Aprendizajes y consecuencias de compartir la vida con nuestras mascotas

Cuando hablamos de nuestra relación con los animales, probablemente una de las primeras y que más se nos venga a la cabeza es la que tenemos con nuestros animales de compañía. Podríamos referirnos a ellos como aquellos animales en cautividad, sean o no domésticos, que no tienen como función principal una utilidad económica o práctica.

Y es que nuestro perro puede estar entrenado para rastrear o un gato puede haber sido comprado por mucho dinero a un criador, pero no los valoramos por ese valor práctico o económico: valga la redundancia, valoramos a los animales de compañía o mascotas por la compañía que nos dan.

¿Cuándo empezamos a tener mascotas?

Saber cuando empezamos a compartir nuestro día a día con animales es complicado. Podemos en gran medida trazar procesos de domesticación como el del perro, aunque actualmente la teoría más extendida es que el perro coevolucionó de un ancestro salvaje siguiendo asentamientos humanos y aprovechando sus desperdicios.

Coexistencia entre animales y humanos
Coexistencia entre animales y humanos

Pero ¿cuándo pasamos de convivir con estos animales a sentir aprecio por ellos? Tal vez el primer cánido que nos dio compañía no fue el perro, o al menos ese atisbo parece darnos un enterramiento de hace unos 14-17.000 años en la actual Jordania, en el que un humano fue enterrado junto a un zorro. De hecho esta región dio cobijo a la cultura natufiense, en la cual hay evidencias de varios enterramientos de personas junto a perros.

Existen hallazgos de lo más curiosos, especialmente en suelo europeo, como la presencia de un gato en un enterramiento de Chipre con 9500 años de antigüedad, lo que quiere decir que estos animales viajaron en barcos.

Civilizaciones antiguas como romanos, griegos o egipcios contaron con numerosas mascotas, una costumbre que se mantuvo en el medievo, al menos entre la nobleza. El siglo XVI y XVII trajeron el mascotismo de exóticos con el inicio de las largas rutas comerciales, pero no sería hasta la época victoriana cuando la tenencia de mascotas se extiende por la clase media.

Los beneficios de los animales de compañía

Aunque las mascotas no son animales de producción que deban tener un beneficio, lo cierto es que las personas que tenemos mascotas nos beneficiamos de su presencia. A principio de los 80, un estudio resaltó que las personas con mascota tenían más probabilidades de sobrevivir a un ataque al corazón.

El efecto de la tenencia de mascotas en la supervivencia fue muy escaso, pero lo suficiente para que otras investigaciones tomaran interés en si tener mascotas podía tener efectos sobre nuestra salud y bienestar. Son muchos los trabajos que han demostrado que la compañía de nuestras mascotas reduce nuestro estrés y aumenta los niveles de oxitocina en sangre (la «hormona de la felicidad»).

Otros trabajos de investigación han demostrado menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y manejar mejor las situaciones estresantes. Además, los dueños de perros en general tienen más actividad física, y riesgo reducido de padecer diabetes, depresión o colesterol alto.

Relaciones entre humanos y perros
Relaciones entre humanos y perros

Curiosamente, un estudio en Australia usó estos efectos en la tenencia de mascotas para calcular el reducido número de visitas al médico que hacía la población australiana al médico, calculando que los beneficios de la tenencia de mascotas para la salud de los australianos traían un ahorro en casi 988 millones de dolares al año para las arcas del Estado.

Algunos trabajos mediante encuestas también han visto que tener mascota nos ayudaría a socializar mejor con extraños y vecinos (salvo cuando estas suponen un problema para la convivencia comunitaria).

Consecuencias, responsabilidades y reflexiones

Se debe aclarar que probablemente existe un sesgo y son pocos los estudios que hablan de como nos perjudica tener una mascota, por lo que no podemos asumir que de forma universal el tener un animal de compañía nos hará más sanos o felices.

De hecho, no se puede olvidar que la tenencia de mascotas también genera impactos negativos en la sociedad y el planeta, y aunque parece que están ampliamente superados por sus beneficios, merece la pena pararse a pensar en ello para compartir la vida con nuestras mascotas de una manera más responsable. La primera consecuencia es la que tienen todas las relaciones estrechas que establecemos los seres humanos: el final de estas relaciones nos causa un gran impacto psicológico.

En primer lugar, esta relación tiene impactos medioambientales: la producción de piensos para mascotas genera, al igual que el consumo humano, un impacto bastante grande en los ecosistemas. Por otra parte, algunas especies como los gatos o las especies exóticas pueden causar bastantes problemas en el medio natural, al cazar especies autóctonas o desplazarlas.

Gato al acecho
Gato al acecho

Tristemente, la vida de los animales de compañía no siempre es placentera: la adquisición irresponsable de estos animales hace que se abandonen muchos al año o que no vivan en las mejores condiciones, pues todos los animales domésticos tienen una serie de necesidades que requieren un mínimo de compromiso e inversión económica para ser cubiertas. A estos problemas se añade el de los animales exóticos, cuyas condiciones son muy difíciles de recrear en cautividad y cuyo tráfico ilegal lastra su bienestar y conservación.

La selección de razas es otro de los problemas relacionado con el bienestar, pues junto a la selección artificial de ciertas razas hemos seleccionado caracteristicas físicas que pueden generar malestar y enfermedades en los animales, un ejemplo son los perros braquicéfalos como el bulldog, que poseen problemas respiratorios, oculares e infecciones en la piel.

Aunque en menor medida, la salud humana también puede verse afectada por la tenencia irresponsable de mascotas. En Estados Unidos se producen 4.5 millones de mordeduras al año, con el riesgo añadido de transmisión de zoonosis como la rabia, una de las más peligrosas (hablamos de zoonosis cuando nos referimos a enfermedades de transmisión entre el hombre y animales).

Por supuesto, estos problemas no son exclusivos ni inseparables de la tenencia de mascotas. En la mayoria de ellos hablamos de problemas que se ven superados enormemente por otras actividades del hombre, y cuyo orígen se debe principalmente a la tenencia irresponsable. Aprendamos de nuestras mascotas a tener vidas más felices, y a darles la vida que merecen por ello.

Contexto salvaje, de Eugenio Fernández
CONTEXTO SALVAJE, de Eugenio Fernández
1200 801 Eugenio Fernández

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