Qué ver en Jordania: te mostramos lo mejor del país

Amman

Empezamos por Amman, pues a no ser que por algún motivo entres al país por otro destino como Aqaba, no podrás escapar de la bulliciosa y polvorienta capital.

Amman no esconde lo que es, una ajetreada ciudad asiática de las que abruman y arrollan al viajero. Sin embargo, una vez pasado el shock de la llegada a la agitada ciudad, uno empieza a apreciar lo que le ofrece la capital del país, una intensa introducción a la vida jordana.

Son imprescindibles las visitas a la Ciudadela de Amman y al teatro romano, primer acercamiento a la parte histórica del viaje. Pero por nada del mundo deberías omitir un paseo por el bazar, en el que podrás oler especias y comer frutos secos, o una buena comilona para degustar la comida local, de la que no te vas a cansar. 

Pon atención, no te despistes entre el entramado de calles que forma esta ciudad de empinadas calles sobre colinas, o mejor, sí, ¡piérdete y disfruta!.

Nota: dispones de un free tour por Amman si deseas conocer la ciudad acompañado de un guía.

Jerash

En Jerash se encuentran las ruinas de la  antigua ciudad romana Gerasa, una de las más bien conservadas, sobre todo comparadas con las que hay por la zona.

El yacimiento es bastante grande y las sombras escasas, de ahí que necesites mínimo un par de horas para recorrerlas y te aconsejamos que sea cuando no casca demasiado el sol. El buen estado de la puerta de Adriano, en la entrada, avisa ya de cómo vas a encontrar su interior en el que verás e intuirás perfectamente el hipódromo, teatro, templo de Artemisa o foro.

Para visitarlas, muchos hacen una excursión desde Amman, pero se puede también aprovechar y dormir en esta moderna ciudad para visitar todo lo que tiene el noroeste de Jordania, que te contamos a continuación. 

Castillo de Ajlun, Pella y Umm Qais

Como hemos dicho, desde Jerash (o incluso desde Amman) puedes hacer una excursión que te lleve hasta el noroeste de Jordania y hacer varias paradas.

El grueso del turismo ignora Umm qais, más ruinas de otra ciudad romana de la Decápolis, seguramente porque a pesar de que también se asentó un pueblo otomano en la misma localización, no se ha conservado tan bien teniendo que echar más mano de la imaginación.

Sin embargo, el enclave, en las colinas del valle del Jordán, permite disfrutar de unas vistas privilegiadas.

También recibe muchos visitantes el castillo de Ajlun, construido en 1183 por Izz ad-Din Osama para detener a los cruzados. De los muchos castillos que podrás ver en Jordania, este se mantiene en pie bastante mejor que otros.

Solo merece la pena acercarse a Pella si se ha subido hasta Umm-qais y se pasa cerca con el coche. Estas pobres ruinas quedan totalmente eclipsadas por todo lo que hay a su alrededor, pues queda poquísimo en pie o reconocible, pese a que por lo visto son bastante importantes para los arqueólogos.

Sin embargo, si decides acercarte, no pierdas la oportunidad de subir al restaurante y hacerte un té con las vistas, una buena forma de apreciar mejor el conjunto arqueológico y disfrutar del relax y el fresco viento que azota la zona.

Madaba

En Madaba, la ciudad con más población de cristianos del país, ganan protagonismo las iglesias, sin embargo, es el mosaico de la iglesia de San Jorge el centro de atención de todas las miradas. Y es que este mosaico del siglo VI d.C, bueno, lo que queda, es un enorme mapa de Tierra santa y Jerusalén.

Vale la pena hacer noche aquí, pues es buen punto de partida para lugares como el monte Nebo o el mar muerto, y dar un paseo por las callejuelas con tiendas de souvenirs mientras se va de una iglesia a otra o a la mezquita..

Betania y monte Nebo, lugares bíblicos que ver en Jordania

Entre las cosas que ver en Jordania hay algunos destinos bíblicos, como Betania y el monte Nebo. Sea porque eres creyente o por simple curiosidad, si quieres visitar el lugar en el que se piensa que Juan Bautista bautizó a Jesús, haz un alto en el camino y dirígete a Betania más allá del Jordán.

La realidad es que mucho para ver no hay, aparte de las ruinas de una piscina baptismal que dicen ser el punto exacto del bautizo y algunas iglesias en construcción.

En nuestra humilde opinión, merece mucho más la pena subir al monte Nebo, conocido por ser el lugar desde el que Moisés divisó la tierra prometida. Desde allí arriba por lo menos disfrutarás de unas insuperables vistas al Valle del Jordán, del Mar Muerto y, con suerte, Jerusalén, además de las del recorrido hasta llegar allí. 

Mar Muerto

Experimentar la sensación de flotar en el mar Muerto, tan salado y tan denso que empuja a uno hacia la superficie sin hacer ningún esfuerzo, es algo que el viajero que recorre Jordania suele apuntar en su lista de cosas por ver.

Hay que hacerlo, es verdad, aunque no esperes ver playas demasiado bonitas, pues luce mucho más la panorámica desde los miradores de la carretera. Por eso nuestra recomendación es que nades y, como mucho (quizás demasiado), pases una noche en alguno de sus hoteles, haciendo una corta parada hacia tu siguiente destino, en el que, probablemente, disfrutes más.

Ah, y no te olvides de hacerte un tratamiento de piel con el lodo del mar muerto, del que se dice, posee muchos beneficios como mejorar la elasticidad de la piel. Funcione o no, ¿a quién no le gusta embadurnarse como un cerdito en una ciénaga?

Los resorts son enormes, con muchísimas comodidades y buffets de desayuno copiosos, pero aun así, a nosotros nos parecieron algo “descafeinados”.

Si el viaje hubiera sido sin nuestro hijo de 8 meses podríamos haber visitado la playa en alguno de los puntos adaptados a ellos sin necesidad de alojarnos aquí. De hecho, hay algunas excursiones por los alrededores de Amman que incluyen estar un rato en el mar muerto, sin necesidad de quedarse.

Reserva de la biosfera de Dana

Si tienes la suerte de disponer de un poco más de tiempo y puedes añadir a tu itinerario algo más que lo más popular, anota Dana, sobre todo si eres amante del trekking y del aire libre.

Es verdad que cuando uno está esperando ver cosas como Petra o Waadi Rum, puede ponerse exquisito en sus expectativas (lo entendemos) pero no subestimes esta reserva que forma parte del Gran Valle del Rift y es la más grande de Jordania, además de estar habitada por especies de tres continentes. Mira qué vistas.

Recorriendo alguno de sus senderos quedarás prendado de las vistas. Además, si vas con un guía te asegurarás de encontrar todos los miradores. Es fácil desorientarse entre el montón de enormes piedras que forman el paisaje de Dana.

Petra

¿Qué decir de esta ciudad nabatea excavada en la piedra arenisca que no se haya dicho ya? Petra cumplirá todas tus expectativas, ya sean uno o dos los días que dispongas para visitarla.

El Tesoro es la perla del lugar, pero créenos cuando decimos que no será lo único que te sorprenda. Recórrela de arriba a abajo y de abajo a arriba, sigue algún sendero, admira las formaciones excavadas en la piedra, descubre los restos de la ciudad romana que también ocupó el lugar, asómate por sus vertiginosos acantilados y disfruta de los miradores y las vistas de pájaro. 

Wadi Rum

La pequeña porción del desierto de Wadi Rum que suele mostrarse al viajero es más que suficiente para dejar a uno con la boca abierta toda su estancia. Impresionan la inmensidad y la belleza a la par: arena rojiza y montañas que parecen derretirse por el calor.

Imaginar cómo de dura podría ser la existencia de tantos que han vivido entre estas dunas contrasta con la comodidad de unos bonitos campamentos en los que, además, sus hospedadores se esfuerzan en que el invitado se sienta como en casa. Somos muchos los que nos quedamos con las ganas de pasar una noche más en el desierto.

No nos extraña que este haya sido el escenario de tantas películas, pues visitar otro planeta debe ser una experiencia parecida.

Castillo de Al-Karak

Seria una lástima no parar en el grandioso castillo de Karak tras pasar el mar Muerto o Wadi Mujib. Esta enorme fortificación fue construida por los cruzados en el siglo XII d.C y ha tenido importancia durante toda su existencia, algo que no sorprende teniendo en cuenta su situación en medio del camino hacia Egipto, Siria o Arabia. Posee bonitas vistas dada su localización sobre una colina.

Castillo de Shobak

También fue obra de los cruzados el castillo de Shobak que tuvo su importancia pese al hecho de que se conserve peor pueda hacer dudar al visitante. Solo por las vistas y el alto en el camino que supone la ruta para llegar a él, es suficiente para hacer una visita.

¿Sabes que el hotel más pequeño del mundo se encuentra cerca de este castillo? En realidad es una especie de citroën dos caballos acondicionado para dormir, no sabemos muy bien cómo, dentro de él. Eso sí poca broma pues, una foto con el rey de Jordania en ese mismo lugar otorga al «hotel» su merecido reconocimiento.

Aqaba

Si quieres que tu viaje incluya submarinismo o snorkel para ver los vibrantes arrecifes de coral del mar Rojo, anota Aqaba en tu ruta (de no ser así y, en caso de ir justo de tiempo, podrías omitir la visita, puesto que en Aqaba no hay mucho más ni es el destino de playa más bonito del mundo cuando hablamos de su superficie).

En las profundidades de sus aguas hay pecios, tanques y aviones de los que ha hecho su casa la vida marina. Puedes reservar la excursión de snorkel en el enlace anterior y si quieres bucear pero no lo has hecho nunca, también puedes aprovechar para hacer un bautismo de buceo.

Como ya hemos comentado, ver lo que se dice ver, no verás mucho más en esta ciudad, pero las ruinas de Ayla se encuentran cerca del puerto, así que no está de más dar un paseíto por allí. Al fuerte tampoco se puede entrar, pero dando una vuelta por el paseo marítimo terminarás tropezando con él. 

Lo que sí que impresiona son los 137 metros del mástil de la enorme bandera de la revuelta árabe, erigida en una aséptica plaza redonda en la que encontrarás a gente paseando (o bailando) al atardecer. En un rincón de la plaza verás también el monumento de la revuelta.

Otra actividad que se puede realizar para matar el tiempo, aparte de pasear por el paseo marítimo o tomar algo en algún restaurante al atardecer, es dar un paseo en barco. Observarás que nada más poner un pie en la zona de las barcas te ofrecerán un paseo en un barco con suelo de cristal para ver el fondo unas 500 veces. 

Castillos del desierto

Al este de Amman, ya en dirección a Irak y Arabia Saudí, salpican el desierto los restos de varios castillos, englobados hoy en día en lo que se conoce como el “desert castle loop”, o ruta de los castillos de desierto de Jordania.

Algunos son poco más que unas cuantas piedras amontonadas, pero hay otros que se conservan bastante íntegros.

Entre los más interesantes se encuentra Qusayr Amra, que posee en su interior frescos y murales, algunos de los cuales con 1300 años de antigüedad.

Qasr Al Azraq llama la atención por su color negro, de basalto, y ha sido de los más utilizados durante su historia por estar cerca de un oasis, siendo hoy es también de los más visitados.

También se puede visitar Qasr al-Kharana y pese a que se sospecha que no ha sido un castillo, es de los que más impresiona por su tamaño y ubicación, es como un enorme bloque en medio de la nada.

Hay otros castillos por el desierto que, depende de las ganas, de lo que te apasionen los castillos y del tiempo que dispongas, terminarás decidiendo si visitar o pasar de largo. De los cuatro que visitamos, Al-hallabat por ejemplo es quizás el que más indiferentes nos dejó.

¿Has tomado buena nota de todo? Ahora viene lo mejor, ¡a disfrutar!

Mapa

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