Descuento IATI seguros y descuento Heymondo por ser nuestro lector

La magia del viaje comienza cuando levantas tu dedo pulgar

Hace ya casi una década que nos conocimos en una islita canaria llamada Fuerteventura y, desde entonces, no hemos dejado de explorar juntos el planeta en el que nos tocó hacer nuestro viaje. Investigar, conocer, vivirlo en primera persona y lo más importante …¡que te pasen cosas durante el camino! Porque la vida trata de eso, ¿no?, si no, ¿que sentido tiene todo esto?

Ya son más de 20 países recorridos y cada día que pasa, estamos más convencidos que hacer dedo es la técnica que más nos gusta a la hora de viajar. Así es, nuestro compañero de viaje, comúnmente conocido como dedo pulgar, el responsable.

Haciendo dedo en la ruta 40 en Argentina
Haciendo dedo en la ruta 40 en Argentina

Tu dedo, el medio de transporte más antiguo del mundo

Sí viajeros, sí, haciendo dedo, o como dicen en inglés hitchiking, pegar carona en Brasil, pedir chance en Colombia, pedir ride en Costa Rica… así se define en cada país, con un término diferente para referirse al medio de transporte (junto con ir a pie), más antiguo del mundo pero con el mismo fin.

Con nuestros relatos desde aquí, no es que queramos hacer un llamamiento en masa, ni convencer a nadie para que cambie su forma de viajar por este mundo, esa no es la idea. Pero sí que a través de nuestras rutas podáis conocer, valorar y ver desde otra perspectiva nuestra forma de viajar y por qué no, pasar un rato divertido.

Pero antes de contaros nada, tenéis que saber por qué, cómo y dónde comenzamos hacer dedo en nuestros viajes.

Cómo comenzó todo

A principios de 2015, llevábamos varios semanas visitando Tailandia, parte lo hicimos en moto, pero la otra parte… aquí comenzó todo. Salimos desde Chiang Rai rumbo al pequeño pueblo de Mae Salong, en uno de esos autobuses característicos de Tailandia, que están más decorados que un árbol el día de Navidad, junto con sus ventiladores colgantes dando giros sin parar.

De viaje por Tailandia
De viaje por Tailandia

Pasaron un par de horas, cuando el conductor nos intentó explicar amablemente que habíamos llegado a nuestro destino. ¿A nuestro destino?, ¿un cruce en medio de la nada y que desde allí todavía quedarían 30 kilómetros para poder leer en un cartel «Mae Salong»?, os podemos asegurar que ese no era nuestro destino.

Pero bueno, así es la aventura y allí estábamos, solos, con una mochila delante y otra detrás, prácticamente una hora esperando al supuesto taxi compartido que tan amablemente nos recomendó el conductor del autobús y que nunca llegó. Ese momento fue la clave que hizo que valorásemos la posibilidad de empezar a hacer dedo.

Habíamos leído en alguna ocasión que la gente que viajaba de esta manera, escribían en un trozo de cartón el nombre del lugar al que querían llegar, pero evidentemente nosotros, en ese momento, no teníamos ni cartón ni papel de fumar donde escribir.

Dándole un ratito vueltas a nuestras neuronas, se nos ocurrió que con el lápiz de ojos negro podríamos escribir en el antebrazo el lugar al que queríamos ir, ¡ya teníamos la ecuación perfecta y la solución al problema! solamente fueron diez minutos los que pasaron, hasta que nuestra ecuación dio su resultado. Nuestro primer vehículo, una pickup de color gris, paró delante de nosotros, ¡para llevarnos, sííí!

Nuestro primer viaje a dedo
Nuestro primer viaje a dedo

El señor, con más rasgos chinos que tailandeses, nos hizo gestos para que nos subiéramos a la caja del pickup y que nos llevaría a Mae Salong, todo esto por señas porque ni él hablaba inglés ni nosotros tailandés. Pues nada, ¡arriba con todo! -y decimos todo-, porque para subir no nos quitamos ni las mochilas.

No sé si lo podríamos volver hacer, pero os podemos asegurar que nosotros sólo pensábamos en llegar y, antes de que nos pudiésemos acomodar, arrancó como si no hubiese un mañana, medio hechos unos bichos bola en ese momento, comenzó el trayecto. Levantamos nuestras cabezas como pudimos y el paisaje que podías ver, el aire que podías oler y sentir y la panorámica de 360 grados de los campos de té llegando al pueblo de Mae Salong nos dio una sensación de libertad que no tenía precio.

Raúl feliz y contento en la pickup
Raúl feliz y contento en la pickup

Ya en nuestro destino y fascinados con la nueva experiencia, al día siguiente decidimos reincidir, esta vez por gusto no por obligación. Hicimos una excursión a las afueras de Mae Salong y a la vuelta, fue cuando nuestro dedo pulgar quiso volver a ser protagonista y nosotros volver a tener la sensación del día anterior.

Esta vez nos paró una pareja con su hijo de 2 años que transportaban leña, para nosotros fue genial, pero no tanto para el niño que era la primera vez que veía un «farang» (así llaman a los extranjeros en Tailandia) con barba. Aquel pequeño lloraba, gritaba y la cara de susto que tenía nunca se nos va a olvidar, suerte que el trayecto fue de una hora y tuvimos tiempo para calmarlo e incluso colorear en un cuaderno con él.

A pesar de que no hablábamos el mismo idioma, pudimos entender que su día a día era transportar leña, que estaban casados y que venían de una familia que hace años había emigrado desde China.

Nos habíamos dado cuenta que haciendo dedo, nos daba la oportunidad de conocer mas de cerca a la gente local, sus costumbres y su día a día.

Esta historia sólo es el aperitivo de la que va a ser una gran sobremesa viajera. ¿Te apetece continuar con el plato principal en Japón?

1400 933 Lydia y Raul
5 comentarios
  • Ai… esa bendita magia de hacer algo tan sencillo como llevar a alguien contigo en el coche :)
    Pues Asia no es el continente más famoso para hacerlo y he de decir que hay zonas donde te miran extrañados, pero ese pulgar es internacional y siempre hay almas caritativas y con ganas de ayudar o simplemente pasar un rato en compañía. ¡Qué mágico!

  • ¡Que bonita experiencia!

    Muchas gracias por compartirla… ¡me ha encantado leeros! Claro que apetece que vayáis contando más… ¡espero más relatos!

    Por cierto, ¿en Argentina que tal os ha ido con este tipo de experiencia?

  • ¡Arriba el pulgar!

    Claro que sí. Yo creo que hace tiempo que nuestra sociedad perdió esa esencia de compartirlo todo, como puede ser un simple viaje en coche al pueblo de al lado o recoger a alguien en la carretera para acercarlo a un destino que nos viene de paso. Deberíamos estar más abiertos y receptivos.

    Durante mi viaje he visto lo importante que es el inglés para por ejemplo, poder tener una simple conversación con alguien desconocido en el autobús, pero obviamente por encima esta la actitud y las ganas de comunicarse.

    ¡Arriba el pulgar! Reincidamos con gusto.

  • ¡Maravilloso relato!

    ¡Y cómo engancha eso de «hacer dedo»! Es una forma fantástica de conocer un país y sobre todo a su gente.

    Gracias por contarnos vuestra «primera vez»

    ¡A la espera de la siguiente aventura!

  • ¡Qué bonito! ¡Enhorabuena! Me ha encantado la manera en que transmites emociones a través de tus palabras.

    Has conseguido transportarme y hacerme sentir como si estuviera viviendo la experiencia contigo y eso que estoy en la oficina de vuelta de septiembre.

    Gracias por compartir esta historia y la belleza de explorar el mundo con un dedo.

    Espero con ganas una nueva aventura.

    Gracias.

Dejar una Respuesta

Start Typing

Preferencias de privacidad

Cuando visitas nuestro sitio web, éste puede almacenar información a través de tu navegador de servicios específicos, generalmente en forma de cookies. Aquí puedes cambiar tus preferencias de privacidad. Vale la pena señalar que el bloqueo de algunos tipos de cookies puede afectar tu experiencia en nuestro sitio web y los servicios que podemos ofrecer.

Por razones de rendimiento y seguridad usamos Cloudflare.
required





Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias mediante el análisis de tus hábitos de navegación. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí