Como bióloga marina y amante del mar, tenía el sueño de visitar una de las joyas marinas del mundo. Ese paraíso idílico donde el azul se funde en el típico paisaje paradisíaco de las revistas que todos tenemos en mente. Como suelo hacer en mi vida, montamos un viaje improvisado para visitar ese paraíso deseado: Las Maldivas.
De hecho no sabía que desde Kuala Lumpur era tan barato viajar allí (más barato que el ave de Madrid-Vigo). Circunstancias de la vida, y por la escasez de tiempo, elegimos la isla más próxima a Male (obviamente huyo de las grandes ciudades) así que nos fuimos a la isla de Maafushi.
Había visto algo en Instagram, y he de confesar que me arrepiento de no haberme informado mejor porque la verdad que no me imaginaba lo que me iba a encontrar. Me pareció un parque de atracciones donde se usa la vida marina. Y eso me decepcionó bastante.
Obviamente cada uno tiene su experiencia y yo me lo paso bien hasta en una charca sucia, pero me parece conveniente compartir mi vivencia para que otros viajeros responsables no caigan en los mismos errores, y entre todos forzar a que se hagan las cosas al menos, un poquito mejor.
Contradicción en Maafushi; ¿Se puede proteger la vida marina en un entorno turístico?
Es cierto que fuimos un tanto a ciegas, con nula información sobre empresas que llevasen a cabo turismo responsable en este lugar. Simplemente, nos fiamos de nuestro destino. El recepcionista del hotel llamado “Magic” nos hizo buena magia. Parecía una persona agradable.
Luego me di cuenta que era un autómata que apretaba al play y le contaba lo mismo a todos los turistas que llegábamos allí. Al segundo día me di cuenta que estaba bastante cansado de lidiar con los turistas y su única función era vender las actividades.
En esta isla hay poco que hacer, porque el “desarrollo” ha devorado hasta sus playas, así que si no coges las actividades te verás dando vueltas en una colmena en construcción.
Las actividades que se ofrecen son absolutamente las mismas en todas los operadores turísticos de la isla, y todos te llevan a los mismos sitios – los puntos de atracciones donde se benefician de los animales marinos. Los precios pueden variar según la calidad del barco.
Y aquí vienen mis observaciones.
La importancia de dar con las personas adecuadas
Todo está estudiado en estos lugares, al final no te queda otra que aceptar, porque no hay muchas más opciones para ocupar los días (por lo menos lo que yo sentí que pasa en esta isla). Se trata de paquetes cerrados y todos ofrecen lo mismo; básicamente “La foto” El cómo se consiga, nadie lo pregunta. Ellos te prometen que al final te van a dar la foto.
Pero debería ser esencial que las personas que trabajan mostrando la naturaleza, estén adecuadamente formadas. El primer capitán que tuvimos se le veía mucho más experto, que el segundo capitán del día siguiente. Sus maniobras absurdas como encallar el barco en los arenales, nos hicieron dudar de sus facultades.
Los “supuestos guías” – jóvenes locales sin formación – básicamente se convierten en tus fotógrafos particulares, ya que parece ser es lo único que buscan los visitantes.
La obsesión por la foto y su impacto en la vida marina
Ya intuía que para atraer a los animales se les alimentaba, así que fui bastante tajante y repetí varias veces que si se alimentaba a los animales para atraerlos, no quería participar. En uno de los operadores turísticos fueron sinceros y me dijeron que sí, efectivamente se les alimentaba, así que los descarte explicando mis motivos – aunque dudo que me entendiesen.
El segundo directamente nos engañó, nos afirmaba que los animales estaban en libertad pero que no se les cebaba. No sé porqué le creímos. Me aseguraron que los animales están en libertad pero que seguro que se veían y como no, me repitió “ y tendrás la foto”. Yo le repetí que la foto no me importaba, me importaba que se respetase a la fauna marina. Sé por experiencia que a la naturaleza nunca hay que ir con expectativas y si existe la suerte de tener un encuentro, es cuando te sientes agradecido y afortunado.
La ausencia de explicación empezando por la desinformación de los puntos en los que íbamos a parar, ya me hizo sospechar, pero ya no había vuelta atrás. Estábamos en el barco. Intenté interactuar con los supuestos “guías” sobre las especies que se iban a ver y cuál debe ser nuestro comportamiento ante ellas, pero tuve escuetas respuestas.
La falta de interés por conocer al grupo, me dio a entender lo que fue, un sálvese quien pueda. Era increíble ver como personas sin habilidades para nadar, se tiraban al agua con la única seguridad de un chaleco salvavidas. Su miedo se desvanecía ante la obsesión de obtener la foto.
En nuestro barco íbamos 8 parejas y una alemana mayor que viajaba sola, que fue con la única que interactúe después de hacer contacto visual y sentarse al lado mío. Todos los demás iban dormidos durante el trayecto a nuestro primer punto de atracción.
Me pareció increíble que la gente no disfrute de la maravillosa tonalidad de azules que ofrecía ya el trayecto. ¿Se viajan tantos kilómetros para quedarse dormidos en el barco? Alucino con el comportamiento humano.
Alimentando Rayas en la orilla del mar. ¿Una práctica sostenible?
Sin informarnos de nada, nos hacen bajar en una isla que luego me di cuenta que pertenecía a un Resort. Había ya 3 barcos encallados en la arena, y nosotros éramos el cuarto. Luego conté hasta 8 de ellos haciendo lo mismo. Quiero creer que existen operadores turísticos que dejan espacio y lo hacen bien, pero la sensación que tuve en este lugar en concreto, fue que no.
Lo único que nos dijeron es que estaba prohibido bañarse, y la verdad es que era lo único que apetecía en estas aguas transparentes y con el calor que empezaba hacer. Yo me entretuve con un super cardumen de peces, que se movían todos como si fueran una sóla entidad. No me di cuenta cuando empezaron a llegar las rayas.
Cuando miré hacia atrás vi a mi grupo, sacándose fotos en la orilla con una enorme raya que se aproximaba a sus pies. Analice la situación desde lejos y ya me di cuenta. Cada barco tenía un cubo con “peixe”, que le tiraban para atraerlas. “¡¡Mierda!! Esto era justo en lo que no quería participar.”
Me acerqué a nuestro “guía” y le dije que no estaba bien alimentar a los animales
Él me respondió “lo hacemos todos los días”. La falta de respeto de la gente es asombrosa. Les tienen miedo, porque desconocen hasta de qué animal se trata, pero se acercan con su Gopro, metiendoles la cámara hasta en la boca.
Me quedé mirando la situación de lejos, fijándonos en el comportamiento de todas aquellas parejas que habían venido con nosotros dormidos en el barco. El comportamiento humano roza la absurdez. Empezaron a venir a la orilla más rayas, aparecían del barco de al lado, ya se había acabado la ración de comida y venían a buscar su turno en nuestro barco.
Me fijé que dos de las rayas no tenían cola. Le pregunté al “guía” (era la única que le preguntaba cosas) y me contestó “ah, ya!! por la hélice de los barcos”. “JODER, ¿en serio? ¡qué vivís de ello!” Ahí se me empezó a resquebrajar el alma. Lo que no sabía es que aún quedaba mucho más por ver.
Como buena bióloga marina, empecé a informar a la nueva “amiga” alemana que me había echado, sobre estos animales. Le conté que en la cola tienen unos aguijones con forma de serrucho, que se suelen romper si tienen que atacar. Estos animales son pacíficos pero si se les invade su espacio o se les provoca pueden reaccionar intentando clavar ese aguijón, que luego les vuelve a crecer.
Efectos negativos de alimentar a los tiburones nodriza
Quiero creer que no son todos los operadores turísticos, pero por lo que vi en esta zona de Maldivas, la amplia mayoría alimentan a los tiburones nodriza, la otra gran atracción turística. Una foto con tiburones es un “wow” para todos aquellos que no sepan que estos tiburones son completamente inofensivos.
Y es que aunque parezca emocionante, esta práctica puede tener efectos negativos en los tiburones y el ecosistema marino:
1. Dependencia alimentaria: Los tiburones pueden volverse dependientes de la comida humana, afectando su supervivencia. Al acostumbrar a los tiburones nodriza a recibir comida de los humanos, pueden perder sus habilidades naturales de búsqueda y caza. Esto puede afectar su capacidad para sobrevivir en el medio ambiente natural y reducir su aptitud biológica.
2. Cambios en el ecosistema: La alimentación artificial puede alterar la dinámica natural del ecosistema marino. Porque la concentración de tiburones en áreas específicas debido a la alimentación artificial puede afectar a otras especies y sus interacciones.
3. Riesgo de accidentes: Aumenta el riesgo de accidentes entre humanos y tiburones. Y entre los tiburones y las hélices de los barcos. Vi a varios tiburones con magulladuras en su piel y también vi a varios turistas como golpeaban con las aletas a los tiburones e incluso cuando se sumergían y subían se chocaban con ellos.
Entiendo que pueda ser una actividad emocionante y que los turistas se vayan con la satisfacción de una foto preciosa entre todos esos tiburones. Pero tengo la sensación que la amplia mayoría se fueron sin saber siquiera el nombre común del tiburón.
Una vez más me vi envuelta en algo en lo que estaba totalmente en contra y sinceramente no sabía como escapar de allí. Me retiré del lugar para ver la rídicula escena desde lejos. Conté de nuevo unos 8 barcos. Los tiburones se movían de un barco a otro buscando esa comida rápida a la que ya están más que acostumbrados.
No sé si son conscientes de que son literalmente utilizados como “photocall” y que probablemente habrán visto más culos y tetas que los que había en aquellas revistas de PlayBoy.
Consejo de snorkeling
¡Si te encuentras con una tortuga, considérate afortunado! Puedes capturar el momento con tu cámara desde una distancia respetuosa, permitiéndole moverse libremente. Nunca bloquees su camino ni la toques; deja que nade sin ser molestada. Tómate un momento para apreciar el privilegio de compartir su mundo. Como si estuvieras siendo parte de un documental en tiempo real.
Si haces snorkel con el tiburón ballena, tienes que dejarle espacio. Evitar aletear encima de ellos y mantener una distancia mínima de unos 4 metros de sus laterales (observé que esta práctica no se respeta allí).
Lo bonito de poder ver el mundo marino a través del snorkel es que tienes la posibilidad de estar ahí sin que ellos noten tu presencia, si lo haces bien. Y sobre todo; ¡no tocarlos! Respetar estos códigos de conducta al interactuar con animales en su medio natural es esencial para su bienestar y garantizar su supervivencia a largo plazo.
Si hubiese científicos y expertos en conservación que conozcan y estudien la distribución, los hábitos alimentarios de estas y otras especies marinas, y se respetaran las normas – que ya existen – se podría apreciar y disfrutar de estas especies en libertad sin tanto acoso.
¡Delfines a la vista! Observación con respeto y admiración
En este sentido nuestro capitán tuvo la decencia de parar el motor y pudimos observar los delfines desde el barco, pero de nuevo cero información de que especie, de que hacen, de si son delfines residentes, cuantos son o algo, al menos un mínimo de información.
En cambio otros barcos que vimos, se interponían en el camino de ellos, incluso habiendo crías. Sé que existe un mínimo de regulaciones y los capitanes lo saben.
Otros barcos pasaban con la música a toda hostia desconociendo la repercusión que puede tener para estos animales tan sensibles a los ruidos submarinos. La contaminación acústica en los mares provoca cambios en la forma que tienen estos cetáceos de comunicarse.
Aunque nos parezca inofensivo reproducir la música a un volumen alto, a ellos les puede causar cambios a la hora de realizar las actividades de cooperación como la caza en grupo. No creo que sea necesario montar un festival en un barco cuando vamos a ver animales en su medio natural.
¿Qué hacer si te ves participando en una actividad de estas sin saberlo?
Es esencial apoyar el turismo sostenible y respetar la vida marina. Si te encuentras en una actividad de alimentación de tiburones o rayas sin saberlo, expresa tu desacuerdo y ayuda a promover prácticas más responsables. Es imprescindible hacérselo saber a los organizadores, para que vean que más gente está en contra de esta práctica. Y hacerles entender las consecuencias de seguir así.
También es importante hacérselo saber a otros viajeros, cada vez hay muchos más viajeros sensatos que ya están sensibilizados y así ellos podrán evitar ser cómplices de esta práctica que tiene consecuencias negativas en el ecosistema marino del lugar.
Cuantas más personas expresen su preocupación, mayor será la probabilidad de que los organizadores reconsideren su enfoque y adopten prácticas más responsables y sostenibles. La concienciación y la presión de la comunidad pueden tener un impacto positivo en la conservación de la vida marina.
Me gustaría que te quedases con esta idea; alimentar a los animales marinos tiene un impacto negativo ya que altera los patrones naturales de alimentación y comportamiento de los animales, aparte de que contribuye a la contaminación del agua y la proliferación de enfermedades.
Respeta y aprecia la vida marina siempre con distancia para no molestarla
Siempre digo que la conservación de las especies se basa en la educación de las personas, porque sin concientización y sensibilización ante el entorno natural es imposible proteger las especies. La naturaleza es cuestión de suerte, pero también de paciencia, de esperas, de conocer el comportamiento de las especies, de conocer sus hábitos y esperar. Por ello es esencial contar con expertos en conservación, biólogos que estudien la distribución de las poblaciones y guías capacitados que ayuden a interpretar y comprender lo que se está viendo.
Pero en Maafushi esto no es así, o al menos lo que yo presencié. Los operadores turísticos han cambiado los hábitos de muchas de sus especies marinas, interactúan sin respeto, sin distancia. Si a un animal lo sigues lo que va a hacer es huir. El caso de las Manta Rayas también fue nefasto. Sin parar el barco nos decían que nos tirásemos, prácticamente encima de ellas y luego que nadáramos los 100 metros lisos para seguirlas.
Yo soy muy buena nadando, pero “nosotros no seguimos animales, si ellas se quieren acercar aquí estamos” Y así fue, mientras el grupo nadaba a lo lejos hacia la nada, nosotros tuvimos el privilegio de ver a dos de ellas aproximarse y pudimos contemplarlas.
Es fácil hacer una foto bonita en Maldivas, los colores azules de las aguas son indescriptibles y esas grandes especies crean un contraste que cualquiera puede capturar una foto de miles de likes. Pero nadie cuenta lo que hay detrás y de qué se está siendo cómplice.
Los influencers en las redes sociales tienen una gran responsabilidad
En los momentos actuales en los que nos vemos embaucados por las fotos de las redes sociales, debemos tener ojo para entender que se esconde detrás. Los influencers tienen una responsabilidad muy grande, y deben evitar promover actividades que involucran la alimentación de animales marinos. Alimentar a los animales marinos pone en peligro su bienestar al exponerlos a dietas inadecuadas, alimentos contaminados o interacciones negativas con los humanos.
Los influencers tienen la oportunidad de educar y sensibilizar a su audiencia sobre prácticas responsables de interacción con la vida marina, como la observación pasiva y el respeto en su entorno natural. Es su responsabilidad inculcar buenas prácticas, ya que son el ejemplo para cada uno de sus seguidores.
Sé un viajero responsable y no participes en la alimentación de la fauna marina
La fauna se observa desde lejos, sin acosarla y con alguien que te interprete todo lo que se está viendo, sin crear expectativas. Como viajero responsable, prioriza la conservación de la vida marina y no participes en estas actividades de alimentarlos. Esto garantiza disfrutar de un comportamiento más natural de las especies.
No quiero fastidiarte las vacaciones, ni tampoco perjudicar a los que viven o trabajan allí, pero siento que nadie cuenta la verdad y no quiero que te sientas engañado cuando vayas. La presión de todos nosotros es lo único que puede hacer que los operadores turísticos cambien su estilo de enfocar sus actividades en esta isla.
Formar a sus guías y colaborar con la ciencia beneficiará en la conservación a largo plazo de estos animales tan emblemáticos que tienen la suerte de vivir en esta joya del Océano Índico.
Me llevo de estas islas su impresionante belleza de sus tonos azules, pero también la sensación de la falta de respeto hacia la fauna marina, que es la base de su sustento. Al participar en estas actividades, nos convertimos en cómplices de un ciclo de irresponsabilidad. Por eso es importante recordar que nuestras acciones tienen un impacto significativo y que debemos esforzarnos para preservar las maravillas que habitan en este lindo lugar.
Muy importante concienzar del respeto a la naturaleza que nos rode y en la que vivimos. Una foto no merece la pena si se logra de esa manera. Gracias por implicarte y hacernos participes.