Con el auge de una nueva ola de ecologismo encarnada por jóvenes como Greta Thunberg, la idea de llevar una vida sostenible comienza a quedarse arraigada en nuestra sociedad, no solo por la necesidad real que existe de frenar nuestra forma de relación con la naturaleza, sino porque además, también se ha convertido en algo atrayente y moderno, así como realizar ecovoluntariados.
Esto, junto a la actual situación debido a la pandemia de la COVID-19, hace que muchos se estén planteando realizar algún ecovoluntariado cuando por fin podamos desplazarnos por el globo sin restricciones. Es una forma de contribuir al cuidado de la naturaleza y de conocer nuevas culturas y experiencias. Pero en este tipo de voluntariados con fauna hay algunos peligros.
Ayudar a animales en peligro y viajar por el mundo ¿Qué podría salir mal? Lo cierto es que el mundo de los voluntariados es un tanto complejo y existen una serie de ideas importantes para hacer un voluntariado responsable.
¿Por qué hacemos un ecovoluntariado?
Son muchas las razones que llevan a las personas a hacer alguno de estos voluntariados con fauna silvestre. Algunas de estas razones son muy altruistas y se basan en tratar de ayudar a estos animales y conocer nuevas culturas, pero en ocasiones, hay gente que busca meramente viajar, interaccionar con animales y llevarse recuerdos.
Aunque nada de esto tiene porqué ser malo, lo cierto es que esta actitud nos puede llevar a tomar malas decisiones. Si priorizamos el interaccionar con los animales o el sacar fotos bonitas, puede que no nos convezcan ciertos centros donde apenas hay interacción con los animales.
Es importante ser consciente de la importante labor que realizan estos centros, muchas veces en países en vías de desarrollo. Las posiciones de voluntariado pueden ayudar al centro a través de financiación o mano de obra, pero en ocasiones pueden sustituir a empleados locales.
Es por ello que hacer un ecovoluntariado en países extranjeros requiere que tengamos una actitud abierta y que nos adaptemos a la forma de vida en estos centros, que tristemente terminan occidentalizando muchas de sus formas de trabajo y vida para acoger a turistas que no se plantean adaptarse a los lugares donde viajan.
¿Dónde realizar un ecovoluntariado?
Debido a que existe mucha demanda de estas experiencias, el alojar y ayudar a los voluntarios a adaptarse al centro suele ser una cosa que estos lugares cobran de una manera u otra para financiar su trabajo. Esta forma de financiación, aunque puede llegar a ser ética, plantea problemas que pueden hacer que no estemos realizando un voluntariado sostenible y amigable con la fauna autóctona.
En primer lugar, deberíamos asegurarnos de que estamos colaborando con un centro de rescate o un santuario de fauna ético, algo que es realmente complicado si no tenemos un ojo crítico. Algunos de estos centros están dentro de organizaciones internacionales como EARS o GFAS.
Es importante que estos santuarios tengan proyectos de conservación activos y que colaboren con las poblaciones locales, deberíamos sospechar de centros que solo acogen fauna en cautividad y donde la gente de la zona no participa.
Tristemente, el deseo de interacción con los animales y la popularización de los selfies con animales salvajes han hecho que en el imaginario colectivo la labor de estos centros sea poco más que jugar y tocar animales, cuando la realidad es que las buenas prácticas de este tipo de santuarios y centros de rescate incluyen en pocas ocasiones el contacto directo.
Esto quiere decir que una buena estrategia para ver si estamos ante un ecovoluntariado sostenible y respetuoso con los animales salvajes sea fijarnos en las labores que se publicitan y realizan. Si el propio centro te vende que vas a estar interaccionando con animales, es probable que estén usando un contacto estrecho con los mismos para atraer voluntarios que financien el centro, una barrera que no debería pasarse.
Normalmente, esta clase de centros ofrecen voluntariados “a la carta” donde el voluntario puede elegir donde se aloja, cuanto tiempo está o que tareas realiza. En realidad, este tipo de actividades se ofrecen más como una actividad turística más que un voluntariado real.
¿Cómo buscar un ecovoluntariado ético?
Probablemente la mejor forma de buscar una experiencia auténtica y real sea contactar con asociaciones, ONGs y centros que no publiciten abiertamente este tipo de actividades, ya que puede que acepten voluntarios pero no funcionan como empresas de ecoturismo.
En dichos centros puede que no tengas tantas facilidades para participar en un voluntariado: igual es requerimiento obligatorio ciertos idiomas o habilidades y probablemente te pidan que realices una estancia más larga. Esto se debe a que si el centro está centrado en la conservación y el cuidado de fauna, es probable que necesiten que aportes algo más que dinero, por lo que una estancia larga ayudará a que puedas ser independiente y ayudar.
Busca centros y oportunidades de voluntariado que no te pongan excesivas facilidades de alojamiento, ya que muchos “santuarios” terminan por centrarse en la actividad hotelera para alojar a estos voluntarios con comodidades. Es probable que en ocasiones tengas que buscarte desplazamientos a ciudades o que no dispongas de internet de manera cómoda.
En defintiiva, busca un centro donde la actividad real y central sea la conservación de especies y la protección de la naturaleza. Si el voluntariado parece planteado como una actividad turística llena de facilidades y actividades, es probable que puedas caer en no estar ayudando mucho a la conservación, o incluso estar promoviendo malas practicas en el cudiado de la naturaleza.
¡¡Muy cierto!! Muchos de los eco voluntariados asiáticos se centra tanto en las personas occidentales que se les olvida para qué han sido creados, dejando a las especies en un segundo plano. Como comentas se occidentalizan y dejan de lado el formar y fomentar la contratación de los locales. Al final pasan a ser una empresa de turismo, con la excusa de la conservación.