La hermosa capital de Portugal, Lisboa, tantas veces descrita como decadente sin embargo tan atractiva a la vez, acoge a diario visitantes para enseñarles todo lo que tiene que ofrecer, que no es poco. Un fin de semana, incluso tres días, son el tiempo ideal para recorrer sus calles, que ya de por sí son todo un espectáculo visual, en busca de sus miradores, los edificios más emblemáticos, los tranvías más famosos y los mercados más modernos.
Otro punto a favor de esta ciudad es que, al disfrutar de un clima maravilloso durante todo el año, cualquier estación es el momento perfecto para visitarla. De ahí que siempre suele estar concurrida.
El destino perfecto para casi cualquier tipo de turista por su oferta cultural, histórica y festiva.
Antes de empezar a explorar la ciudad y preparar nuestra visita, nos resultará más fácil si conocemos sus varios barrios. Así sabremos cuánto tiempo necesitamos dedicar a cada rincón.
Entre las principales zonas están La Baixa, el Chiado, el Barrio Alto, La Alfama y Belém. Cada uno de estos barrios tradicionales tiene una oferta diversa y un espíritu único que encanta a todo el que lo visita.
La Baixa es el más céntrico y animado de la ciudad, mientras que el Barrio Alto y El Chiado son más bohemios y alternativos. Por otro lado, La Alfama es un barrio que refleja la esencia de Lisboa, mientras que en Belém es donde están las atracciones turísticas más populares.
Y además de estos barrios, hay dos zonas más modernas, que son la zona del Parque de las Naciones y la Plaza del Marqués de Pombal.
Ahora ya sí, empecemos a recorrer sus calles y ver todo lo que podemos encontrar, pero te dejamos unos tours por zonas, casi todos gratis, para ir calentando:
El elevador de Santa Justa fue inaugurado al público en el año 1902 y formó parte esencial de la red de transporte público de la ciudad. Sin embargo, en la actualidad, con sus 45 metros de altura, es una atracción turística destacada en el barrio de Baixa, aunque subir en ella se puede obviar.
Cuenta con una plataforma mirador desde donde los visitantes pueden tener vistas excepcionales de Lisboa, como las calles, los tejados de terracota, los monumentos como el Castillo de San Jorge o la Catedral de Lisboa, y el río Tajo, todo ello desde una perspectiva única y privilegiada.
En la terraza tiene una cafetería para los que quieren tomar algo mientras contemplan la panorámica.
El Arco de Rua Augusta, lugar de acceso a la Plaza do Comercio, es un imponente arco que precede al corazón del centro histórico de la ciudad. Además de poder contemplarlo y pasar por debajo de él, es posible subir hasta arriba para admirar la Plaza do Comercio desde las alturas.
Esta plaza, en la que ahora hay numerosos restaurantes en los que comer o tomar algo, fue reconstruida en forma de “U” por el Marqués de Pombal luego del sismo de 1755, y en la actualidad es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad.
Alrededor de una de las plazas más pintorescas de Lisboa se erigen encantadoras residencias barrocas y una variedad de monumentos históricos. Hablamos de Largo do Carmo.
La orientación de la plaza es hacia la Iglesia do Carmo, de la cual solo quedan las ruinas después del devastador terremoto de 1755, y al lado de la iglesia está el Convento do Carmo.
Durante la primavera se llena de flores y se pueden apreciar las jacarandas en todo su esplendor.
El Convento do Carmo es otro de los grandes atractivos turísticos de Lisboa, donde en la actualidad funciona el Museo Arqueológico do Carmo, algo que considerar en tu visita a la ciudad portuguesa.
Los arcos del convento son la entrada al barrio El Chiado, y solía ser uno de los templos góticos más importantes de toda la ciudad, pero lamentablemente acabó destruido por el terremoto de 1755.
En cuanto al museo que está en las ruinas del antiguo convento, tiene una pequeña pero significativa exposición de diferentes objetos que datan de la Prehistoria hasta la Edad Media.
La Catedral de Santa María Mayor es una de las iglesias más importantes de Lisboa, y la más antigua. Su construcción comenzó en el año 1150, y en el año 1393 tomó su función de catedral.
Es una catedral que ha sufrido diversas modificaciones y reconstrucciones a lo largo de la historia, con lo cual se pueden apreciar diferentes tipos de arquitectura en su estructura.
Entre todo lo que se puede ver en su interior se encuentra las tumbas del Rey Alfonso IV y su esposa, el ataúd de San Vicente, un belén realizado por Machado de Castro y la pila bautismal donde, en el año 1195, fue bautizado San Antonio.
El Monasterio de los Jerónimos, cuyo nombre en portugués es el Mosteiro dos Jerónimos, es un edificio con un estilo manuelino predominante que se empezó a construir en el año 1506 para celebrar el regreso de Vasco de Gama.
Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983, el monasterio tiene una iglesia que es completamente diferente a la mayoría de las iglesias de Lisboa. Solo tiene una nave con seis columnas talladas que se elevan muy alto, lo que lo convierte en un clásico que ver en Lisboa.
En cuanto al Claustro, es realmente impactante por sus dimensiones y la perfección con la que fue construido.
La Torre de Belém es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y por tanto de los que ver en Lisboa sin duda alguna, pues sirvió por muchos años como torre defensiva para proteger la ciudad.
Edificado entre los años 1515 y 1519, la torre está en el estuario del Tajo, y luego de su uso como defensa, se utilizó como centro aduanero y faro.
Es posible visitar la Torre de Belém y acceder a su interior para ver los cañones defensivos y los fosos que se usaban para tirar a los prisioneros. Con cinco plantas que se comunican con una escalera de caracol, es posible subir hasta la terraza y contemplar la vista.
Más que el edificio en sí, lo bonito de esta visita es el paseo que puedes dar desde el monasterio de los jerónimos. A la ida o la vuelta puedes aprovechar para ver también el monumento a los descubrimientos.
El Monumento a los Descubrimientos es un grupo escultórico de 52 metros de altura situado en la costa de Belém, muy cerca de la Torre.
Fue erigido en el año 1960 con la finalidad de conmemorar el quingentésimo (500º) aniversario de Henrique el Navegante, un infante portugués de la era de los descubrimientos
Al subir a lo alto del monumento se puede apreciar una bonita vista panorámica de Belém, así como de la Rosa de los Vientos y el oeste de la ciudad. Se puede subir tanto por escaleras como por ascensor, pero es necesario pagar una entrada.
El Elevador da Bica está en Rua da Bica y es uno de los tres elevadores construidos en el siglo XIX en Lisboa. Es menos frecuentado por los turistas, por lo que es una visita algo menos estresante.
En la entrada hay un peculiar arco que tiene un estilo que traslada a otra época. Y, aunque el recorrido es corto, está lleno de encanto por la variedad de edificaciones que se ven al pasar.
Asciende lentamente a través de las casas antiguas de Rua da Bica, para luego llegar a la parte sur del Barrio Alto. Muy cerca queda el mirador de Santa Catarina, con un ambiente relajante.
La Plaza del Rossio, situada en La Baixa, es un lugar muy animado por la cantidad de bares, tiendas y algunos restaurantes que se encuentran en sus calles aledañas.
Además, al tener una ubicación céntrica, es un punto de encuentro para los locales y tiene muchas opciones de alojamiento para turistas.
No obstante, en la Plaza del Rossio también se pueden apreciar hermosos monumentos, visitar el Teatro Nacional Doña María II, tomar un café en Café Nicola o tomar un tren desde la estación ferroviaria hacia Sintra.
El Castillo de San Jorge está ubicado en la cima de la colina más alta de Lisboa. Su nombre en portugués es Castelo de São Jorge, y es un monumento histórico en la ciudad.
Fue edificado en el siglo V y posteriormente modificado en el siglo IX por los árabes. En el año 1938 fue restaurado completamente, y actualmente es una visita imperdible para todos los que visitan la ciudad portuguesa.
Al estar en una zona bastante grande, es una visita que puede tomar más de media mañana. Además de recorrer el castillo y ver sus once torres, es posible acceder al museo en su recinto, así como a un bar y a un restaurante.
El Museo del Fado de Lisboa está en el barrio La Alfama, y es una representación del panorama musical de la ciudad. El Fado es una expresión muy conocida de la música portuguesa de carácter melancólico.
De manera que, en este museo, que fue inaugurado en 1998, se muestra una colección única de guitarras, autores, compositores y canciones relacionadas con este género musical. Los visitantes pueden conocer la historia del fado, pasando por su evolución hasta su consagración en la actualidad.
Dentro del museo hay una cafetería y una tienda donde se puede comprar música.
El Panteón Nacional de Lisboa está ubicado en Campo de Santa Clara, y anteriormente era conocido como la Iglesia de Santa Engracia.
La construcción de esta edificación empezó a finales del XVII y fue finalmente terminada en 1966. El Panteón se levanta sobre los restos de una iglesia de la cual ya no queda casi nada, por lo que desde principios del siglo XX se ha utilizado como lugar de entierro para personajes célebres de Portugal.
Tiene una hermosa arquitectura coronada por una gran cúpula blanca, y los visitantes pueden subir a la amplia terraza para tener una panorámica de La Alfama.
El Crucero por el Río Tajo es una actividad recomendada en Lisboa, porque permite al turista admirar la ciudad de una manera diferente. Es una forma fascinante y alternativa de conocer la ciudad y al mismo tiempo tener vistas increíbles a bordo de una embarcación de lujo.
Desde el crucero es posible admirar varios de los monumentos de Lisboa, lo que ofrece una alternativa para recorrer la ciudad desde el agua.
Nada como un recorrido tranquilo y sin interrupciones a bordo de un crucero tradicional portugués, y si se realiza en el atardecer será una experiencia increíble.
Para moverse por Lisboa, nada mejor que hacer uso de sus famosos tranvías, siendo la del tranvía 28, la ruta más popular pues transcurre por distritos turísticos.
Desde la Plaza de Martim Moniz se puede tomar el tranvía, ya que es una de las más céntricas, y se pueden hacer varias paradas en lugares interesantes, como Graça, la Catedral de Lisboa, El Chiado, Sta. Catarina, Estrela, y finalizar en la parada del Campo Ourique.
Cuando se trata de mercados vanguardistas, el LX Factory es único en su estilo. Es un mercadillo que fue construido sobre una antigua fábrica, lo cual le da ese aire hípster.
Al entrar al mercado lo primero que se pueden avistar son los graffitis reivindicativos, que le dan el toque alegre pero rebelde al lugar.
Dentro del mercado hay unos cuantos de locales interesantes, muchos con productos y marcas sostenibles. Pero sin duda uno de los más populares es la librería Ler Devagar, con sus interminables estanterías.
En el mismo mercado encontrarás varios locales modestos en los que comer algo o tomar unas copas, siendo posible encontrar comida vegana y vegetariana sin problemas.
El pastel de nata es un icono de Lisboa, ya que es la ciudad donde se originó la receta de estos pasteles de hojaldre rellenos de crema. De manera que uno no puede irse de Lisboa sin antes haber probado esta delicia. Al ser una comida típica, se puede encontrar en casi cualquier restaurante, y es que técnicamente son un patrimonio nacional.
La buena noticia para los que quieran evitar los ingredientes animales, es que es posible encontrarlo también en su versión vegana en Vegan Nata.
Entre los lugares más famosos para comprar un pastel de nata en Lisboa están La Fábrica de Nata, la pastelería Aloma, en La Manteigeria, y en la Pastelería Santo Antonio.
Uno de los grandes atractivos y algo que hay que ver en Lisboa son sus miradores, repartidos por toda la ciudad. A pesar de estar algunos cerca de otros, como el Mirador Portas do Sol junto al de Santa Lucía, lo cierto es que cada uno tiene su propio encanto y las vistas que se pueden apreciar desde cada uno varían ligeramente.
El Mirador de Santa Lucía está en el barrio La Alfama, y aunque no tiene vistas tan espectaculares como los otros, es un lugar muy encantador donde los turistas se pueden sentar un rato a observar el puerto y los cruceros que atracan allí.
Desde el Mirador de Santa Lucía se pueden apreciar la Iglesia de San Esteban, la Iglesia de San Miguel, la cúpula del Panteón Nacional, y las bonitas casitas blancas de La Alfama.
En este mirador también es común encontrar artistas callejeros, como músicos y pintores, que le dan un toque ameno al lugar.
El Mirador de San Pedro de Alcántara está ubicado en el Barrio Alto, en la parte más elevada del lugar. Es uno de los preferidos por los turistas por su maravillosa localización, sus increíbles vistas y sus hermosos jardines.
Además, desde este mirador se pueden apreciar casi todos los sitios más icónicos de Lisboa, como la Catedral de Lisboa, el Castillo de San Jorge o el casco histórico.
En el mirador también hay muchas esculturas y mosaicos que, junto con los jardines, crean un ambiente relajante y romántico.
El Santuario del Cristo Rey es un mirador que está en la parte más elevada del monumento Cristo Rey en Lisboa. Este monumento tiene unos 25 metros de altura, y fue edificado en el año 1959, para reconocer que Portugal no había participado en la Segunda Guerra Mundial.
Al llegar al monumento, se puede tomar un elevador para llegar hasta su punto más alto, y desde allí tener unas vistas increíbles de la ciudad y del puente 25 de abril. Desde allí es posible hacer unas fotos muy bonitas para tener una postal de Lisboa con el puente de fondo.
El Mirador Portas do Sol es uno de los más frecuentados por los turistas porque está en pleno centro de Alfama. Además, la entrada es gratuita y de fácil acceso si se decide moverse en el tranvía.
Desde este mirador se pueden apreciar unas lindas vistas panorámicas de las casas de color pastel, y puedes tomar unas fotos impresionantes de la ciudad, las mejores que tendrás de toda Lisboa.
De igual manera, es un mirador que se caracteriza por un ambiente animado, ya que los músicos callejeros suelen amenizar el lugar con sus canciones alegres.
Si quieres aprovechar más el viaje, tienes tiempo, y no quieres quedarte solamente con lo que podrás ver en la capital, aprovecha que no muy lejos de esta hay varios lugares que vale la pena visitar, por diferentes motivos y con diferentes encantos.
Algunas excursiones que puedes contratar:
Debido a la cercanía con la capital, Sintra suele entrar en el pack de viaje de aquellos que disponen de algo más de dos días para visitar Lisboa.
Es una villa portuguesa encantadora, que se caracteriza por sus hermosos jardines y por las leyendas románticas que la han tenido como escenario.
En Sintra hay muchos lugares interesantes que visitar, como el Palácio Nacional da Pena, que destaca por su fachada de colores vibrantes. También es esencial conocer la Quinta da Regaleira, que es una mansión gótica con pasajes secretos y hermosos jardines.
Otros de los sitios turísticos de Sintra son el Palácio Nacional de Sintra, El Castelo dos Mouros, y el Palacio de Monserrate.
El Cabo da Roca es el nombre que recibe el impresionante acantilado que está a unos 40 kilómetros de Lisboa. Es conocido como el antiguo fin del mundo porque es el extremo más occidental de Europa.
Se encuentra dentro del Parque Natural de Sintra-Cascais, y en sus alrededores hay pequeñas villas marineras.
Tiene un mirador desde donde se pueden apreciar las mejores vistas del Atlántico y uno de los faros más antiguos del país, inaugurado en el año 1772. El mejor momento para visitarlo es al atardecer, para contemplar cómo los rayos de sol iluminan el mar.
Cascais es una pequeña población pesquera, situada en la costa de Lisboa, a unos 30 kilómetros de la ciudad. Desde Lisboa se pueden hacer excursiones hacia Cascais, y disfrutar de un día maravilloso recorriendo sus calles empedradas y visitando sus sitios turísticos.
Tiene un ambiente relajado y durante el verano se convierte en el escenario de festivales y conciertos. Sus playas son ideales para aquellos que disfrutan practicand surf o vela, y también atrae a los aficionados del golf porque tiene más de 10 campos.
Representa una escapada perfecta al bullicio de Lisboa famosa, porque se puede hacer una visita relajada por el casco antiguo, comprar artesanías, y disfrutar de una buena comida en alguno de sus bares o cafés.
Fátima es una pequeña ciudad ubicada a unos 120 kilómetros de Lisboa, famosa por su santuario, lugar de peregrinación desde el siglo XX. Y es que hasta este lugar en el que cuentan que la virgen se les apareció a tres pastores en el año 1917, suele viajar gente de toda Europa, siendo un lugar clave de turismo religioso para los devotos de la Virgen de Fátima.
Narazé es una encantadora villa costera ubicada hacia el norte de Lisboa, popular por su inmensa playa de gigantescas olas. Durante el verano es muy frecuentada por los amantes del surf.
Al llegar a Nazaré y recorrer sus callejuelas, descubrirás que todas terminan en su hermosa playa de dos kilómetros de extensión y de arena blanca. Desde aquí se puede apreciar una imagen diferente del Atlántico.
No obstante, Nazaré tiene más encantos que no están reservados solo para veraneantes y surfistas. Entre sus principales atractivos están el distrito de Sitio, y el Forte de São Miguel Arcanjo.
Óbidos es una hermosa villa que está a unos 70 km de Lisboa, conocida por ser una verdadera joya arquitectónica. Una antigua ciudad amurallada en donde residen actualmente tan solo unos 3 mil habitantes.
Al visitar esta ciudadela fortificada quedarás impresionado con su magnifico castillo, así como por sus típicas casas con tejados rojos y sus callejuelas adoquinadas.
Entre los meses de julio y agosto se lleva a cabo el Mercado Medieval, donde hay carpas con comida, puestos de tiro al arco, y personas disfrazadas.
Los lugares que puedes visitar en Óbidos son El Castillo, las iglesias, la Rua Direita y el acueducto.
Batalha es una pequeña ciudad conocida por ser el lugar donde ocurrió la Batalha de Aljubarrota, considerada la contienda más importante de Portugal.
Tras la victoria de Portugal en esta batalla, el rey Juan I ordenó construir el Mosteiro da Batalha, que es uno de los principales lugares históricos del país. Este monasterio gótico es Patrimonio de la Humanidad, y es realmente impresionante.
Además de acercarse al monasterio, también se puede visitar el museo de la Batalha de Aljubarrota, aunque está a 3 km de la ciudad.