El nombre del lugar que queremos comentar hoy suena cuando menos pretencioso. La isla de la cerveza artesanal en Bangkok. Así, sin tapujos. Y más estrambótico resulta aún si tenemos en cuenta que tan llamativo lugar se encuentra en la capital tailandesa, una ciudad caracterizada por ser la Venecia de Asia al estar rodeada de canales, pero donde el mar no llega, sino que se encuentra a unos cien kilómetros de sus calles.
Y sin embargo hay un oasis cervecero en Bangkok en forma de isla, aunque tiene truco. Para entender por qué es realmente un lugar único hemos de recordar que la producción de cerveza en Tailandia está en manos de las élites económicas, lo que obliga a los siameses a beber lo que producen sobre todo un par de marcas, las creadoras de Chang y Singha, y que no se caracterizan por mucha calidad.
Las leyes del país obligan a cualquier productor de cerveza a elaborar al menos 100.000 litros anuales para obtener una licencia, y quienes no lo logran y cometen la osadía de producir su bebida favorita -aunque sea para repartirla entre los colegas- se enfrentan a condenas con penas de cárcel. Es lo que ya comentamos en nuestro reportaje sobre la dictadura de la cerveza en Tailandia.
El mercado elitista tailandés, en manos de las fuerzas conservadoras económicas, hace casi imposible que un pequeño productor pueda elaborar su variedad favorita. Y pone excesivos impuestos a la importación para que lo de fuera no resulte interesante por un asunto de precios. La isla de la cerveza, no obstante, nace de un acto de rebeldía.
En realidad dicha isla se llama Koh Kret, y quienes conozcan el país sabrán que koh significa, precisamente, isla. La particularidad de Koh Kret es donde se encuentra, en una de las zonas más anchas del río de los reyes, el Chao Phraya. Se trata de un pequeño islote donde solo hay un barrio de casitas, algunos negocios y, cómo no, un bar. Por algo ahora se conoce a este lugar como la isla de la cerveza, ¿no?
Un militar rebelde que inició una revolución cervecera
Los tailandeses se han hartado de sus dictadores y de sus gobiernos autoritarios, y por eso en las elecciones de este año los reformistas ganaron ampliamente. Aunque no les dejen gobernar, pero ese es otro asunto.
Lo que sí está relacionado es que uno de los ejemplos que usaron las fuerzas progresistas fue el de los licores y la cerveza como una forma de enriquecer a quienes ya de por sí tienen los bolsillos a rebosar al forzar a los consumidores a comprar las marcas de los amigos de quienes están en el poder. Pero los siameses no se conforman.
Eso es porque, en la última década, ha crecido el mercado de cervezas artesanales tailandesas, la mayoría de ellas ideadas en este país pero manufacturadas a la fuerza en Vietnam, Camboya o Birmania. Y también han aparecido muchas producidas ilegalmente por siameses que se la juegan pese a todo, ya que se considera una forma de rebelarse contra las leyes que ellos consideran injustas.
Esta pugna fue lo que motivó a Wichit Saiklao a originar una revolución cervecera. Así de claro. Y su gesta fue clave, porque él no es un don nadie, sino alguien capaz de forzar cambios. Y es que este siamés de 50 años es un reputado coronel del ejército que, si bien es un militar entregado, es terriblemente crítico con la institución a la que pertenece.
Wichit considera que los jóvenes tienen la clave del futuro de su país, y exige que se respete el voto del pueblo. Se mete en política con opiniones que van en contra de lo que su cuerpo armado predica. Y en su particular lucha contra el poder establecido al que pertenece quiso iniciar su particular revolución con lo que más le gusta: la birra. Así que se puso a producir ilegalmente y a usar su posición para evitar las penas y mostrar la estupidez de las restricciones cerveceras.
Debido a su insistencia y a su rebeldía, el Gobierno acabó por concederle una licencia muy particular al buen Wichit para producir cerveza artesanal. Sin embargo, solo se le permitía en la tierra franca de la enana isla de Koh Kret, en pleno río de Bangkok. Así que allí montó su bar libre y logró que los más birreros peregrinaran hacia el islote los fines de semana, que es cuando el bar está abierto. Bautizó a su local como Chit Beer y cada fin de semana allí está el buen Wichit tomando cañas y hablando de política.
¿Qué hacer en Koh Kret, la isla de la cerveza?
En realidad, Koh Kret es mucho más que birra. Se trata de un enano pedazo de tierra en mitad del río Chao Phraya que, en parte gracias al buen Wichit, se ha popularizado más que nunca. Pero antes de que él llegara con sus artesanales los tailandeses ya visitaban mucho este islote.
En sus esquinas pequeñitas encontrarás un ambiente relajado con callejones estrechos donde las casas son también comercios. Koh Kret es un lugar especializado en artesanías, murales pintados a mano e incluso antigüedades. Pasear por sus calles y pararse a comer unos fideos bien merece la pena.
La isla en mitad del río es además visitable cualquier día de la semana, aunque solo se puede acceder a ella en unas horas concretas que luego señalaremos. Lo primero que a nosotros más nos gusta es pasear por sus callejones, e incluso alquilar una bicicleta, aunque puede hacerse todo a pie. Durante la mañana es interesante visitar por ejemplo las cafeterías temáticas. La más famosa es Rong Si Studio, una fábrica de arroz convertida en bar y restaurante.
También hay un mercado al aire libre muy majo con objetos antiguos, justo al lado del principal templo de la isla. Y poco más, lo siguiente es el bar de Wichit al aire libre, que abre a las 12 del mediodía y cierra a las 21 horas los sábados y domingos. Chit Beer es una terraza con muchos tiradores de cerveza artesanal, hay música en directo y un ambiente muy tabernero y divertido.
¿Merece la pena visitar la isla de la cerveza solo por este bar y su cerveza artesanal? Para los que amamos el estilo tailandés al aire libre, festivo y con muchas cervezas, es un lugar imprescindible. Además yendo allí se participa en la rebelión del buen Wichit, con la que muchos nos sentimos identificados.
¿Cómo ir a la isla de la cerveza en Bangkok?
Koh Kret es una isla totalmente aislada de tierra firme, no hay puentes que la unan a la ciudad. Así que solo podrás acceder a ella en barcos privados -por ejemplo en Saphan Thaksin y en otros lugares céntricos del río puede negociarse dicho viaje- o a través del servicio público que conecta el islote con Bangkok. Opera todos los días, pese a que la mayoría de comercios no abra entre semana.
Nosotros recomendamos dicho servicio público de barco, que se trata de una barca sencilla que sale del templo de Wat Sanam Nuea (mapa) y por tres bahts te deja en la isla. Es importante recordar que dicho servicio solo opera entre las cinco de la madrugada y las nueve de la noche. Y si después de pasar muchas horas en el bar de la isla de la cerveza queréis dormir en Koh Kret, hay algunos alojamientos familiares que os alquilarán una habitación.
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