Ruta de los Monasterios de Sikkim. Día 1. Pelling – Melli
Si hay algo que queríamos hacer en Sikkim sin duda era la famosa Ruta de los monasterios. Habíamos recorrido India de norte a sur y de sur a norte y no habíamos hecho todavía ninguna larga caminata. Queríamos aprovechar esta ruta de 5 días para empezar a engrasar nuestras oxidadas articulaciones y hacer algo de ejercicio antes de empezar el trekking de los Annapurnas que empezaríamos en un par de semanas. Nos lo cogimos como un pequeño entrenamiento aprovechando que se trataba de una zona montañosa y fresca, digamos que fue nuestra pequeña aclimatación.
A las 8:30 de la mañana de nuestro segundo día en Pelling salimos a recoger a la nueva compañera de viaje, Pauline, una joven francesa que encontramos el día anterior visitando los monasterios y que casualmente iba a empezar el mismo recorrido ese día. Tras no poder haber hablado con nadie de la oficina de turismo nuestra única guía era un mapa pintado a mano que nos había conseguido un chaval de la guesthouse y la ayuda de la gente con la que nos íbamos cruzando. No obstante, durante las dos primeras horas fue bastante fácil no perderse, porque tan solo había que descender el primer tramo por carretera y más tarde por la ladera de la montaña.
Tras un breve descanso en el río para comer algo de fruta que llevábamos en las mochilas y coger energía, la cosa empezó a ponerse ya más seria. Empezaba la hora de subir cuesta arriba por pequeños caminos en los que apenas había nadie a quien preguntar si el bueno era el que iba hacia la izquierda o a la derecha. En más de una ocasión tuvimos que deshacer los pasos andados tras darnos cuenta de nuestro error.
No obstante, no fueron más de tres horas de esfuerzo y justo cuando los niños salían del colegio, llegamos a Melli. Allí los gestos de la gente nos terminaron llevando hasta la parte alta del pueblo donde había una pequeña homestay de una humilde familia.
A pesar de no esperar nuestra visita nos recibieron con sonrisas y el más pequeño de la casa, haciendo alarde del inglés que estaba aprendiendo en el colegio, se ofreció a hacernos una pequeña visita guiada por el pueblo que tenía poco en sí que ofrecer pero unas bonitas vistas que regalarnos.
Una cerveza de bambú casera y una riquísima cena nos estaban esperando cuando volvimos a la casa, y entre miradas curiosas y tímidas sonrisas disfrutamos de toda la comida que nos habían preparado. Pese al frío de fuera la calidez de aquella familia fue como la mejor de las hogueras.
Día 2. Melli – Khechuperi
El segundo día empezó con una excursión por la mañana a lo alto de la montaña en la que está situado Melli. En la cima hay un monasterio budista tibetano que, pese a no encontrarse muy lejos, uno tiene que tener verdaderas ganas de ir para llegar. La empinada cuesta casi nos hizo sacar el hígado de buena mañana, pero tras el esfuerzo de la subida la recompensa fue ver como los monjes budistas realizaban manualidades y restauraban el lugar sagrado. Algunos hacían banderitas, otros figuras de barro y mientras otros pintaban los dibujos de las paredes de la entrada.
A mediodía volvimos a Melli donde comimos antes de reemprender la marcha. Aquella tarde andamos durante tres horas hasta llegar a Khechuperi. Por el camino nos cruzamos con un grupo de niños que nos fueron acompañando durante largo tiempo, hasta un cruce donde marcaba 1965m de altura. A pesar de no haber sido demasiado dura la jornada empezábamos a estar algo cansados cuando llegamos al pueblo, pero lo que realmente nos remató fue la empinada colina que tuvimos que subir para llegar hasta la homestay que nos recomendó un joven nada más llegar.
Una vez arriba nos dimos cuenta de que había valido totalmente la pena, pues el pequeñísimo poblado que había allí era de lo más acogedor. Eran unas cuantas casas, un monasterio y la homestay donde nos íbamos a quedar y allí tan lejos de todo tan solo podía respirarse paz. A pesar de la distancia no nos faltó de nada, disfrutamos de una copiosa y exquisita cena y de buena compañía. Tan a gusto estuvimos que enseguida supimos que queríamos pasar allí un día más, el día siguiente aprovecharíamos para descansar y visitar la zona.
Artículos de esta trilogía:
- Sikkim (I): Pelling, punto de partida de la Ruta de los Monasterios
- Sikkim (II): Dos jornadas de ruta hasta Khechuperi
- Sikkim (III): El lago de Khechuperi, Yuksom y final del trekking
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