Túneles de Vinh Moc, el refugio de un pueblo durante la guerra

Los más de quince años de conflicto bélico con los Estados Unidos hacen que la palabra Vietnam siga asociándose a otra repulsiva, guerra, y su presente sigue recordando en cada agujero de bomba, en cada museo, monumento o cementerio que no hace ni 50 años que la población vietnamita la sufría.

Interior de los túneles, nuestra próxima visita
Interior de los túneles, nuestra próxima visita

Tan absurda como todas y llevándose por delante la vida de millones de personas fruto de bombardeos indiscriminados y uso de armas químicas, es imposible recorrer el país y no tenerla presente en algunos momentos del viaje, como el que nos llevaría a los túneles de Vinh Moc.

Túneles de Vinh Moc

Cómo visitar los famosos túneles

Antes de ponernos manos a la obra con lo que fue nuestra visita, que seguro que te sirve de ayuda, cabe recordar que nosotros viajábamos con nuestro vehículo propio, realizando la ruta en moto por Vietnam. Si es tu mismo caso puedes llegar por tu cuenta, pero si no siempre puedes echar mano de alguna excursión a la zona desmilitariaza desde Hué que incluye dichos túneles.

Pese a que habíamos leído, habíamos visto todas las películas habidas y por haber sobre el conflicto, y la guía nos recordaba a cada paso las batallas más sangrientas o los bombardeos con más víctimas, no fue hasta llegar a la zona desmilitarizada cuando empezamos a sentir esa desazón tan característica que te atraviesa el cuerpo al recorrer lugares en los que han ocurrido catástrofes o barbaries.

DMZ La zona desmilitarizada
DMZ La zona desmilitarizada

Ya sentimos esa pesadumbre el día anterior cruzando la zona en moto, pero, la visita a los túneles de Vinh Moc, prometía remover mucho más nuestro interior y el de cualquiera.

Qué son los túneles y por qué

Antes de la guerra, Vinh Moc era un humilde pueblo de campesinos y pescadores que, una vez iniciado el conflicto, se vio situado en una de las zonas más malparadas de todo el país, al norte del río Ben Hai, dentro de la zona desmilitarizada.

Los soldados estadounidenses quisieron obligarles a dejar su hogar y machacaron la zona al sospechar que los habitantes suministraban alimentos y armas a los soldados del vietcong que se escondían en la isla Con Co, justo enfrente de la localidad.

Los vecinos de la aldea, sin otro lugar al que acudir, decidieron quedarse y construir un refugio que les protegiese de los constantes bombardeos, y fue entonces cuando nació la idea de crear una red de túneles ocultos en las entrañas de una colina tal y como se había hecho ya cerca de Saigón con los famosos túneles de Cu Chi.

Se empezaron a excavar los pasillos que terminaron siendo de más de dos kilómetros en tres distintos niveles con habitáculos para sus habitantes y el sistema se perfeccionó tanto que se llegaron a crear salas de maternidad o de reuniones. Este laberinto amparó y fue la salvación de 62 familias, unas 300 personas que siguieron haciendo vida lo más normal posible e incluso aumentaron de número, pues llegaron a nacer allí abajo hasta 17 niños.

Nuestra experiencia

Unos 42 kilómetros separan Dong Ha de los famosos túneles, fáciles de recorrer por una pequeña carretera en la que pudimos apreciar el día a día de los vietnamitas.

Niños que como siempre, hacia las once, salían del colegio y conducían su bici en paralelo a nosotros. Motos cargadas de cualquier cosa que se pudiese enganchar de alguna manera a la parte trasera, arrozales que nos hacían sentir realmente como en casa y casi siempre acompañándonos a ambos lados de la carretera las omnipresentes tumbas.

Camino de los túneles de Vinh Moc
Camino de los túneles de Vinh Moc

Nos encontrábamos en plena zona desmilitarizada, una franja que se extendía a unos cinco kilómetros a ambos lados del río Ben Hai separando Vietnam del norte de Vietnam del sur. 

En el cinturón del país se sucedieron algunas de la peores batallas de la guerra y muchos han muerto o resultado heridos en los años posteriores a consecuencia de las minas y restos de artillería que quedaron allí para recordar durante mucho tiempo que las consecuencias de la guerra se pagan hasta muchos años después que ésta haya finalizado.

A día de hoy en la DMZ todavía se pueden visitar algunas bases militares además del cementerio nacional Truong Son. Nosotros sin embargo preferimos ir a visitar los túneles de Vinh Moc, y algo más de una hora más tarde estábamos ya allí.

La entrada al recinto
La entrada al recinto

En la entrada del lugar hay poco más que una de las doce puertas de acceso a los pasadizos subterráneos y un montón de mujeres que quieren venderte algún refresco o botella de agua.

Lo primero que hicimos una vez allí fue acercarnos al pequeño museo para ir entrando en materia y con una serie de fotos y un montón de bombas en la entrada nos empezamos a hacer a la idea de lo que nos íbamos a encontrar.

Vestigios de la pasada guerra
Vestigios de la pasada guerra

Estábamos a punto de abandonar el museo en dirección a una de las puertas que nos llevarían a los pasadizos cuando de repente, una persona de baja estatura que no llegaría a medir metro y medio, se interpuso en nuestro camino y se presentó como uno de los niños que nacieron allí abajo.

Al principio no hicimos mucho caso a lo que nos estaba diciendo, pero su insistencia y la constante señalización de una de las fotos repitiendo una y mil veces que ese era él, nos hicieron dudar.

Fuera verdad o mintiese el caso es que lo que no supimos fue decirle que no a su propuesta de guiarnos por los túneles, pues antes de que nos diese tiempo a decir algo el hombre ya salía y nos invitaba a seguirle.

El hombre del museo que aseguraba ser uno de los niños de la foto
El hombre del museo que aseguraba ser uno de los niños de la foto

El hombre, del que no supimos adivinar el nombre ni nada de lo que decía, pues tenía algún tipo de discapacidad intelectual y solamente se comunicaba con nosotros con gritos, onomatopeyas y golpes en el pecho cada vez que nos quería recordar que él había nacido allí, empezó a andar deprisa y bajo las escaleras del primer agujero que vio.

La entrada a uno de los túneles de Vinh Moc
La entrada a uno de los túneles de Vinh Moc

Tan solo se giró una vez para señalar el techo queriendo advertirnos que estaba bajito, sin embargo no reparó en que nosotros medíamos más de 20 centímetros que él y que no podíamos seguir su velocidad de vértigo por los diminutos pasillos, y durante los 20 minutos que debimos estar por allí dentro el hombre no disminuyó la velocidad.

Comienza la aventura por los túneles
Comienza la aventura por los túneles

La claustrofobia de los primeros minutos se fue amortiguando poco a poco, al ritmo que nuestros ojos se acostumbraban a la poca luz de los farolillos que habían puesto.

Los estrechos pasillos
Los estrechos pasillos

El diámetro de los pasillos era poco más que justo para recorrerlos y tan solo se ensanchaba cuando llegábamos a alguna de las salas de reuniones.

Un túnel un poco más amplio
Un túnel un poco más amplio

A ambos lados de los pasadizos, de vez en cuando, aparecía una pequeña cueva/habitáculo donde unos muñecos representaban cómo era la vida de las personas que lo habitaban.

Sala de maternidad
Sala de maternidad

Cuando el hombre decidía que ya habíamos estado demasiados segundos mirando algo daba una fuerte palmada y nos hacía un gesto brusco para que siguiéramos detrás de él. Por suerte, a la cuarta palmada que pegó yo ya no me sobresalté, pues tenía el corazón en un puño solamente de imaginar la vida en aquella maraña de túneles de arcilla.

Pese a que el lugar resistió hasta el final, y sus habitantes sobrevivieron, no quise ni pensar como debía ser estar allí dentro mientras se escuchaba explotar la bombas a unos cuantos metros sobre la cabeza y temiendo que todo aquello se derrumbara enterrando a toda la gente a la que alojaba. Tan solo imaginarlo era estremecedor.

Recorrimos un último pasillo y salimos por una de las puertas que daban al mar de China para coger un poco de aire, y un par de minutos más tarde volver al interior y volver a cruzar los pasillo saliendo por otra puerta distinta.

Salimos por otra puerta
Salimos por otra puerta
A respirar aire puro
A respirar aire puro

Una vez en el exterior, y después de haberle dado una propina al hombre P que por su semblante diría que no le pareció suficiente, volvimos hasta la entrada cruzando otra vez una zona en la que se podía ver la huellas de la guerra como el agujero de algunas bombas o algunas trinchera algo reformadas para el turismo.

Salimos por otra de las 12 puertas de acceso
Salimos por otra de las 12 puertas de acceso
Antiguas trincheras
Antiguas trincheras

De vuelta a Dong Ha decidimos ir por la nacional 1 en vez de por la carretera más cerca del mar, así podríamos aprovechar que no llovía para parar a ver el monumento que simboliza la reunificación del país justo antes de cruzar el río Ben Hai. 

Monumento en el centro de Vietnam
Monumento en el centro de Vietnam

El museo de la guerra

El museo de la guerra que hay justo en frente consiguió rematar la sensación de angustia, pena y coraje que ya nos acompañaba desde hacía rato. Alberga una colección de armas, vehículos militares, uniformes y herramientas utilizadas por ambas partes durante el conflicto, así como mapas, fotografías y registros que ilustran la división de Vietnam y las operaciones en la DMZ.

Algunas de las bombas que cayeron durante la guerra
Algunas de las bombas que cayeron durante la guerra
Resto de una bomba de napalm
Resto de una bomba de napalm

Algunas áreas del museo recrean escenas de la vida diaria de los soldados y civiles que vivieron y lucharon en la región, así como pinturas que ilustran aquellos tiempos.

Una de las recreaciones de soldados luchando
Una de las recreaciones de soldados luchando
Y aquí capturando a un enemigo
Y aquí capturando a un enemigo
Una de las ilustraciones
Una de las ilustraciones

El puente Hien Luong

Y para ponerla guinda del cúmulo de sensaciones solo nos faltó cruzar andando el antiguo puente Hien Luong que atraviesa el río Ben Hai, todo un símbolo histórico de la división de Vietnam.

El puente Hien Luong
El puente Hien Luong

Durante la separación del país entre 1954 y 1975, este puente marcó la frontera entre el norte comunista y el sur respaldado por potencias occidentales. Su estructura fue dividida en dos colores, azul y rojo, representando a cada lado. A lo largo de los años, fue escenario de tensiones políticas, con altavoces y pancartas usados como herramientas de propaganda.

Datos prácticos

  • Desde Dong Ha hay 42 km hasta los túneles
  • En moto se tarda 1h 15 min
  • Precio de la entrada: 20.000 dongs

Nuestra ruta en wikiloc:

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