Elefantes y turistas: Qué estamos dispuestos a hacer (y qué no) por el bienestar animal

La sostenibilidad en el mundo del turismo y especialmente el turismo responsable con los animales es algo que nos preocupa en conmochila y de lo que nos gusta hablar en el blog siempre que creemos que tenemos algo que aportar. Hace ya bastante que escribimos aquel artículo titulado “Turistadas y maltrato animal: infórmate y no seas cómplice“, un post que tuvo muy buena aceptación y muchas visitas y que nos hizo darnos cuenta de que a vosotros, los lectores, también os preocupa el bienestar animal. Por eso, cuando Flori nos escribió hace ya unos meses explicándonos que iba a hacer una trabajo de investigación acerca del turismo responsable con los elefantes en Tailandia decidimos ayudarla un poquito a cambio de que nos contara al final cual había sido su experiencia y sus conclusiones. Tuve la suerte de coincidir con ella durante su trabajo en Tailandia y pude comprobar que compartimos una visión muy similar acerca de esta problemática, así que para mí es un gustazo compartir con todos vosotros el artículo que ha escrito, pero primero os la presentaré:

Después de haber trabajado muchos años en la industria del turismo, Flori Green se interesó por el turismo sostenible y empezó a estudiar en HERS Libramont, en Bélgica. Como estaba muy interesada en el bienestar animal decidió profundizar su conocimiento en el campo de turismo responsable con los animales haciendo unas prácticas durante 4 meses con la fundación española FAADA – Turismo Responsable con los animales, en Barcelona.

Siendo consciente de  la falta de conocimiento entre el turismo profesional y las universidades de turismo que forman a los futuros profesionales, en cuanto a la dura realidad detrás del uso de animales salvajes en el turismo se refiere, llegó a la conclusión que era más que necesario hacer llegar esta información con la ayuda de su trabajo de graduación. Para ello eligió analizar la influencia del turismo responsable con los animales en el turismo sostenible haciendo un estudio en el uso de elefantes en la industria del turismo de Tailandia.

Después de una búsqueda intensiva, seguida de un mes de trabajo de campo en Tailandia, la conclusión del estudio fue bastante clara para ella: practicar turismo responsable con los animales puede ser potencialmente beneficioso para todas las partes involucradas (elefantes, turistas, profesionales del turismo, población local, etc) y les puede permitir sin ningún tipo de duda, alcanzar un desarrollo social y económico sostenible así como protección medioambiental.

Pero ¿tenemos claro los turistas en qué se basa el turismo responsable? A continuación os dejamos el artículo que Flori ha escrito para conmochila con sus sensaciones, recopilación de experiencias y conclusiones. Esperamos que os aporten nueva información.

Elefantes y turistas: ¿qué estamos dispuestos a hacer (y qué no) para asegurar el bienestar animal mientras viajamos?

(Por Flori Green)

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi un elefante en persona. Fue en 2013, durante un viaje a Sri Lanka (estaba trabajando para una agencia belga en esa época).

Montar en elefante en un “elephant camp” o simplemente observar elefantes en un santuario o en un Parque Natural son algunas de las actividades turísticas más populares en ese país y en ese momento, yo ya era consciente del sufrimiento de los elefantes utilizados en la industria del turismo.

Recuerdo ver un elefante bañándose mientras visitábamos uno de esos sitios turísticos. Un enorme elefante algo apartado y fuera del agua, se balanceaba de un lado al otro como si estuviese bailando al ritmo de la música que escuchara de un restaurante cercano. ¡Uau! El elefante estaba bailando y la niña que hay dentro de mí estaba alucinando.

Pero fue este año durante mis prácticas con FAADA- Turismo Responsable Con Los Animales cuando aprendí que ese balanceo no era más que una estereotipia, un comportamiento errático consecuencia del cautiverio, y que la mayoría de los elefantes en cautividad lo sufren.

Eso me hizo darme cuenta de que, a pesar de ser una amante de los animales que deseaba lo mejor para estos seres, mi desconocimiento e ingenuidad me hicieron ver a aquel paquidermo como un animal feliz bailando en vez de lo que realmente era: un elefante angustiado mostrando signos de un trauma psicológico causado por el cautiverio.

Este año, como parte de mis estudios de turismo sostenible, había decidido investigar acerca de la influencia del “turismo responsable con los animales” dentro del turismo sostenible en sí a través de mi trabajo de graduación. Y ya que tengo un aprecio especial hacia los paquidermos decidí centrar la investigación haciendo un estudio en el uso de los elefantes en la industria del turismo en Tailandia.

Después de investigar y hablar con especialistas decidí ir a Tailandia durante un mes y ver las cosas con mis propios ojos, hablar con gente con bagajes distintos, conocer especialistas locales y profesionales del turismo… en resumen: crear mi propia opinión.

Así, durante el mes de julio de 2016, pude visitar 10 sitios turísticos con elefantes distintos entre ellos: “elephant camps” y centros de entrenamiento de elefantes, santuarios de elefantes y también centros de rescate y rehabilitación.

Elefantes en un santuario @FloriGreen
Elefantes en un santuario @FloriGreen

Durante este viaje conocí a gente de todo el mundo y muchos de ellos parecían estar preocupados por el bienestar de los paquidermos el cual evaluaban según su nivel de conocimiento y concienciación, tal y como yo hacía 3 años atrás. Por ejemplo, hablé con Peter y Anna, dos jóvenes turistas americanos de Nueva York justo después de montar en elefante durante 15 minutos y ambos consideraban que el nivel de cuidado y bienestar de los animales era bueno. Ninguno parecía estar preocupado por el gran peso que el elefante tenía que cargar, ni se habían dado cuenta de que los mahouts (las personas que controlan a los elefantes) estaban controlándoles con un gancho y que todos los elefantes tenían cicatrices profundas en la frente. Tampoco se dieron cuenta de que las cadenas alrededor de sus tobillos se los habían deformado de tanto llevarlas, ni del hecho de que los mahouts estaban todo el rato golpeando con sus pies detrás de sus orejas conduciéndoles donde ellos querían y y manteniéndoles alejados de los árboles, donde los hambrientos elefantes pretendían ir para alcanzar algo de comida. Además tampoco se mostraron sorprendidos ni preocupados pos su propia seguridad cuando, el extremadamente joven mahout (de 13-15 años de edad) bajó del elefante después de cinco minutos montando ofreciéndoles a ellos montar en el cuello sin ninguna medida de seguridad, teniendo en cuenta que los elefantes son animales que se asustan y se enfadan muy fácilmente y que pueden ser realmente peligrosos. Miles de personas mueren cada año debido a ataques de elefantes o por elefantes que tratan de defenderse de cualquier cosa que les suponga una amenaza inminente. Y respecto a los elefantes encadenados que se balanceaban de un lado a otro, Peter y Ana creyeron de forma ingenua, igual que hice yo  un tiempo atrás, que estaban bailando.

Campo de trekking tradicional @FloriGreen
Campo de trekking tradicional @FloriGreen

Esta escena se repitió más o menos en todos los otros campos tradicionales que visité durante mi viaje. Se abusaba de los elefantes física y psicológicamente, los exhibían para entretener las hordas de turistas y los mataban de hambre por una única razón: sacar provecho. Y al mismo tiempo, los mahouts y los turistas eran puestos en peligro.

Hablando con el propietario de un campo tradicional, me confesó que de forma bastante frecuente los paquidermos enfadados atacan a su mahouts porque lo perciben como un opresor, el que les intenta dominar a través de violencia, les niega vagar libremente y comer cuando están hambrientos, les prohibe seguir sus instintos naturales, aparearse, etc. Parece que los elefantes guardan rencor y se vengan cuando ven una posibilidad. Así, estos ataques mortales suceden con mucha frecuencia y muchos no salen a la luz pública por miedo a la mala publicidad.

El mismo propietario parecía estar fascinado por la inteligencia de los paquidermos los cuales, decía él, parecían diferenciar entre turistas y mahouts. El creía que los elefantes saben que los turistas no pretenden dominarles, por eso, raramente atacarían directamente a los viajeros. Sin embargo, como se asustan fácilmente, los elefantes pueden empezar a correr de forma caótica mientras tienen a los turistas en la espalda o cerca de ellos poniéndoles así en peligro. Solamente este año, han pasado desapercibidos algunos incidentes pero los lectores curiosos pueden encontrarlos simplemente haciendo una búsqueda en google.

Turistas montando en un elefante @FloriGreen
Turistas montando en un elefante @FloriGreen

La situación es, hasta cierto nivel, mejor en santuarios o supuestos “santuarios”, pero la mentalidad de los turistas acerca del bienestar animal es casi la misma. Los turistas que eligen visitar un santuario parecen estar más preocupados por el bienestar animal, pero desgraciadamente no siempre se informan profundamente antes de elegir el sitio que quieren visitar o simplemente creen de forma ingenua que solo porque el elefante no es forzado a dar paseos, o porque no hay cadenas o una arma a la vista como el gancho, todo está bien.

Tristemente, mi experiencia en Tailandia demostró que no; gracias al conocimiento que compartieron conmigo diferentes expertos en la materia que me encontré en Tailandia y también a la observación, descubrí que las cosas no son siempre lo que parecen.

Muchos de los santuarios se declaran “libres de ganchos” o de “paseos” (hook free o no back ride). Pero, ¿significa eso que no usen otras formas dolorosas de control o que los paquidermos sean siempre tratados de forma ética? Desgraciadamente no es siempre así.

Me dijeron que cuando un mahout que no lleva gancho tiene el puño cerrado es porque tiene un pequeño objeto de metal duro escondido en él y que usan para controlar a los elefantes golpeándoles cuando el cuidador considera necesario. Más discreto que el gancho, este objeto no es visible para los ojos de los turistas sin experiencia, que creen que no se está abusando físicamente de los animales. Un comportamiento que pude ver en un supuesto santuario además de otras prácticas que me hicieron cuestionarme acerca del trato ético hacia los elefantes.

Antes de todo, todos los elefantes eran muy jóvenes (hasta 25 años). Una situación rara teniendo en cuenta dos cosas ¿de dónde vienen esos elefantes? y, ya que muchos de ellos eran menores de 5 años ¿porque no estaban con sus madres tal y como deberían estar?

Según la información que daba la guía y la página web, habían sido rescatados. Sin embargo, descubrí que este supuesto “santuario” es en realidad una entidad comercial que posee otros 6 campos de elefantes, todos ellos con mayoría de bebés o elefantes muy jóvenes. ¿por qué elefantes tan jóvenes? simplemente porque atraen más a los turistas y son más fáciles de controlar, exactamente lo que pude ver durante mi visita así como en casi todo los videos de su página de facebook. La cantidad de turistas en estos campos es extremadamente alta, muy ruidosa y casi siempre de carácter egocéntrico, “turismo de selfie”. Los paquidermos carecen de valor para este tipo de turismo a no ser que se puedan sacar selfies o se puedan sacar fotos con los animales.

Aquí, todos los mahouts tenían el puño cerrado y tocaban a los elefantes cuando querían que hiciesen algo. Controlaban a los animales para que complacieran a los turistas, a quienes se les incitaba a dar de comer a los elefantes una pocas bananas, a que hiciesen toneladas de fotos (muchas con flash algo muy molesto para los los animales), tocarles, acariciarles, en resumen, a estar encima de ellos. Los elefantes que intentaban alejarse de los turistas serían parados por su mahout con un discreto toque de puño y un comando.

Otro de los santuarios @FloriGreen
Otro de los santuarios @FloriGreen

Además, los elefantes tenían la misma rutina repetidamente conforme los turistas llegaban: les daban unas pocas bananas, a veces los incordiaban, les acariciaban, les hacían fotos, los lavaban, etc. Una y otra vez, una y otra vez… A algunos de los bebés de elefante se los había entrenado para hacer trucos como hacer reverencias para impresionar a los visitantes.

Otra cosa que me alarmó en ese sitio fue el hecho de que impidieran a los elefantes cubrirse la piel con tierra o barro para protegerse del sol. Si alguno de ellos lo intentaba hacer o después del baño de barro, se los llevaba  inmediatamente de vuelta al río para volver a bañarlos  y estar bien resplandecientes para la nueva tanda de turistas. Una maniobra que fue hecha de la forma más discreta mientras los anteriores turistas se alejaban de los elefantes.

Los otros dos santuarios que visité eran más cuidadosos con sus animales, pero seguían permitiendo demasiado contacto con los turistas. Uno de los dos santuarios parecía mejor organizado en el manejo de grandes cantidades de visitantes, y eso se reflejaba en el comportamiento de los elefantes que parecían más calmados, así como los turistas alrededor de ellos y los mahouts. Sin embargo la situación cambió completamente tan pronto como los elefantes fueron llevados al río para que los lavaran los visitantes, debido al alto nivel de ruido que hacían los sobreexcitados turistas. Una situación que uno de los empleados del santuario confesó que era estresante para los elefantes que se ven rodeados de gente con la que no están familiarizados. El mismo empleado declaró que los mahouts se estresan y se preocupan cuando los turistas y los elefantes están tan cerca que puede estorbar a los elefantes asustándoles o enfadándoles resultando más peligrosos para todos.

Entonces, la pregunta que nos tenemos que hacer es: si el contacto cercano con humanos no es sinónimo de bienestar, ¿por qué los santuarios (los verdaderos) lo permiten? La respuesta es más simple de lo que podríamos pensar: no importa cuán buenas sean las intenciones del santuario, porque todos necesitan dar de comer a los elefantes, ofrecerles refugio y atención médica, etc, ¡y los costes son elevadísimos!

Por desgracia el dinero no cae del cielo y los santuarios necesitan atraes a los turistas para asegurar a sus elefantes lo que necesitan y seguir salvando ejemplares, el problema es que muchos de los turistas buscan contacto directo con los animales, quieren sacar toneladas de selfies y no se dan cuenta del impacto que eso tiene en el bienestar de los elefantes y los mahouts. Entonces ¿cual es la percepción de los turistas que visitan los santuario acerca de esta situación? Muchos de los turistas respondieron mi pregunta simplemente confesando que querían un contacto cercano y los selfies más que otra cosa y consideraban que eso no molestaba a los elefantes ya que “seguro que era mucho mejor que su anterior vida donde eran forzados a cargar gente en sus espaldas o a hacer todo tipo de trucos para entretener a los turistas”

Pero, ¿solo de eso trata la protección animal? ¿es eso suficiente para alcanzar un buen nivel de bienestar? ¿da eso a los turistas una imagen real, verdadera de los que son estas magníficas criaturas cuando están entre tanta gente desconocida? ¿hasta donde están dispuestos a llegar los turistas para asegurar la protección de los animales y porque no, de los humanos?

Os dejo que saquéis vuestras propias conclusiones y creéis vuestra propia opinión. Pero yo debo confesar que los momentos más bonitos que he vivido en Tailandia son los que compartí de forma relajada con los mahouts, aprendiendo sobre ellos y los elefantes desde la distancia, observándoles en silencio y simplemente disfrutando viéndoles en calma y alegres conectando entre ellos: siendo simplemente elefantes.


English version

Sustainable tourism and particularly responsible tourism toward animals concerned us and it’s something we like to talk about every now and then in our blog. It’s been a while since we wrote that article called “Tourist attractions and animal abuse: be informed and don’t be accomplice” , a post well accepted which had a lot of visits and acceptance and made us realize that you, the readers are also concerned about animal welfare. That’s why, when Flori wrote us a few month ago, explaining that she was going to do a research about responsible tourism and elephants in Thailand, we decided to help her a little in exchange of knowing about her experience an her conclusions. I was lucky to meet her in Thailand and realize that we have a similar point of view about this situation, so I’m glad to share with you the article she wrote, but first let me introduce her to all of you:

After having worked for several years in the mass tourism industry, Flori Green decided to reconvert to sustainable tourism by studying it at HERS Libramont in Belgium. Being very much concerned by animal welfare she decided to deepen her knowledge in the field of responsible tourism towards animals by performing a 4 months internship within the Spanish ONG FAADA – Turismo Responsible con los Animales in Barcelona.

Having noticed that there is a real lack of knowledge amongst tourism professionals and tourism universities forming future professionals, regarding the harsh reality behind the use of wild animals for tourism purposes, she arrived to the conclusion that it was more than necessary to bring this information forward with the help of her graduation work.

To do that, Flori choose to analyse the influence of the responsible tourism towards animals on tourism sustainability by making a study case on the use of the elephants in the tourism industry in Thailand.

After an intensive scientifically research on this subject followed by a one month on-field case study in Thailand, the conclusion of the study came out quite clear to her: practicing responsible tourism towards animals can be fully beneficial to all parties involved (tourists, tourism professionals, local populations, etc.), and can allow them without any trace of doubt to achieve sustainable long term economic and social development as well as environmental protection.

But, do we (tourists) know what is responsible tourism about? Here you are Flori’s article with her feelings, experience and conclusions.

Elephants and tourists: what are we willing to do (or not do) to ensure animal welfare while traveling?

By Flori Green

I can clearly remember the first time I saw an elephant “face to face”. It was back in 2013, during a familiarisation trip in Sri Lanka (I was working for a travel agency in Belgium at that time).

Riding an elephant in an elephant camp or simply seeing elephants in a sanctuary or in a Natural Park are some of the most appreciated tourist activities in this country and by that time, I was already aware and touched by the suffering of the elephants used in the tourism industry.

While visiting an elephant tourist site, I recall watching them bathing. One huge elephant set aside, out of the water, swaying from side to side as if it was dancing on the rhythm of the music that could be heard from the nearby restaurant. Wow!!! The elephant was dancing! The child in me was totally amazed!

It was only this year during my internship with FAADA – Turismo Responsable Con Los Animales that I found out that bouncing from side to side is nothing but a stereotypic behaviour disorder caused by captivity, and most of the captive elephants suffer from it.

That made me realise that despite being an animal lover wishing what’s best for these beautiful beings, my lack of knowledge and naivete made me see that pachyderm as a happy dancing one rather than what it really was: an elephant in distress, showing signs of psychological trauma due to prolonged captivity.

This year, as part of my studies in Sustainable Tourism, I have decided to decipher the influence of the responsible tourism towards animals on tourism sustainability through my graduation work. Since pachyderms became very dear to my heart, I decided to restrain my research by making a case study on the use of the elephants in the tourism industry in Thailand.

After a very rich scientific research and long discussions with several specialists, I decided to go to Thailand for one month and see things with my own eyes, talk to people of different backgrounds, meet local specialists and tourism professionals… in short: make my own opinion.
Thus, during the month of July 2016, I could visit 10 different elephant tourist sites of different categories such as: traditional elephant camps and elephant training centres, elephant sanctuaries, as well as rescue and rehabilitation centres.

During this trip, I could meet many tourists from all over the world. Most of them seemed to be preoccupied by the wellbeing and the welfare of the pachyderms which each of them seemed to evaluate according to his or her own level of knowledge and awareness, just like I did 3 years ago.

For example, speaking to Peter and Anna, two young American tourists from New York, right after their 15 minutes’ elephant back ride, they both seemed to have appreciated what they considered to be a good level of care and wellbeing of the animals. None of them seemed to be worried about the heavy weight that the elephant had to carry nor had they noticed that the Mahouts (the persons controlling the elephants), were controlling them with a hook and that all the elephants had deep scares on their foreheads. They didn’t notice either the chains around their ankles deformed by prolonged wearing, nor the fact that the Mahouts were continuously hitting them behind their ears with their feet “driving” them wherever they wanted and keep them away from the trees, as the hungry elephants were trying to reach out for food. They were not surprised or worried for their own safety either, when their extremely young Mahout (13-15 y. o.) got off the elephant after 5 minutes of riding asking them to mount on its neck without taking any safety precautions, considering that elephants are animals that get scared and angry easily and thus became extremely dangerous. Thousands and thousands of people are dying each year due to elephant attacks or elephants trying to save themselves of whatever appears to them as an imminent danger.
As per the chained elephants that were swaying from side to side, Peter and Anna thought naively, just like I did a while ago, that they were dancing…

This scenario repeated itself, more or less, in all of the other traditional camps that I visited during my trip. Elephants were being abused physically and psychologically, put in display to amuse the hordes of tourists and starved by the same occasion for one and unique reason: profit. At the same time, lives of tourists and Mahouts were being put in danger for the same obvious logic.

When talking to a traditional camp owner, he confessed to me that it happens quite often that angry pachyderms attack their Mahout. Perceived as an oppressor, the one who tries to dominate them through violence, denies them from roaming freely and eating whenever they are hungry, forbid them to follow their natural instincts, to mate, etc., elephants seam to hold a grudge and get their revenge whenever possible. Thus, deadly attacks happen quite often and most of them are hidden from public eyes for fear of bad publicity.

The same camp owner appeared to be fascinated by the intelligence of the pachyderms who, he says, seem to make a difference between tourists and Mahouts. Thus, he believes that the elephants can tell that tourists do not seek to dominate them, therefor, they will rarely attack voyagers directly. However, since they scare easily, elephants might start running chaotically while having tourists on their back or in their vicinity and by doing so, put their life in danger. This year only, many such incidents could escape the vigilance of the ones concerned and made the headlines of the commercial press on the web and the curious reader can easily find them by simply googling.

The situation is, up to a certain level, better in sanctuaries or so called “sanctuaries”, but the mentality stays somehow the same for many of the visiting tourists and thus for the welfare of the elephants. The tourists who choose to visit a sanctuary, be it genuine or not, seem to be more concerned with the wellbeing of the animals. Unfortunately, they don’t always inform themselves deeply before choosing the place they want to visit or simply indulge into the idea that just because an elephant is not forced to give back rides, or there are no chains or a visible tool of control such as the hook, everything is fine.

Sadly, my experience in Thailand proved it all wrong. Thanks to the knowledge shared with me by different experts in this matter that I encountered in Thailand, followed by own observation, I found out that things are not always what they seem.

Many of the sanctuaries declare themselves to be “hook free” and “back ride” free. But does that really mean that they use no other painful mean of control or that the pachyderms are always treated ethically? Unfortunately, that is not always the case. I’ve been taught that when a Mahout carrying no hook keeps his fist clenched it is because he has a small stiff metal object hidden in it, used to control the elephants by sticking them whenever its caretaker considers it necessary. More discreet that the hook, this object is not visible to the non-experienced eye of tourists, who feel assured that the animal is not physically abused. A behaviour that I could spot in a so-called sanctuary along with other practices that raised many questions as to the ethical treatment of the elephants.

First of all, all their elephants were very young (up to 25 years old). A strange situation bringing up two fundamental questions: “where are all these young elephants coming from” and, as most of them were under the age of 5, “why aren’t they with their mothers as they should be”? According to the information provided by the guide as well as on the company’s website, they were all saved. However, I found out that this so called “sanctuary” is in fact a commercial entity holding 6 other elephant camps, all of them having mostly babies or very young elephants. Why such young elephants? Well, simply because they attract more tourist and are easier to control. Which is exactly what I could see during my visit as well as on the many videos posted on the company’s Facebook page. The amount of tourists in these camps is extremely high, very noisy and very much “it’s all about me” specific for the “selfie tourist”. The pachyderms seam to lack value for this type of tourists unless they can take selfies and can be taken in pictures with the animal.

Here, all the Mahouts were having their fist clenched and touching the elephants whenever they wanted them to do something. The animals were controlled into being there to please tourists, who were incited to feed them a few bananas, take tons of pictures (most of them with flash (very disturbing for the elephants)), touch them, caress them, briefly… be all over them. The elephants who would try to move away from tourists would be stopped by their Mahout with a discreet touch of the fist and a voice command.

Furthermore, elephants would go through the same routine repeatedly as tourists arrived: being fed a few bananas, sometimes even teased with the food by certain tourists, caressed, taken in pictures, washed, etc. again and again and again… Some of the baby elephants were even taught to perform some simple tricks such as bowing to impress the visitors.

Another thing that raised an alarm signal in this place was the fact that the elephants wanting to protect their skin from the burning sun by covering it in dust or mud, were prevented to do so. However, if any of them managed to do it or right after the mud bath tourist program, elephants were taken immediately back to the river to be rewashed by their Mahouts and thus, be all “nice and shiny” for the new coming tourists. A manoeuvre that was being done in the most discreet manner while the old tourists were moving away from the elephants.

The other two sanctuaries that I could visit were more careful with their protégés, but still allowed a whole lot of contact with the tourists.
One of those two sanctuaries seemed better organised in handling the large number of visitors, and that was reflected in the behaviour of the elephants who seemed calmer, just like the tourists around them as well as their Mahouts. However, the situation changed completely, as soon as the elephants were taken to the river to be washed by tourists, due to high level of noise caused by over excited excursionists. A situation that one of the employees of the sanctuary confessed to be quite disturbing for the elephants who see themselves surrounded by people that they are not familiar with. The same employee declared that the Mahouts found themselves highly stressed and worried whenever tourists and elephants are at proximity as this can disturb the elephants by provoking them stress or anger becoming thus, more dangerous for each party involved.

So, the question that you might ask is: if close contact with humans is not synonym of elephant wellbeing, why do sanctuaries (real sanctuaries) allow it? The answer is more simple that we might think: no matter how good the intentions of the sanctuary are, they need to provide for their elephants, offer them shelter and medical care, etc. And the costs are very high!

Unfortunately, money doesn’t fall from the sky and sanctuaries need to attract tourists to ensure that they can continue to provide for their elephants and save new ones.

The problem is that many of the tourists ask for close contact with the animals, they want to take tons of selfies and fail to realise the impact on the wellbeing and welfare of both elephants and Mahouts.

So what is the perception of tourists visiting sanctuaries about this situation? Several tourists answered that question for me by simply stating that they wanted the close contact and the selfies more than anything and they were considered that it wasn’t disturbing the elephants as “this was for sure much better than their previous life where they were forced to carry people on their backs or perform all kind of tricks to entertain tourists”.

But is that all animal protection is about? Is that enough to reach a good level of animal wellbeing and welfare? Does that give tourists a real, genuine image of what these amazing creatures are when they are submerged by so many strangers? How far are tourists willing to go to ensure animal and why not, human protection, by the same occasion?

I will let each of you consider your position about this matter… As for me, I must confess that the most beautiful moments that I’ve lived in Thailand were when I could share quiet moments with the Mahout, learn about him and elephants from a distance, observing them quietly and simply enjoying seeing them calm or joyful, connecting with each other and just being elephants.

700 467 Carme
7 comentarios
  • ¡Hola! Estaba super ilusionada por ir al Elephant Nature Park este verano cuando viaje a Tailandia. Soy amante de los animales y nunca jamás haría algo que les perjudicase solo por mi “beneficio propio”. Veo que los últimos comentarios son de hace bastante tiempo… ¿Sabrías si la situación ha mejorado con respecyo a sus cuidados? He leído también que hay otro que se llama Chang Chill. ¿Tendrías referencias de este santuario?
    Muchas gracias

    • Hola Rosa

      La verdad es que no sé cómo está el tema con respecto a los elefantes y “santuarios” después de la pandemia y nosotros hace unos años que no hemos visitado Chiang Mai, así que pueden haber cambiado muchas cosas. No tengo referencias con respecto al Chang Chill, pero normalmente sus webs suelen darte pistas de lo que te vas a encontrar. Busca sobre todo lugares que sean hands off, donde no se toque, no se bañe ni se dé de comer de forma sistemática a los elefantes por parte de los turistas. Y muy importante es que te cuenten de dónde proceden los elefantes y que no se esté criando con ellos. Te recomiendo el artículo de Eugenio https://www.conmochila.com/consejos-visitar-santuario-fauna-etico y en este https://www.conmochila.com/turistadas-y-maltrato-animal-informate-y-no-seas-complice encontrarás enlaces a otras webs que te pueden aportar mucha más información.

      Gracias por preocuparte por el bienestar animal que tengas muy buen viaje :)

  • Hola!
    Hace rato que vengo leyendo acerca de la experiencia de su viaje, ME ENCANTA!; Soy de Argentina y junto con mi novio viajaremos al sudeste asiático a mediados de febrero, vengo leyendo en todos lados acerca de la experiencia con animales (Seguramente toda persona que hace este tipo de tours en el fondo es para plasmar en una foto que paso por Tailandia, o cualquier otro país vecino y estuvo con un elefante) y tengo que admitir que tengo sentimientos encontrados acerca de este asunto; Por un lado entiendo que desde tiempos de la conquista que el hombre monta elefantes, que existe el Mahout, que este con su elefante tiene lazos tan estrechos que no podrían vivir uno sin el otro, (un elefante ya “domesticado” no sobreviviría a la intemperie; y también hay casos que sus Mahouts mueren de tristeza o no saben hacer otra cosa que vivir a través de ellos) que los tiempos cambiaron y que se hace con ese elefante, que ya fue domado por el hombre…y ahí aparece el turismo.
    Que estos santuarios mantienen con lo que los turistas pagan a los elefantes y a sus Mahouts.
    Pero a su vez no logro entender que estos lugares tengan crías en cautiverios(haciendo que crezca la cantidad de elefantes en cautiverio), no den una bajada de linea para que el turista respete el espacio del animal y no se lo exponga a estados de stress altísimos con la cantidad de de turistas que los visitan por día! y que encima sigan maltratando a estos animales solo para tenerlos feliz y que no les ocurra ningún accidente.
    Habiendo hecho todas mis investigaciones previas, MI conclusión, (vuelvo a repetir mi conclusión mi opinión….) no voy a ir a ningún santuario, porque estoy en contra de cualquier tipo de maltrato animal y que lucren con animales como un negocio.
    Espero que como sociedad cambiemos nuestra forma de ver las cosas y que en un futuro todo esto sea diferente y en pos a los que no tienen voz ni voto.

    • Hola Samanta, como bien dices, es un tema complicado y de solución a largo plazo. Me alegra tu decisión, yo siempre digo que ante la menor duda, que no se acuda a ningún supuesto santuario. ¡Buen viaje!

  • Gran trabajo!!Qué triste lo poco que nos importa el bienestar de cualquier ser vivo si a cambio conseguimos lo que queramos,aunque sea una triste foto para colgar en las redes sociales y que todos vean las vacaciones tan exóticas que hacemos…otra cosa que no he entendido jamás es que al turista nunca se le llame la atención si hace cosas que no están permitidas,como gritar,usar flash…aunque previamente se les haya informado que eso no está permitido…Espero que poco a poco vayamos cambiando un poquito la mentalidad por qué de verdad que es muy triste.Gracias por estos artículos,por dar difusión a estos temas y por mostrar que si hay otra manera!

    • Hola Carme,

      Yo estoy mirando varios sitios para ir a visitar a los elefantes de forma que no les creemos ningún daño y me gustaría saber si me podrías recomendar algun sitio por Chiang Mai.

      Gracias!

      • Hola Lydia, por desgracia no conozco ningún sitio que pueda recomendar de primera mano, no he estado en ninguno de Chiang Mai. El que recomendó durante bastante tiempo FAADA es Elephant Nature Park, pero como menciono en la guía de la ciudad, es el típico lugar en el que hay demasiado contacto entre turistas y elefantes…

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