La mejor guía de viaje a Yogyakarta
En pleno corazón de la isla de Java, a la sombra del volcán Merapi, se encuentra la venerable ciudad de Yogyakarta. Más de mil años atrás, en este mismo lugar, poderosos reinos hindúes y budistas competían por el control de la isla y levantaban monumentales construcciones entre selvas y arrozales.
Hoy, Jogja (como la llaman cariñosamente los locales) es una tranquila ciudad de provincias indonesia, con sus mercados, sus mezquitas, y una animada comunidad universitaria que llena de bullicio sus calles y plazas.
A priori, no parece el típico sitio que figura en las portadas de las guías de viajes. Pero Yogyakarta tiene una baza que pocos lugares de Indonesia pueden igualar. Es la base de operaciones perfecta para visitar las ruinas de Prambanan y Borobudur, dos de los complejos de templos más espectaculares e impresionantes de toda Asia, y que se encuentran a pocos kilómetros de distancia de la ciudad.
ANTES DE IR
Una ciudad con mucha historia
Situada en pleno centro de la isla de Java, Yogyakarta es un lugar con mucha historia. No en vano fue la capital del sultanato de Mataram, allá por el siglo XVI. El mismo reino donde, muchos siglos antes de la llegada del Islam, se levantaban impresionantes complejos de templos bajo el mandato de las dinastías Sanjaya (hinduístas) y Sailendra (budistas).
Hoy, Yogyakarta es un curioso oasis dentro de la gigantesca República de Indonesia. Sigue siendo un sultanato, una pequeña monarquía, inserta dentro de una gran república parlamentaria. La historia es bastante curiosa. En 1949, tras varios años de lucha, Indonesia logró alcanzar su independencia de Holanda, la antigua potencia colonial de la zona.
Durante la guerra, Yogyakarta sirvió de refugio al gobierno provisional indonesio. Y, en reconocimiento a los servicios prestados, una vez fundada la república se decidió conceder a la ciudad un estatus jurídico especial. Por eso, hoy, el sultán de Yogyakarta sigue al frente del gobierno de la ciudad. Igual que hace cientos de años.
Pero lo más interesante de Jogja seguramente está en sus alrededores. Y es que, a pocos kilómetros del centro de la ciudad, vas a encontrar paisajes increíbles y ruinas imponentes, que poco tienen que envidiar a las de Angkor o Ayutthaya.
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Cuándo ir
Yogyakarta, como otros lugares de Java, tiene un clima tropical todo el año. Apenas encontrarás variaciones de temperatura de un mes a otro, así que da un poco igual cuándo planees tu visita… Vas a pasar calor sí o sí. Aunque es raro sobrepasar los 30 grados de máxima.
Los meses más húmedos, donde se concentran las lluvias del monzón, van de diciembre a marzo. La estación seca coincide con el verano, de mayo a septiembre, y es seguramente el mejor momento para visitar la ciudad y disfrutar de sus alrededores.
Si vas a viajar entre los meses de marzo y abril, también te conviene comprobar en qué fechas exactamente cae el Ramadán de ese año. Porque Yogyakarta, como la mayoría de Indonesia, sigue las costumbres musulmanas, y en esos días puede sermás complicado encontrar sitios abiertos para comer.
Además, como para los lugareños no dejan de ser vacaciones, los sitios turísticos estarán más llenos que de costumbre. Mejor evitar esas fechas.
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¿Cómo llegar a Yogyakarta?
En avión
Yogyakarta tiene un aeropuerto internacional bastante apañado, bien conectado con otros hubs importantes del Sudeste Asiático (Singapur, Kuala Lumpur…), y también con los principales aeropuertos de la propia Indonesia (Yakarta, Bali…). Desde allí, es fácil llegar al centro de la ciudad ya sea en tren, autobús o minivan. El taxi desde el aeropuerto no merece mucho la pena.
Pero, ¡ojo! En la mayoría de guías de viaje, aparece reseñado el antiguo aeropuerto, el Adisucipto, que hoy está prácticamente en desuso. No te confundas, el que tienes que mirar es el nuevo, el Yogyakarta International Airport, a unos 40 km al Sur del centro de la ciudad.
En tren o autobús
Si te sobra el tiempo y tienes ganas de aventura, también puedes optar por el ferrocarril. Desde Jakarta, la capital del país, hay trenes que te llevan hasta Tugu Station, la estación central de Yogyakarta. Pero tardarás entre 8 y 12 horas, dependiendo del tren en cuestión.
También es posible llegar en autobús, desde ciudades como Yakarta (12 horas de trayecto), Bandung (10 horas), y Surabaya (8 horas). Pero, teniendo en cuenta el tráfico y el estado de las carreteras javanesas, casi mejor optar por el tren o el avión. Avisado estás.
Idioma
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QUÉ VER / HACER
La ciudad de Yogyakarta en sí, siendo sinceros, no es precisamente el rincón más apasionante de Indonesia. No tiene grandes monumentos, ni bazares pintorescos, y su oferta gastronómica es más bien normalita.
Pero, entre templo y templo, tampoco es mala idea dedicar un tiempo a darse un paseo por sus calles, a charlar con los lugareños. La gente en Jogja es encantadora. Son simpáticos, honestos, siempre dispuestos a gastarte una broma… Y, encima, chapurrean un inglés bastante decente. Merece la pena conocerlos.
Y es que, lejos del bullicio de Yakarta, la gran metrópoli, la sosegada Yogyakarta ofrece una buena oportunidad para empaparte de la Indonesia más profunda. De conocer el día a día de una región, la Java interior, donde el turismo masivo aún no ha acabado con todo. Y eso también tiene su encanto.
A continuación, te enumeramos algunos de los principales puntos de interés de la ciudad.
Taman Sari, el Palacio del Agua
Este laberíntico palacio, que recuerda a veces a la Alhambra de Granada, es uno de los lugares más interesantes de Yogyakarta. Levantado allá por 1765 cargo del sultán del momento, para solaz de las mujeres de su harén, está lleno de piscinas, portales monumentales y túneles secretos. Hoy en día parte del complejo está en ruinas, pero sigue manteniendo la belleza de antaño.
Ver las estancias interiores requiere el pago de una entrada (15,000 rupìas para los extranjeros, unos 88 céntimos de euro), pero también puedes perderte por los callejones aledaños, que forman parte del propio complejo y son muy divertidos de explorar. Eso sí, la maraña de callejuelas y cantones es tan intrincada que seguro que te vas a extraviar más de una vez… aunque eso es parte de la gracia.
Un aviso: ojo con los guías improvisados que merodean por la entrada, que no dudarán en pedirte unas rupias a cambio de darte un simple paseo por el perímetro del palacio. La típica trampa para turistas, vamos. Mejor pasa de ellos y explora el lugar a tu aire.
Kraton: el palacio del sultán
En pleno centro neurálgico de la ciudad se alza el palacio del sultán. Kraton significa exactamente eso, palacio, aunque este no es demasiado espectacular. Se supone que el sultán actual vive aquí pero, por las mañanas (hasta la 1 de la tarde), parte del palacio está abierto a las visitas. Previo pago de la entrada correspondiente, claro.
El interior del Kraton no nos pareció un lugar excesivamente memorable pero, si te sobran un par de horas en Jogya, puede ser una opción. Lo más interesante, probablemente, sean los shows de música y danza tradicionales que ofrecen, a cargo de la orquesta personal del sultán.
Plaza Alun Alun Kidul
Justo al Norte del palacio del sultán se extiende esta gran explanada, cuya seña de identidad son dos gigantescos árboles banianos. De día, la plaza no tiene gran cosa para ver. Pero, al caer la noche, el paisaje cambia radicalmente.
Los alrededores se llenan de puestecillos de comida, y la gente sale a disfrutar del frescor nocturno. Parejas, grupos de amigos, familias con niños… Todos sentados en el suelo, degustando tranquilamente algún snack callejero típico de Indonesia.
Si quieres ver cómo pasan sus ratos libres los lugareños, y de paso darle un tiento a la gastronomía local, este es el lugar perfecto. Eso sí, no esperes nada comparable a las delicias de los mercados nocturnos de Tailandia u otros rincones del Sudeste Asiático. Aquí las cosas son más modestas, y la comida tirando a normalita.
Malioboro Street, la arteria principal
Esta calle comercial, de casi 2 km de longitud, es la arteria principal de Yogyakarta. Conecta la estación central de tren (Tugu Station) con el palacio del sultán (Kraton), y en torno a ella se encuentran algunos de los monumentos más icónicos, como el Vredeburg Museum (un antiguo fuerte colonial holandés), o la plaza Titik Nol (el Kilómetro Cero de Yogyakarta).
Es una calle muy turística, sí, llena de tiendecillas de batik y vendedores de souvenirs ambulantes. Pero también tiene mercados de abastos (como el de Pasar Beringharjo), restaurantes, y montones de pequeños comercios locales en los callejones aledaños, que son tanto o más interesantes que la calle principal.
Porque Malioboro es el verdadero corazón de Yogyakarta, el lugar perfecto para tomarle el pulso a la ciudad. Allí es donde acuden los lugareños a pasar sus ratos libres.
Familias con niños, colegiales al salir de clase, ancianos dando su paseo diario… Todos se reúnen allí al caer el sol. El bullicio, especialmente en fin de semana, puede llegar a resultar abrumador, pero así es Yogyakarta.
Jalan Prawirotaman: la zona mochilera
Un par de kilómetros al Sur del Kraton, lejos del bullicio del centro de Jogya, está lo que podríamos llamar el barrio mochilero. En la calle Jalan Prawirotaman y sus aledaños encontrarás una atmósfera relajada, cafés de estilo hipster, hotelitos a precios interesantes…
Y una amplia variedad de opciones para comer (¡y beber!), desde los típicos warungs de comida autóctona, hasta heladerías y pizzerías de estilo occidental, pasando por locales con música en directo.
Aún sin llegar a los niveles de las zonas mochileras tailandesas, es un buen sitio para alojarse, para comer o, simplemente, darse una vuelta y disfrutar de sus murales de street art. No es de extrañar que este barrio sea de los preferidos por los visitantes extranjeros.
Pero no todo es turístico: a poco que te alejes unos pasos de la calle principal, te meterás de cabeza en la Yogyakarta profunda, con sus mercados, sus mezquitas y sus tugurios a pie de calle.
Kampungs: los barrios tradicionales
Los kampung son las aldeas y barriadas típicas de las ciudades malayas e indonesias. Pequeños arrabales laberínticos y llenos de encanto, con sus callejones estrechos, casitas de fachadas multicolores, niños jugando por los rincones que te saludan al pasar…
Si quieres disfrutar de un pedacito de la Java rural y ancestral, pero sin salir de la urbe de Yogyakarta, busca uno de estos kampung y piérdete por sus callejuelas.
A poco que explores, los encontrarás por todas partes, sobre todo si hay algún riachuelo o canal cerca. Algunos están en torno a la calle Malioboro, desperdigados por sus callejones aledaños. Pero tal vez el más curioso sea el Kampung Taman, en las inmediaciones del Palacio del Agua, el Taman Sari.
En esta categoría también podríamos meter el barrio antiguo de Kota Gede, con su mezquita y su cementerio centenario, donde descasan los sultanes del viejo reino de Mataram. Otro rincón interesante para dedicarle una tarde.
Más lugares interesantes por las afueras de Yogyakarta
Por los alrededores de Jogja hay rincones de belleza excepcional. Si dispones de una moto para moverte a tu aire, merece la pena explorar la zona y descubrir los encantos que oculta. Estos son algunos apuntes de lo que te puedes encontrar.
Playa de Parangtritis
A apenas 30 kilómetros de Yogyakarta, en dirección Sur, te darás de bruces con la costa. No esperes encontrar playas de postal, como las de Tailandia o Filipinas. El mar en esta parte de Java es bastante bravo. Y las playas, igualmente salvajes. Pero eso también tiene su belleza.
La playa de Parangtritis, en concreto, tiene una historia interesante. Se dice que en sus aguas habita nada menos que Nyai Loro Kidul, la Reina de los Mares del Sur, una diosa ancestral que rige los designios de Java desde tiempo inmemorial. Según la leyenda, mejor no vestir ninguna prenda de color verde al visitar estas playas, o la Reina te echará el ojo y te arrastrará consigo a su palacio, en el fondo del océano.
Mitología aparte, Parangtritis es un lugar interesante. Y no solo por la bonita estampa de las olas rompiendo en los acantilados. Esta playa, al estar tan cerca de la ciudad, es un sitio estupendo para observar cómo los lugareños, que acuden a ella en masa los fines de semana, disfrutan de la costa y del sol a su manera.
Chiringuitos de comida, burkinis, gente que se mete al agua con vaqueros y abrigo… Hay hasta coches de caballos recorriendo la arena. Un día de playa en la Indonesia profunda es todo un espectáculo.
Monte Merapi, uno de los techos de Indonesia
A 28 km al Norte de Yogyakarta, rodeado de arrozales y pintorescas aldeas, se alza la imponente mole del monte Merapi. Un volcán activo de casi 3,000 m de altura, cuya silueta recuerda mucho a la del monte Fuji, en Japón.
Igual que su primo nipón, el monte Merapi no se deja ver muy a menudo, ya que le gusta envolverse de niebla y nubes la mayor parte del año. Pero es posible acercarse hasta sus faldas, cuyo entorno ha sido convertido en parque nacional, y disfrutar de las espectaculares vistas.
Hay hasta tours que, por un módico precio, te dan una vuelta en jeep por toda la ladera, para ver de cerca los restos de las últimas erupciones.
En teoría, si te gusta la escalada, también es posible subir hasta la cima… pero no es muy recomendable intentarlo. El Merapi es uno de los volcanes más activos del mundo, y entra en erupción cada dos por tres. Una de las peores fue en 2010, que se llevó por delante varias aldeas y más de 350 vidas.
Por tanto, a día de hoy la cumbre está oficialmente cerrada a las visitas. Mejor andarse con cuidado, y no pasar del pie del monte.
TOURS
Templos de Prambanan y Borobudur
Ya hemos dicho que lo mejor de Yogyakarta, seguramente, se encuentra fuera de la propia ciudad. Los templos de Prambanan y Borobudur, a 20 y 40 km respectivamente, son una de las maravillas de Asia.
Volcán Merapi
No deberías perdértelos, como tampoco deberías dejar pasar una excursión al cercano volcán Merapi.
DORMIR
DORMIR
¿Dónde dormir en Yogyakarta?
Una zona de hoteles (para mi gusto más cara y ruidosa) es la de la calle Malioboro y los alrededores de Tugu Station. La zona mochilera, con hoteles mas interesantes y bien de precio, es la que esta en Jalan Prawirotaman. Te dejamos unos alojamientos por rango de precios:
CONSEJOS
CONSEJOS
Cómo moverse por Yogyakarta
Una vez en Jogja, lo mejor para moverse y explorar los alrededores a gusto es alquilar una moto. Eso te dará libertad y flexibilidad, y te ahorrará tener que estar pendiente del transporte público, que es bastante poco fiable.
Aunque, si no te convence eso de enfrentarte al infernal tráfico indonesio, tampoco desesperes. A las malas, también es posible echar mano del tren o el autobús para visitar los templos y otros principales puntos de interés.
Pero conviene armarse de paciencia, porque los horarios son extraños y los imprevistos, bastante frecuentes. Por ejemplo, te puedes encontrar con que el tren del aeropuerto a la ciudad tiene una avería y no funciona en toda la mañana. Así son las cosas en la Java profunda…
En esos casos, lo mejor es echar mano de los taxis o, mejor aún, de servicios como Gojek, que viene a ser el Uber indonesio. En general, Gojek funciona perfectamente y los precios son bastante razonables. Damos fe de ello.
Mapa
Te dejamos un mapa con todos los puntos de interés de los que te hemos hablado en esta guía. [Haz click en la imagen y te llevará a una nueva ventana de google maps]
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