CON MOCHILA

Ir en ‘tuk-tuk’ por Bangkok, ¿turistada o tradición?

Una fácil manera de reconocer a aquellas personas recién llegadas a Tailandia es sin duda verlas fascinadas al pasar un tuk-tuk por Bangkok. Esos pequeños triciclos con aspecto de carromato al aire libre donde pueden acomodarse varias personas, a veces con neones o música para amenizar la jornada, y que esquivan el tráfico como si fueran guepardos en una sabana de acero y hormigón.

tuk tuk
Un tuk-tuk en el barrio chino de Bangkok, con sus neones apuntando al suelo.

Todo turista al llegar a Bangkok quiere montar en un tuk-tuk como cada niño que va a la feria desea subirse en la montaña rusa. Es pura adrenalina. Aunque algunos, claro, digan que quieren ir en el famoso triciclo tailandés por eso de que es el transporte habitual siamés. Y puede serlo -con variaciones- en algunos lugares remotos del país, pero no en la capital. Aquí es la alternativa divertida y única.

Lo que es innegable es que ir en tuk-tuk es una pasada. Algunos dirán que es peligroso también y quizás no les falte razón. Pero la experiencia es genial.

Tuk tuk de fiesta en Bangkok
Al caer la noche el viaje más divertido -y sin leyes- es en tuk-tuk.

No obstante, lo de viajar en este popular transporte tiene su complicación e igualmente su truco, y de ello me di cuenta en mi primera vez hace ya más de 14 años. Eran mis iniciáticos días en Bangkok y junto a un amigo nos ofreció un conductor de tuk-tuk llevarnos a un lugar a cenar que, según él, era delicioso. Nos cobraría solo medio euro al cambio.

Por supuesto recorrimos la ciudad con nuestro anfitrión en su triciclo de dos ruedas. La velocidad, el aire, la peligrosidad y las risas del conductor nos embriagaron todo el trayecto. Pero, claro, al llegar al restaurante y dejarnos allí todo se truncó. El lugar era un habitual timo para turistas donde no había precios y, tras comer, te sacaban cuentas de 300 euros. Nosotros conocíamos el timo y nos dimos cuenta del truco: nos había cobrado muy poco porque estaba compinchado con el restaurante. Cuando dijimos que nos íbamos, se quedó el conductor tocado. No recibiría su comisión.

Tuk tuk y taxi en Bangkok
El tuk-tuk cuesta mucho más que el taxi, pero es más divertido.

Viajar en tuk-tuk, ya lo adelanto, no es barato. Al menos no lo es en comparación con ir en taxi. Si el conductor ofrece un precio ridículo, seguramente sea porque haya gato encerrado. Por ejemplo que a mitad de trayecto te lleve a ver joyas o a que te ofrezcan un traje a medida. Es de pitorreo verte ahí tomándote medidas para que un sastre indio te haga unas camisas que no querías solo porque quisiste ahorrarte unas monedillas al ir con un tuk-tuk extrañamente barato. Si un conductor te dice que puede mostrarte algo único y muy barato, desconfía.

Quizás por eso estuve un tiempo sin montar en los tuk-tuks de la capital, excepto cuando una noche de copas se alargaba hasta la madrugada y tenía que volver a casa sin dormirme en un taxi: el viento en la cara y la inestabilidad del vehículo me mantenían con los ojos bien abiertos.

Puesta de sol Tailandia y tuk tuk
Tuk-tuks aguardan la llegada de los viajeros.

A día de hoy, pese a que son más caros que nunca, suelo cogerlos en muchas ocasiones al salir de noche en Bangkok. Porque si sabes cómo moverte en ellos es una gozada. Y ya que estamos, qué menos que contar aquí lo necesario para disfrutar de tu viaje en tuk-tuk sin sufrir los dramas habituales de un recién llegado.

Historia del ‘tuk-tuk’ en Bangkok, icono de un país

Sin duda el tuk-tuk sea un símbolo de Asia fácilmente reconocible en varios países, pero con sus variaciones. La versión camboyana es por ejemplo una escúter arrastrando un carruaje, la filipina una motocicleta pegada por un lateral a un sidecar donde se acomodan hasta dos personas, y en lugares como Malasia no existen al haberse desarrollado el país. El tuk-tuk más famoso es el de Bangkok, no obstante. Por delante también del resto de variantes tailandesas.

reparación tuk-tuk
Un tuk-tuk siendo reparado.

El éxito del tuk-tuk bangkokiano repite una historia común en Tailandia, la de un origen japonés que los siameses supieron mejorar y vender al mundo. Porque el tuk-tuk fue inventado por los nipones en el primer tercio del siglo XX y fue exportado a los países vecinos. En Tailandia se popularizó durante la segunda guerra mundial, ya que el entonces reino de Siam estaba bajo el yugo de los del lejano oriente. En esa misma época los nipones importaron por la puerta de atrás el ping-pong show y los tailandeses lo mostraron al mundo, pero esa es una historia que no toca contar ahora.

La idea de esta especie de motocarro parte de la necesidad al no poder contar con taxis en lugares por desarrollar, como aquel Japón de hace casi un siglo o la Tailandia de después de la segunda guerra mundial. Pero los siameses fueron capaces de comprarle la moto a los nipones y no solo darse vueltas con ella, sino llevarla a lo más alto.

En algunos lugares el tuk-tuk es la única alternativa a los taxis que casi no existen, como en la capital camboyana de Nom Pen o ciudades muy secundarias de Tailandia como Isaan e incluso, a su manera, otras importantes como Chiang Mai e incluso Phuket. Aunque en estos casos su versión del tuk-tuk es más tranquila y no es la locura de Bangkok. Lo de la capital tailandesa es otro nivel.

triciclo tailandés
El triciclo conocido como ‘zaleng’ nada tiene que ver con el tuk-tuk, pese a convivir con él en Bangkok.

El tuk-tuk en Bangkok sobrevivió a la popularización del taxi por lo pequeño que es, capaz de meterse en cualquier rincón con sus tres ruedas y avanzar veloz. Los tailandeses hace algunas décadas los usaban para los trayectos cortos, pero el turismo los reconvirtió en verdaderas atracciones a las que es difícil resistirse. Y a día de hoy, se usa más por diversión, ya que el precio es mucho más elevado que el de un taxi. Sobre todo para los extranjeros que no hablan tailandés.

Tuk Tuk Bangkok
Durante la pandemia ayudaron al poder meterse en cualquier callejón.

Por cierto, el origen del nombre del tuk-tuk también tiene cierta gracia. Se llama así porque usan motores de dos tiempos y cilindradas limitadas capaces de acelerar mucho pero no de alcanzar grandes velocidades, lo que hace que sea muy divertido al pegar tirones en los atascos de Bangkok. Dichos propulsores, similares a los de las antiguas motos, hacen un ruido de petardeo que suena a tuk tuk tuk tuk tuk. Y así se popularizó, algo muy asiático y tailandés, donde a los gatos los llaman meaw imitando sus maullidos y a los cuervos ka simulando y entonando sus graznidos.

¿Cómo gozar del tuk-tuk en Bangkok?

El tuk-tuk hace una década y media aún era masivamente usado por los bangkokianos, sobre todo en mercados donde los locales cargaban en ellos sus mercancías. A día de hoy es menos habitual, ya que los locales optan por otros transportes y el famoso triciclo ha logrado posicionarse como un símbolo de la ciudad más enfocado al turismo, pero sin sufrir las horteradas de la gentrificación.

Bangkok puesta de sol
Los tuk-tuks son una imagen de Bangkok, como sus cables y sus puestas de sol.

Mantienen su estilo característico, han mejorado algunas de sus funciones y aportan color a Bangkok. En la última década se han modernizado montando neones e instalando sistemas de audio a los que cualquier viajero puede conectar su móvil por bluetooth y así convertir cualquier trayecto en un frenesí de risas y acelerones aderezado con luces y tu música favorita.

Hay quienes los decoran y personalizan, y los que montan cierto lujo y glamour en sus asientos. Es posible verlos de Hello Kitty y Pero sin perder la esencia de las baterías al descubierto, el petardeo de los motores, los letreritos clásicos de taxi en sus carruajes.

Tuk Tuk Hello Kitty
La fiebre Hello Kitty también llega al tuk-tuk.

Esto, por supuesto, ha encarecido su precio. ¿Pero acaso alguien coge un tuk-tuk por algo que no sea divertirse un rato y amenizar un trayecto? El precio no es fijo como el de los mototaxistas y el de los taxis. Ha de negociarse, y desgraciadamente ya no vale el cálculo que históricamente se hacía de memoria. Antes, se estimaba que cada kilómetro costaba entre 30 y 50 bahts -alrededor de un euro o un euro y medio- en función de donde estuvieras. Ahora ya no es así.

Hay quienes dicen que al conductor se le ha de ofrecer la mitad de lo que pide, y no es una mala regla pese a no ser exacta. Al menos si no hablas tailandés. Por ejemplo, si un siamés o un extranjero que habla bien la lengua local para un tuk-tuk en la zona del palacio real, lo más gentrificado de Bangkok, y le pide que le lleve al barrio mochilero de Khaosan, el hervidero del turismo masivo, seguramente pida 300 bahts. Y quizás se le pueda bajar a 200 si el tipo en cuestión está de buenas y el tráfico es ligero a esa hora.

Pero un turista hablando inglés recibirá precios de entre los 500 y los 700 bahts. Y eso que no hay más de tres kilómetros, por lo que negociar algo es vital. Aunque hay tantísimo turista a quien no le importa el dinero en dichas zonas que ahí es difícil bajar precios. Eso sí, en un lugar céntrico le dices a un tuk-tuk que te lleve a algún sitio y aquello es una lotería. Yo recomiendo que no pagues más de 200 o 300 bahts si es de día y el trayecto es de media hora o menos.

tuk tuk tailandia
Siempre con sus letreros de taxi y pintados como la bandera de Tailandia.

A la noche, cómo no, todos los gatos son más que pardos. Y en las zonas de copas más popularizadas por los extranjeros suelen cobrar altas facturas. Hace más de una década, yo podía coger un tuk-tuk desde una zona de fiesta y llegar a mi casa en media hora a cambio de cien bahts. A día de hoy, para ir de una zona de copas a otra con una distancia de un kilómetro y medio piden 400 bahts. Tendrás suerte si bajas a 200.

A cambio del notable aumento de precios en los tiempos modernos, la diversión está asegurada. Neones, música a todo trapo que podrás seleccionar, acelerones e incluso gente que al pararse en los semáforos salen a bailar al ritmo de las canciones que pinchan en el tuk-tuk. Quizás a alguno le parezca una horterada y una falta de miras y de responsabilidad, sobre todo a las tantas de la madrugada, pero es una salvajada muy divertida.

Un apunte: que no se asuste nadie pensando que ir en tuk-tuk es una temeridad, aunque a veces se vea hasta a diez personas subidas en uno. Si vas en familia, los conductores son amables y conducen bien. Pese a la peligrosidad que se le atribuye a los triciclos de dos tiempos, los accidentes no son habituales.

¿Y qué hay de los tuk-tuk fuera de Bangkok?

Alguno podrá argumentar que me he centrado en todo este texto únicamente en Bangkok, como si el tuk-tuk fuera exclusivo de la capital tailandesa. Pero la realidad es que solo aquí es un verdadero icono, en el resto del país esto es muy diferente.

En Chiang Mai, por ejemplo, hay unos cuantos tuk-tuks parecidos a los de Bangkok, pero no tantos. Igualmente escasean los taxis normales. Lo común en el norte del país es moverte en songteo, una camioneta acomodada como minibús a la que muchos erróneamente llaman tuk-tuk. Su nombre significa “dos líneas”, porque los asientos son en un par de filas. No hay petardeos de los motores de dos tiempos ni zigzagueo por el tráfico. Este tipo de vehículo, por cierto, es común en Bangkok y en la región central del país como bus de línea barato.

Songteo
Un songteo en Chiang Mai.

En algunas islas como Phuket tienen algo intermedio. Usan el songteo llamándolo tuk-tuk grande para llevar a muchas personas a precios elevados. Tienen neones y música como en Bangkok para amenizar los trayectos del turista.

En otros lugares son habituales los que incorporan una motocicleta, como en Isaan o Ayutthaya. Y es que hay infinidad de modelos de tuk-tuk en varias regiones del país, e incluso en Bangkok es posible ver otros modelos como transportes privados. Pero sin duda es el tuk-tuk de Bangkok el más icónico, una experiencia imperdible en la capital tailandesa.

A contrapelo, por Luis Garrido-Julve
A contrapelo, por Luis Garrido-Julve
Share:
Published by

Luis Garrido-Julve

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *