Para empezar, decir que el pousse-pousse es un medio de transporte muy común en Madagascar y del que hicimos uso en infinidad de ocasiones. Este vehículo, que no es más que un carro de dos ruedas con un asiento para un par de personas y un toldo que resguarda al cliente del sol o la lluvia, tiene el handicap de que es arrastrado por una persona. Su nombre se remonta a la época colonial francesa, donde se utilizaba este nombre que quería decir «empuje, empuje!» cuando había una cuesta empinada.
Al principio nos dió mucho reparo subir a uno de éstos y acostumbrarnos a que alguien nos llevase a remolque, sobre todo cuando los conductores iban descalzos o nosotros íbamos cargados con las mochilas y llegábamos a triplicar su peso. Con el tiempo vimos que se trata de una manera de desplazarse habitual en la que no percibimos ningún matiz de arrogancia por los usuarios que montan en él. Nada de eso. Los conductores de este peculiar vehículo, que a veces esperan en grupos formando verdaderas estaciones en las esquinas, se ganan la vida paseando a los viajeros curiosos, transportando a la gente al trabajo, a niños al colegio y en ocasiones también mercancía: cajas, botellas e incluso canales de cerdos.
Existe otra variedad de pousse-pousse que vimos y que usa una bicicleta para tirar del carro. Este modelo más nuevo permite viajar de una manera más rápida y es menos cansada para el conductor, lo que hizo que desde que los descubrimos escogiéramos este modelo para nuestros traslados. Por Antsirabe, ciudad en la que tienen el pousse pousse restaurant en su honor, Ambalobao, Ambositra, Moramanga, Morondava… usamos reiteradamente estos carros para desplazarnos de un lugar a otro. Recorrer las calles con la serenidad del pousse pousse permite a uno recrearse en el paisaje y disfrutar de cada escena que se va sucediendo alrededor.
No sabemos si en el futuro evolucionarán y se convertirán en un vehículo motorizado más parecido al tuk-tuk del sudeste asiático o el ricksaw indio, pero mientras existan recomendamos a todos los viajeros que vayan a Madagascar que se den un paseo tranquilo y ecológico en pousse-pousse, al menos en los que llevan la bici.
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