CON MOCHILA

La última crónica cósmica: adiós, mis queridos papanatas

En algún lugar del cosmos, al lado de Shiva. Suelo empezar estas crónicas sentado con las piernas cruzadas, con mi espalda recta, con una varita de incienso perfumando el ambiente y un bidi sobre el cenicero. Entre calada y calada acostumbran a venir mis musas que dictan al oído todo aquello que os he ido contando a lo largo de todos estos años.

Esta vez he cambiado de técnica y he querido apropiarme, al más puro estilo conexión cósmica, del cuerpo del amigo valenciano. Y que sea a través de él, y de sus dedos poco acostumbrados a este menester, a enviaros mi mensaje.

Han sido diez años, que se dice pronto, en el que habéis tenido que aguantar todo aquello que iba aconteciendo en mis pensamientos y que iba plasmando en estas crónicas. Nunca nadie me ha censurado y nunca se me ha corregido -a no ser en las sintaxis de mis frases que dejaba a cargo de mi querido hermano Rodolfo-.

Esta libertad me ha permitido disfrutar de mi escritura “nandoniana”, alegrar a mis lectores y ganar algún que otro hater. Nada que no se cure con un buen chupito de ron Zacapa, como el que disfruté en Kanchanaburi a orillas del río Kwai con el buen amigo Luis y el amigo valenciano.

Como habréis podido leer en algunas de mis crónicas, tropezar con el amigo valenciano hizo que moviese el culo y conociese otros lugares, a mis ya habituales, donde pasar largas temporadas, y además contar mis historias en estas páginas.

Durante mi periplo por esta pequeña web, transformada en parte de mi familia, he tenido la suerte -y ellos la desgracia, ja!- de añadir un montón de amigos a mi lista. No me pondré a enumerarlos a todos porque os aburriría, pero ellos saben quienes son (y ahora mismo los observo desde las alturas).

Estos últimos años me han permitido, todavía más si cabe, disfrutar de una vida nómada en la que siempre he querido llevar el timón, sin demasiadas pretensiones, pero con la libertad por bandera. Nada es más valioso que dicha libertad. Y creedme, en ese sentido he sido el hombre más rico del mundo.

Me marcho con alegría, sin molestar a nadie, con mis virtudes y mis defectos, pero sabiendo que he sido querido y estimado por unos grupo de locos que ahora estarán brindando por mi en distintas partes del mundo.

Y esto es todo por hoy y para siempre, mis queridos papanatas. Bom Bom.

Nando, 1951 - 2025
Nando, 1951 – 2025

Recuerda

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Nando Baba

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