Después de mucho meditarlo nos vemos en la obligación de escribir este artículo. Sí, puede que al guien se moleste, pero… habrá que ir empezando a decir las cosas por su nombre. Cada día recibimos más emails y comentarios en la web o en redes sociales de gente que dispone de un par de semanas, o 3 o casi un mes, y pretende en ese pequeño espacio de tiempo visitar 2, 3 o 4 países. Nuestra intención es siempre ayudar a cualquiera que necesite información sobre los países que hemos visitado, pero no os mentimos si decimos que estos mails suelen ponernos un poco nerviosos.
Entendemos que no todo el mundo dispone de mucho tiempo para viajar, que cada persona es un mundo y tiene las vacaciones que tiene, pero de ahí a querer ver un montón de países en un corto espacio de tiempo para luego decir que ha estado aquí y allá… ¿Tanto nos satisface esto? ¿Imagináis un guiri que te dice que tiene 3 semanas para ver España, Francia e Italia? Con 3 semanas no te llega ni para ver por encima cualquier comunidad autónoma de España. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en pasar 3 días en Camboya, 5 días en Laos, una semana en Tailandia y otra en Vietnam? ¿Para decir que hemos estado en 4 países?
Turista o Viajero
No vamos a ser nosotros los que demos clases de viajes, pero si algo tenemos claro es que, para nosotros, viajar es mucho más gratificante que hacer turismo. Vale que muchas veces vas a sitios turísticos (¿qué tiene de malo?) porque ir a India y no ver el Taj Mahal o ir a Camboya y no ver los Templos de Angkor es como ir a València y no comerte una paella.
Cuando se es turista en un porcentaje muy elevado tu viaje se convierte en ir dando saltos de lugar turístico en lugar turístico como ir de oca en oca. Entras en un círculo predeterminado donde vas a estar rodeado de guiris que harán lo mismo que tú. Valdrá la pena ver los lugares, porque siempre será una experiencia, ¿pero te das cuenta de lo que te pierdes?
Cuando el porcentaje de viajero se vuelve más elevado visitas los mismo sitios pero entre medias le otorgas tiempo a otros lugares, donde realmente descubres la esencia real del país que estás visitando, donde el contacto con gente que no vive del turismo te abre sus puertas y es cuando llegan las mejores sensaciones.
Por poner un ejemplo muy común gracia me hace la gente que solo conoce de Camboya los Templos de Angkor; ¿qué hacemos con el resto del país? ¿no sirve? ¿no interesa? ¿Sabes que en Camboya, concretamente en Kampot, tienen una de las mejores pimientas del mundo? ¿Y que en Kratie puedes ver delfines de agua dulce? ¿O que en Kompong Cham es el lugar donde nacieron los krama? Ahhh, que no sabes lo que son los krama… ya… lo suponía…
Ser cada vez más viajero
La corta experiencia que tenemos nos dice que hay que centrarse en un solo país cuando vamos de viaje, hay que ser más viajero, hay que salirse de la ruta y para ello necesitamos más tiempo, el mismo que le dedicarías a ir de transporte en transporte para cambiar de país cuando tu meta solo es coleccionar países. Centrarte en un país te obliga a no distraerte y a conocer mejor ese rincón del mundo que tanto te apetecía visitar. Verás como siempre te vienes con la sensación de haber conocido un poco de aquella gente y de su cultura, y verás como se te queda un buen sabor de boca y una pequeña frase en tu cabeza: «quizá vuelva algún día».
Yo tambíen tengo varios meses al año libres para viajar y sentarme a tomar cafés y leer a Kerouac en terracitas de Ulan Bator o Montevideo. También voy caminando para no perderme ningún detalle del paisaje y respiro hondo cuando paso junto a los estercoleros para apreciar la diversidad basuril de cada país. No menosprecio a los que viajan en autobús, tren u (¡Oh, cielos!) avión, pero me dan pena y, a veces, tengo que respirar hondo, cerrar los ojos y recordar el amanecer en la playa de la Malvarrosa para no insultarles. Cuando abro los ojos otra vez, ellos se han ido a otra ciudad y yo doy otro sorbo a mi café, modestamente.