Consejos para visitar un santuario de fauna… ¿ético?

Cuando viajamos, somos muchos los que buscamos sitios donde poder ver animales de cerca. Frente al avistamiento de fauna silvestre en su medio natural, mucha gente se plantea como una alternativa ética el concepto de santuario, que permite además contribuir con nuestra visita a las labores de estos centros.

Tristemente, aunque en muchos países hay santuarios que realizan una gran labor, es un concepto fácilmente manipulable que algunos han usado para lucrarse a costa del bienestar de los animales silvestres, por lo que conviene saber distinguirlos.

¿Qué es un santuario?

Lo cierto es que aunque en el imaginario colectivo parece que tenemos claro lo que es un santuario, realmente depende mucho de dónde nos encontremos. En la mayoría de países del mundo no hay requerimientos legales concretos para los santuarios, por lo que es relativamente fácil considerarse como tal.

Elefante en santuario
Elefante en santuario

Por ejemplo, en España los santuarios necesitan normalmente cumplir las mismas leyes que los zoológicos, ya que no existe la figura legal de santuario. Esto quiere decir que cualquiera puede poner “santuario” o incluso “centro de rescate” a un centro sin que necesariamente sea ético.

Es cierto que existen acreditaciones y asociaciones que intentan englobar a los santuarios de fauna. Por ejemplo, en Europa está EARS (European Alliance of Rescue centres and Sanctuaries) y a nivel mundial existe GFAS (Global Federation of Animal Sanctuaries). Sin embargo es algo poco extendido que hace difícil tener una garantía de la labor del centro.

Esto quiere decir que probablemente no debamos fijarnos en la etiqueta que lleva un centro, y por contra debemos tener una serie de herramientas para saber si estamos ante un lugar donde existe un trato ético a los animales, o por contra podemos estar fomentando y apoyando el maltrato de especies silvestres.

Cuidado con el toqueteo

Una de las primeras cosas que nos ponen en la alerta a muchos cuando llegamos a uno de estos sitios es como de estrechas son las interacciones con el ser humano por parte de los animales alojados. Cuando los visitantes tocan a los animales suele ser estresante para los animales, y desde luego no es una herramienta educativa, ya que promueven el mascotismo de fauna.

Es por ello que es probable que un “santuario” que permite que sus visitantes toquen a los animales o los alimenten esté más preocupado en ganar dinero que del bienestar de sus animales. Es especialmente preocupante aquellos centros que permiten que te saques fotos con animales e interactúes con ellos sin ninguna barrera.

Niña y orangután
Niña y orangután

De hecho, este tipo de actividades son las que sirven para estos centros como promoción. En muchos falsos santuarios es habitual ver miles de fotografías tanto de los trabajadores como de los visitantes tocando animales, algo que causa un efecto llamada.

De igual manera, esta clase de centros nunca tendrán actividades como subirte a lomos de un elefante, jugar con una cría de mono o amamantar a un pequeño tigre, por mucho que nos vendan que estamos ayudando a la labor que se realiza en este supuesto santuario

¿De dónde salen las crías?

Un hecho curioso de estos falsos santuarios es que suelen tener crías de animales, mucho más atrayentes por el público. Sin embargo, es muy difícil que estos animales lleguen a este tipo de centros normalmente.

Por desgracia, el mascotismo y el tráfico ilegal rara vez se consigue interceptar cuando los animales son crías en perfectas condiciones. Normalmente los verdaderos santuarios están llenos de animales viejos, con problemas de conducta que los hacen peligrosos e incluso con enfermedades y mutilaciones graves.

Jugando con un bebé de tigre de mascota
Jugando con un bebé de tigre de mascota

Son pocos los santuarios que consiguen rescatar animales de muy temprana edad, y en general son derivados a centros donde existe la posibilidad de soltar a los animales en su hábitat, ya que a edades tempranas existe la posibilidad de que ciertas especies puedan liberarse al medio.

Sin embargo, hay centros mal llamados santuarios que suelen estar llenos de crías de animales dispuestas a ser acariciadas y disponibles para sacarse fotos con las mismas. En muchas ocasiones, este tipo de prácticas esconden la compra-venta de animales salvajes, el tráfico ilegal de especies y la separación prematura de madres y crías.

En general, se entiende que los santuarios de animales salvajes no crían. Esto se debe, principalmente, a que el espacio que ocuparían dichas crías lo podrán ocupar otros animales que sean rescatados por el centro.

Visitas controladas y educativas

La mayoría de santuarios intentan reducir el impacto que tiene el público en los animales que albergan. Aunque esto no es un requisito, es cierto que son pocos los santuarios que permiten visitas libres como ocurre en los zoológicos.

Gibones
Gibones en centro de rescate

Las visitas reducidas aportan menos beneficios a esta clase de centros, que tienen así mucha menor capacidad para visitas. Sin embargo estas visitas controladas permiten que los animales sean respetados y se cumplan las normas, fomentando el bienestar de los animales.

Además, a nivel educativo es mucho más positivo, ya que frente a la educación basada en cartelería, las visitas guiadas de este tipo de centros son mucho más efectivas. Frente a esto, algunos falsos centros promueven actividades antinaturales para los animales, que están lejos de ser educativas. Un ejemplo son los paseos con leones en algunos países africanos o los famosos elefantes que pintan con su trompa.

Un problema global

A pesar de todas estas indicaciones, sigue siendo en ocasiones complicado distinguir esta clase de centros. Sin embargo, la aparición de falsos santuarios no responde a otra cosa que a la demanda de turismo irresponsable que busca el contacto directo de los animales.

Por ello, nosotros también tenemos nuestra parte de responsabilidad en la aparición de este tipo de centros, y es por ello de tanta importancia que evitemos participar en actividades de este tipo cuando estemos en uno de nuestros viajes, mientras apoyamos a centros que sí fomenten la protección y conservación de animales salvajes, donde el origen de los animales sea conocido y sean de verdad animales rescatados.

Contexto salvaje, de Eugenio Fernández
CONTEXTO SALVAJE, de Eugenio Fernández
750 500 Eugenio Fernández

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