación, comienzan a disolverse.

Además, existen algas unicelulares calcáreas que forman parte del plancton, la base de la cadena alimenticia del océano, así que te puedes imaginar lo que supondría que desaparecieran.

Las evidencias de que la acidificación del agua ya es una realidad

La acidificación ya es evidente y no sólo por los datos científicos sino por hechos visibles. En algunas zonas litorales la acidificación del agua es grave. Criaturas como las ofiuras pierden sus brazos porque se ven afectadas por las altas concentraciones de CO₂ y triclosán (un potente agente antimicrobiano presente en muchos jabones y cremas para la piel).

Otra de las causas de la acidificación, según un grupo de investigadores australianos, es que algunos peces se vuelven incapaces de “oler el peligro” y se acercan a sus depredadores. La habilidad para evitar a los depredadores es uno de los mecanismos más importantes para asegurar la supervivencia. Unas aguas más ácidas supondrán un riesgo para la supervivencia de muchos habitantes de los arrecifes, como los «peces payaso», que se acercan a las señales químicas liberadas por los peces depredadores.

En aguas más ácidas, el pez payaso Amphiprion ocellaris se aleja de su hogar, los tentáculos de las anémonas.

Crassostrea gigas es una ostra del Pacífico que se utiliza principalmente en viveros y es otra de las evidencias detectadas. Las larvas tienen dificultades en crecer lo que reduce la producción en los viveros. Y es que ya son muchos los estudios que muestran que la acidificación de los océanos llevará a un incremento en la mortalidad de muchas larvas.

Las consecuencias se manifiestan primero en los polos

Hay que saber que el CO₂ se disuelve más fácilmente en agua fría, lo que significa que todo ese plancton que constituye la importante fuente de alimentación para peces, aves y ballenas tanto del Ártico como en la Antártida, están en peligro.

Por ejemplo, los experimentos realizados demuestran que las conchas de los Pterópodos – diminutos caracoles marinos nadadores – crecen con más lentitud en agua marina acidificada. Sus conchas llegan al punto de volverse tan finas, que se convierten casi hasta en transparentes. El Thecosomata sp. es un tipo de pterópodo, mariposa de mar le llaman, de apenas un centímetro de diámetro. Es parte del zooplancton dominante de los océanos polares, formando la base de la cadena alimenticia y es que si ellos desaparecen harán desaparecer a los que se alimentan de ellos, como el ángel de mar Gymnosomata sp.

Pterópodo
Pterópodo
Ángel de mar
Ángel de mar

Se estima que en cinco años algunas zonas del Ártico serán demasiado corrosivas para muchos organismos. Los cocolitóforos son unas algas planctónicas microscópicas cubiertas de placas superpuestas de carbonato cálcico, que en verano forman floraciones tan grandes que son detectadas por los satélites al reflejar la luz solar. Se prevé que en el futuro con un océano cada vez más ácido, esta placa se disuelva.

Disolviendo los arrecifes milenarios

Muchos biólogos marinos estiman que los arrecifes coralinos empezarán a desintegrarse en el 2050, si todo sigue como hasta ahora, ya que las concentraciones de CO₂ en la atmósfera serán más o menos el doble de lo que fueron en la época industrial.

Los corales necesitan absorber el carbonato cálcico, pero los ácidos reaccionan con los iones de carbonato y los neutralizan. Así que al aumentar la concentración de CO₂ en la atmósfera, los iones de carbonato se vuelven menos abundantes en el agua.

En aguas más ácidas los arrecifes de coral pueden llegar a disolverse.

Además, según estudios muy recientes, un pH más bajo determina un descenso de la fecundación, del desarrollo larvario y de la fijación al sustrato sólido para empezar la nueva colonia. Cuando un arrecife no puede crecer con suficiente rapidez para contrarrestar los efectos de la erosión, su estructura se desvanece y pierden su funcionalidad ecológica. 

Los ganadores de la acidificación; enjambres de medusas se adueñarán de los océanos

Se ha escrito mucho sobre las especies que saldrán perdiendo, pero poco sobre los posibles «ganadores» del calentamiento y la acidificación de los océanos. En un artículo publicado recientemente, se presentaron evidencias de que las criaturas viscosas y gelatinosas de los océanos son mucho más tolerantes al aumento de los niveles de CO₂ marino. Uno de estos organismos que abundará en el futuro en nuestro océanos serán, las medusas de mar.

Medusas
Medusas

Esta especie inmortal, se ha considerado siempre una «molestia» para los humanos, no nos deja bañarnos agusto en verano. Y no sé si sabrás, pero cada año está habiendo un aumento de la densidad de medusas que aparecen en las playas en distintas partes del mundo. Las medusas son animales antiguos que saben adaptarse y soportar distintos grados de PH.

Pero hay más especies «molestas» que se verán beneficiadas, como son las algas japonesas Undaria pinnatifida y las llamadas “algas asesinas” Caulerpa taxifolia que son resistentes al aumento de los niveles de CO₂.

Caulerpa racemosa prasinophyta
Caulerpa racemosa prasinophyta

¿Serán capaces los organismos marinos de adaptarse a la nueva química oceánica?

Durante la larga historia del Planeta, los niveles de CO₂ atmosférico han sido más elevados que en la actualidad en varias ocasiones, pero nunca han aumentado con tanta rapidez como hasta ahora. Para la vida marina, quizá lo más importante sea la velocidad del cambio porque necesitan tiempo.

La historia nos cuenta que después de los eventos de extinción masiva, los animales tienden a ser más pequeños para ser capaces de hacer frente al estrés ambiental, como pasa también en las filtraciones volcánicas.

El ritmo actual de emisiones parece ser diez veces más rápido y no da tiempo para que las capas de agua se mezclen. Durante los próximos cien años, la acidificación se concentrará cerca de la superficie, donde residen la mayoría de los organismos calcificadores marinos y todos los arrecifes tropicales.

¿Será capaz la humanidad de abordar este problema a tiempo?

Somos una especie que sólo actúa en el último momento. Esperemos que el mundo empiece a poner soluciones locales a este problema global. Acciones que ayuden a prevenir la escorrentía de agua, capturando y almacenando el carbono, son simples. Solamente hay que proteger las áreas que ya están protegidas e insistir en la conservación de nuestros espacios naturales.

Si no queremos tener unos océanos corrosivos plagados de vida marina «molesta» para los humanos como algas tóxicas y medusas, no nos queda otra que reducir las emisiones de CO₂. A nosotros nos corresponde determinar hasta dónde llegar, porque aún es posible evitar que se hagan realidad las perspectivas más sombrías de la acidificación. Pero la única manera de conseguirlo, o al menos la única que conocemos por ahora, es reducir radicalmente las emisiones de CO₂ y en esto, todos podemos colaborar.

La ruta natural, por María Marcos
La Ruta Natural, por María Marcos
1400 933 María Marcos

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