De visita por los templos de Teramachi en Nagasaki

¿Has oído hablar alguna vez de los templos de la calle Teramachi? Más allá del triste episodio de la bomba atómica que acompaña irremediablemente siempre a su historia, la ciudad de Nagasaki supo reponerse y no vivir solo de sus peores recuerdos.

A parte de sus museos y monumentos, que son visita imprescindible, esta bonita urbe de la región de Kyūshū de Japón, ofrece mucho más al viajero. Con muchos toriis, santuarios, zonas de paseo e incluso alguna catedral, Nagasaki invita a extender la visita y a quedarse más de lo que uno ha previsto. Al menos así nos pasó a nosotros.

Uno de los muchos toriis
Uno de los muchos toriis

Uno de los lugares más atractivos de Nagasaki es la calle Teramachi o Temple Town, donde se ubican numerosos templos pequeños y medianos, dibujando un entorno único entre callejuelas, cerezos y escalinatas interminables que te invitan a cruzar los torii, esos característicos arcos de entrada de los templos shintoistas.

Sin duda, vale la pena calzarse unas buenas zapatillas, botella de agua en mano, y comenzar a subir escalones por las empinadas cuestas de Teramachi para pasear dentro y fuera de sus templos.

Los templos de Teramachi

¿Qué hay en la calle Teramachi?

Durante los siglos XVI y XVII, muchos comerciantes chinos llegaron a Nagasaki, centro de comercio internacional, y dejaron constancia de ello construyendo unos templos inspirados en los de sus lugares de origen.

Bienvenidos...
Bienvenidos…
...a los templos...
…a los templos…
...de la calle Teramachi
…de la calle Teramachi

Aunque los más conocidos son el Kofuku-ji y el Sofuku-ji, te recomendamos alargar el paseo y descubrir esos otros pequeños santuarios menos concurridos y con muchas historias que contar.

Otro en la parte de arriba
Un templo en la parte de arriba

Sobre el Kofuku-ji, el primer templo chino del grupo budista Obaku, fue construido en el siglo XVII y es interesante saber antes de su visita que está dedicado a la diosa china del mar, que protegía a los comerciantes que llegaban a la costa japonesa.

Prueba de ello son los peces tallados o la gran ballena que encontrarás, representando ese mar al que pescadores y comerciantes se enfrentaban a diario.

Es uno de los templos que sobrevivió a la bomba atómica y a día de hoy el Gobierno japonés lo reconoce como uno de sus valores patrimoniales.

Kofuku-ji
Kofuku-ji

Al otro lado de la zona de Teramachi encontrarás el Sofuku-ji, también un templo chino budista zen de los obaku, edificado por el monje Chino Chaonian en 1629. La diferencia con el Kofuku-ji es la provincia de origen de los migrantes chinos que lo construyeron.

Sofuku-ji
Sofuku-ji

Algunos de sus edificios han sido declarados Tesoro Nacional de Japón por su importancia arquitectónica y cultural, que recuerda a la arquitectura de la dinastía Ming del sur de China. Su puerta roja y algunas de las edificaciones son un claro ejemplo.

Encontrarás detalles bonitos en todas partes
Encontrarás detalles bonitos en todas partes

Como decía, no sólo se pueden visitar estos dos templos (por cierto en ambos cobran una entrada en torno a los 300 yenes por visitante), sino que toda la zona está repleta de pequeños templos con increíbles jardines.

El verdadero atractivo de la visita es descubrir ese rincón que no se ha visto todavía en ninguna fotografía. Entre ellos por ejemplo en Enme-ji, muy cerca del Kofuku-ji, es un templo budista donde los cerezos cobran especial protagonismo durante la época de floración.

Eso sí, para acceder tendrás que subir una empinada escalinata… parte de la diversión… Después del ascenso tendrás tu recompensa, los pequeños jizō, estatuillas protectoras de la simbología budista, te darán la bienvenida en su patio central. Obsérvalas bien, no son iguales…

Simplemente pasea...
Simplemente pasea…
...y piérdete
…y piérdete

Otro de los templos, el Kodai-ji, tiene también una entrada espectacular y unas estatuas guerreras realmente interesantes. Lo dicho, pasea entre los templos, sus plazoletas y jardines, pues encontrarás rincones muy especiales.

¿Te hemos animado?
¿Te hemos animado?

¿Cuándo visitarla?

Pese a que se puede visitar en cualquier época,  durante la floración del cerezo disfrutarás de los jardines en su máximo esplendor. Y por supuesto el año nuevo convertirá muchos de los templos en lugares de celebración, llenos de farolillos rojos, sonido de campanas y oraciones de bienvenida.

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