Cap. 13 – Subida a Ghorepani, un último esfuerzo

Etapa 14 Trekking circuito del Annapurna. De Tatopani a Ghorepani

El pequeño tazón de muesli que me sacaron aquella mañana en el hostal de Tatopani me supo a muy poco, pensé que quizás podría haber comido alguna cosa más aunque no empecé a maldecir de verdad lo escaso de mi desayuno hasta unas horas más tarde, cuando empezó lo bueno. Tocaba otra vez madrugar para empezar la jornada pero aún nos entretuvimos un buen rato en una tienda de souvenirs antes de ponernos a andar. No podía terminar el trekking sin comprarme un colgante con la cara de Buda que había visto pintada una y mil veces en las paredes de los templos y hasta que no lo encontré no nos fuimos. Toni sin embargo prefirió algo mas de su estilo…

Toni con su gorro nepalí
Toni con su gorro nepalí

Cuando conseguimos adelantar a larga procesión de burros de carga que ocupaban las estrechas calles de Tatopani llegamos a uno de tantos chek post que habíamos visto durante el trekking y registramos nuestros nombres antes de seguir adelante. A la salida del pueblo volvimos a cruzar otra vez el río por un puente colgante y a partir de ese momento empezamos a subir para no parar de hacerlo prácticamente en todo el día.

Pasando entre los burros de carga
Pasando entre los burros de carga
Sellando nuestros permisos en el check post
Sellando nuestros permisos en el check post
¿Os gusta el puente?
¿Os gusta el puente?

Afortunadamente el paisaje ahora era precioso y al menos los esfuerzos de las subidas quedaban compensados tan solo mirando a nuestro alrededor y disfrutando. Cuando nos cansábamos demasiado (bueno, cuando me cansaba yo, porque Toni y Yam eran infatigables) parábamos, cogía aire y en seguida nos volvíamos a poner en marcha.

Los paisajes de la zona
Los paisajes de la zona

Las varias paradas hicieron que nos cruzáramos en repetidas ocasiones con los burros que desfilaban a ritmo constante, sin pausa. El propietario de los animales, que mostraba claros signos de embriaguez y al que le estaba costando mucho seguir a los animales protagonizó una escena que nos hizo salir corriendo a socorrerle pues, cuando pasó por una de los estrechos caminos, se resbaló y se precipitó por la ladera. La caída duró escasos tres segundos, pero dio la impresión de durar una eternidad y hacerlo a cámara lenta. Suerte que tan solo descendió un par de metros, pero no pudo evitar hacerse una brecha en la cabeza y tuvimos que hacer una pequeña pausa para realizar primeros auxilios.

Los burros y el dueño al final de todos
Los burros y el dueño al final de todos

Entre escaleras interminables había también tramos llanos y más suaves en los que contemplábamos a gente haciendo vida normal. Unos trabajaban en el campo, las mujeres transportaban cargas de un sitio a otro y los niños que hacían lo mismo pero con enormes cestas llenas de hojas captaban toda nuestra atención.

Una pareja en su cabaña
Una pareja en su cabaña
Una pausa también viene bien
Una pausa también viene bien
Los niños con las cestas de hojas secas
Los niños con las cestas de hojas secas

A la llegada a uno de los pueblos empezamos otra vez a subir escaleras. Un millón de peldaños desiguales que terminaron agotando mi energía haciéndome maldecir el escaso desayuno del que a aquellas horas no debía quedar ni rastro en mi organismo.

La subida por el precioso lugar
La subida por el precioso lugar
Y seguimos subiendo...
Y seguimos subiendo…
¿Una paradita Yam?
¿Una paradita Yam?

Tal fue el nivel de cansancio que empecé a notar que lo mejor sería tomar bebida energética si pretendía llegar a algún sitio así que paramos en una de las tiendas en las que se podía encontrar casi cualquier cosa y compramos un par de redbulls. La dosis me sirvió al menos para llegar hasta el restaurante donde paramos a comer.

Antes de entrar a comer
Antes de entrar a comer

Durante aquel trekking había experimentado en carne propia como cada bocado de todo lo que comíamos se transformaba en energía. Nunca antes había forzado tanto mi organismo para notar como tras un desayuno copioso me sentía al cien por cien y poco a poco ésta fuerza se iba disipando hasta que mi estómago suplicaba algo para saciarle. La primera comida del día, a la que casi nunca antes le había prestado atención se había convertido en la más importante y el pequeño tazón de muesli de aquella mañana me había pasado factura. Afortunadamente los generosos platos de pasta y arroz llenaban mi depósito otra vez hasta el tope y aquel día no fue una excepción. Cuando por la tarde empezamos otra vez a andar me noté muchísimo mejor y seguí subiendo escaleras como si me fuera la vida en ello.

¿Seguimos hasta Ghorepani?
¿Seguimos hasta Ghorepani?
¿Había dicho que estábamos subiendo...?
¿Había dicho que estábamos subiendo…?

Ahora era la lluvia la que se había propuesto complicar un poco nuestro ascenso pues convirtió cada piedra en una trampa en la que, si no andábamos con cuidado, nos resbalábamos y caíamos de culo. Y como siempre Yam estuvo al rescate en más de un par de ocasiones. Además la capucha de la chaqueta impermeable era diminuta y no podía proteger toda mi cabeza del agua, lo que me hizo terminar con todo el pelo empapado.

Me parece que va a llover...
Me parece que va a llover…
Efectivamente, ¡y cuesta arriba!
Efectivamente, ¡y cuesta arriba!
Y más escalones
Y más escalones
¡Nos quedan solo 5 minutos!
¡Nos quedan solo 5 minutos!
¡¡¡Bieeeeeeeeen!!!
¡¡¡Bieeeeeeeeen!!!
Falsa meta, todavía queda un poco más
Falsa meta, todavía queda un poco más

Cuando llegamos a Ghorepani quisimos autorecompensarnos con unos dulces de chocolate que vimos en una pastelería y que disfrutamos tras una buena ducha de agua caliente. Aunque lo mejor de todo fue poder descansar al lado de la estufa de leña tras una sopa calentita y unos deliciosos momos. La digestión apenas había empezado cuando, pocos minutos más tarde, nos encontrábamos ya en la cama apunto de dormir; el día siguiente saldríamos antes del amanecer en dirección al Poon Hill, lugar desde el que veríamos salir el sol y contemplaríamos la fascinante estampa que enmarcaba en una postal perfecta los Annapurnas. El trekking estaba a punto de acabar.

Ya en Ghorepani en busca de algo de chocolate
Ya en Ghorepani en busca de algo de chocolate
Aunque otros siguen a lo suyo...
Aunque otros siguen a lo suyo…
700 465 Carme
3 comentarios
  • Empapándome de vuestro diario de viaje a Nepal, para organizar nuestro próximo destino! Nos apoyamos mucho en vuestro diario de Sri Lanka, no me canso de deciros que sois…. LA OSTIA!!!!

  • Me hizo recordar mi viaje a Nepal y ese mismo trekking, de verdad agotador por los interminables escalones……despues de terminar esa ruta me fui al otro lado, a la region del Everest y tambien hice un trekking alli desde Lukla hasta Temgboche, me parecio este precioso tambien y menos agotador, porque si bien hay que subir necesariamente, no hay los "odiosos" steps……Gracias por compartir……

Dejar una Respuesta

Start Typing

Preferencias de privacidad

Cuando visitas nuestro sitio web, éste puede almacenar información a través de tu navegador de servicios específicos, generalmente en forma de cookies. Aquí puedes cambiar tus preferencias de privacidad. Vale la pena señalar que el bloqueo de algunos tipos de cookies puede afectar tu experiencia en nuestro sitio web y los servicios que podemos ofrecer.

Por razones de rendimiento y seguridad usamos Cloudflare.
required





Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias mediante el análisis de tus hábitos de navegación. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí