A apenas 40 km al Noroeste de la ciudad de Yogyakarta, rodeado de arrozales y cocoteros, se alza uno de los monumentos más impresionantes de toda Asia. Se trata de Borobudur, el templo budista más grande del mundo.
Una imponente pirámide escalonada de 9 pisos (unos 35 m de altura en total), cubierta de relieves y estatuas, y coronada por monumentales círculos de estupas que culminan en una gran estupa central en la cima. Desde esa misma cumbre se domina el paisaje de toda la región, hasta las faldas del cercano volcán Merapi. Una vista inolvidable.
Lo hemos llamado «templo» por simplificar pero, en realidad, no está muy claro qué es el complejo de Borobudur exactamente… Se sabe que se construyó hace más de 1,000 años, hacia el año 800 de nuestra era, y que es un monumento consagrado a la fe budista, pues sus muros y escalinatas están jalonados de relieves y figuras de Buda (cerca de 500 en total). Todo lo demás permanece envuelto en el misterio.
En este artículo te vamos a mostrar cómo hacer la visita por tu cuenta, pero te dejamos unas excursiones interesantes por si deseas contratarlo todo con antelación y evitar contratiempos.
Borobudur se ha pasado muchos siglos perdido en las nieblas del tiempo. Al igual que los templos de Angkor, en Camboya, esta tremenda mole de piedra acabó siendo abandonada y sepultada por la jungla, hasta que exploradores ingleses dieron con ella y la sacaron de nuevo a la luz, a principios del siglo XIX. Gracias a ello, ahora puedes visitarla y sentirte como todo un Indiana Jones, recorriendo sus pasadizos.
Se cree que la pirámide de Borobudur, más que un templo al uso, representa una especie de gigantesco mandala budista en tres dimensiones. Un monumento para ser recorrido en sentido ascendente, piso a piso, hasta llegar a lo más alto, que sería el Nirvana o la iluminación. Hoy en día, puedes seguir esa misma senda de piedra y subir los 9 pisos hasta la cumbre. Que te ilumines o no, ya es cosa tuya.
Sea un templo o sea lo que sea, lo que está claro es que Borobudur es el edificio budista más grande del mundo. Compuesto por cerca de un millón y medio de bloques de piedra, la construcción de esta descomunal pirámide tardó varias décadas en completarse. Concretamente, del año 760 al 830.
La obra corrió a cargo de la dinastía Sailendra, una de las antiguas estirpes que reinaron en Java hacia finales del primer milenio de nuestra era, y contemporáneos de los Sanjaya, que levantaron los vecinos templos de Prambanan.
Pero, con el paso de los años, los monumentos acabaron devorados por la selva. ¿Qué pudo ocurrir? No se sabe. El ocaso de esa civilización sigue siendo un misterio a día de hoy. Pero no hay mal que por bien no venga.
Pasar tanto tiempo escondidas bajo la espesura, cubiertas además por una gruesa capa de ceniza volcánica, ha ayudado a que las ruinas hayan llegado hasta hoy en un estado de conservación casi perfecto.
Si quieres conocer la historia de cómo estos templos volvieron de nuevo a ver la luz, que es digna de una película, aquí te la contamos en detalle: -en breve-.
Lo mejor para llegar hasta Borobudur es partir de la ciudad de Yogyakarta. Y, para moverte por toda la zona, lo ideal es hacerlo por tu cuenta, alquilando un coche o una moto. Eso te dará libertad y flexibilidad para explorar, sin tener que andar pendiente del transporte público, que es bastante poco fiable.
El templo de Borobudur está a poco más de 40 km del centro de Yogyakarta, lo que puede suponer entre 60 y 90 minutos de trayecto, dependiendo del tráfico. La carretera está en bastante buen estado, para lo que cabe esperar en Indonesia, y la ruta razonablemente bien señalizada. No hay pérdida posible.
Si conducir no es lo tuyo, también es posible llegar hasta Borobudur en autobús. Desde la Terminal de Autobuses de Jombor, en la parte Norte de Yogyakarta, salen autobuses más o menos cada hora. El trayecto tarda unos 90 minutos y debería costar 30,000 rupias (menos de 2 euros).
Pero el bus de Jombor no siempre es directo. A veces te puede tocar hacer trasbordo en Muntilan, un pueblo cercano a Borobudur, y desde allí un minibus te llevará hasta el templo en unos 20 minutos. Este trasbordo hay que pagarlo por separado y, según lo bueno que seas regateando, puede costarte entre 15,000 y 30,000 rupias.
Es bastante engorroso, pero se puede hacer. Eso sí, conviene armarse de paciencia. En Indonesia, el transporte público es poco fiable, y tiene horarios bastante extraños. El sistema está pensado para los locales, no para turistas, y se nota.
Si te gusta la aventura y te sientes cómodo lidiando con el caos, puede ser una oportunidad divertida para viajar como los lugareños y comprobar, desde dentro, cómo viven su día a día las gentes de Indonesia. Si no, mejor plantéate otras opciones de transporte.
Para ahorrarte líos, preguntar en tu hotel y contratar una excursión, o simplemente una minivan para que te lleve y te recoja en Borobudur, siempre es una opción. Seguro que pueden ofrecerte precios interesantes, vas a tardar lo mismo (o menos) que en el bus público, y el viaje será mucho más cómodo.
Claro que, si te juntas con varias personas para compartir gastos, echar mano de un taxi (o un Gojek, el Uber indonesio) puede ser incluso mejor idea. Un taxi (o Gojek) será tan cómodo como una minivan, y probablemente más barato. Ya que los 60 – 90 minutos de viaje no te los va a quitar nadie, qué menos que hacértelos con comodidad.
Borobudur, como otros lugares de Java, tiene un clima tropical todo el año. Vengas cuando vengas, vas a pasar calor sí o sí. Pero conviene evitar la estación húmeda, que va del mes de diciembre hasta finales de marzo, ya que las lluvias torrenciales pueden complicar el transporte por carretera y hacer que las vistas no sean tan espectaculares.
Ten en cuenta que la pirámide de Borobudur es un lugar de gran interés turístico para la gente del lugar. Por tanto, para evitar en lo posible las riadas de turistas, conviene evitar los fines de semana y las fiestas nacionales. Lo cual incluye el mes del Ramadán, claro.
Yendo entre semana, lograrás esquivar a buena parte de los turistas indonesios, lo cual es ya es algo. Para escaparte también del grueso de turistas extranjeros, lo mejor es visitar las ruinas después del mediodía, al caer la tarde. Aprovecha que Borobudur está abierto hasta las 17:00h, y planea bien tus horarios. Lo suyo es evitar las primeras horas de la mañana, cuando hay más concentración de gente.
Eso sí, ten en cuenta que la subida a la pirámide está cerrada los lunes, así que mejor escoger otro día. De martes a viernes no deberías tener mayor problema.
Desde la pandemia del Covid-19, las cosas han cambiado mucho en Borobudur. Ahora, en 2024, el cupo de visitas y los horarios están mucho más controlados… lo cual tiene su parte buena y su parte mala. En lo positivo, las limitaciones hacen que puedas disfrutar del lugar sin tanta masificación.
Lo malo es que tendrás que planificar bien tu horario de visita. Además, ya no es posible disfrutar del amanecer desde la cima de la pirámide, que era una de las estampas más icónicas de Borobudur.
La principal atracción del lugar es, evidentemente, la propia pirámide. Además de pasear por todo su perímetro, para admirarla desde todos los ángulos posibles, lo suyo es subir hasta la cima, donde están las estupas. Las vistas desde allí son inolvidables, pero hay ciertas limitaciones.
El problema es que el número de visitas está restringido (solo permiten 1,200 personas al día), y el acceso a la cumbre está limitado a pequeños grupos de 150 personas como máximo. Y requiere el pago de una entrada especial. Estos grupos salen cada hora, desde las 8:30h hasta las 15:30h, siempre acompañados por un guía.
El ascenso en sí es bastante sencillo, y en los 60 minutos que dura la visita da tiempo suficiente a disfrutar de la pirámide, sus estrechos pasillos, y las vistas desde la cima. Si vas en el último turno del día, seguramente puedas estirar el tiempo un poco más e incluso ver la puesta de sol desde lo alto.
Además, los guías son bastante permisivos, y te dejan moverte a tu aire. Como detalle curioso, para no dañar la piedra, no se permiten zapatos en la subida. Debes calzarte unas sandalias de paja especiales, que te proporcionarán con la propia entrada, y que te puedes quedar luego. Un recuerdo curioso de tu visita a Borobudur.
En el parque que rodea la pirámide también encontrarás un pequeño museo (gratuito), y algunos sitios para comer. Aquí no hay limitación de horarios ni cupo de visitas, puedes deambular por el lugar a tus anchas, hasta la hora de cierre.
Además, en las inmediaciones del parque, hay algunos templos interesantes (Candi Mendut, Candi Pawon), que sirven de antesala a la gran pirámide, aunque para visitarlos hay que pagar entrada aparte.
Una de las estampas clásicas de Borobudur es admirar la salida del sol desde la cima de la pirámide, rodeado de las estupas y los Budas de piedra. Lamentablemente, y a pesar de lo que dicen muchas guías, a día de hoy, en 2024, eso ya no es posible.
Hasta hace unos años, había tours privados que te llevaban a la cumbre del templo a las 5 de la madrugada, justo antes de la apertura oficial, para ver amanecer desde allí. Los organizaba el Hotel Manohara, pero dejaron de hacerlos durante la pandemia del Covid-19, y no está claro cuándo los retomarán. Si es que lo hacen, claro.
Además, el propio templo abre sus puertas a las 7:00h, y las subidas a la pirámide no empiezan hasta las 8:30h, demasiado tarde para ver la salida del sol. La única manera de hacerlo era mediante ese tour especial, que ya no existe.
Como alternativa, en la ciudad de Yogyakarta verás multitud de ofertas de tours que te ofrecen una experiencia parecida. O sea, ver el amanecer desde alguna colina cercana, con la pirámide de Borobudur de fondo. Pero, en nuestra opinión, no merecen mucho la pena.
Los lugares que se visitan en esos tours son colinas cercanas al parque, como la de Bukit Dagi (dentro del propio parque), Bukit Rhema, Bukit Barede o Punthuk Setumbu. El paisaje desde allí es bonito, sí, pero no tiene nada que ver con la estampa clásica desde el propio templo. La pirámide de Borobudur solo se va a ver muy a lo lejos, como un pequeño punto en la distancia.
Y el acceso a esas colinas tampoco es gratis. Yendo por tu cuenta, te clavarán no menos de 50,000 rupias por entrar a cualquiera de ellas. Y, si vas con una excursión, la broma puede rondar las 700,000 rupias, o más. ¿Nuestro consejo? Mejor olvidarse del amanecer y disfrutar de la puesta de sol, que es más accesible. E igualmente hermosa.
Borobudur abre de lunes a domingo, de 7:00h a 17:00h. Pero ten en cuenta que los lunes el acceso a la pirámide está cerrado, solo se puede ver el monumento desde abajo.
La entrada normal te da derecho a pasear por todo el recinto y ver la pirámide a ras de suelo, pero no a subir hasta la cima. El precio (para extranjeros) es de 375.000 rupias (unos 21 euros). Puedes comprarla en la propia taquilla (abierta de 6:30h a 16:30h), o por adelantado, en la web oficial.
Para ascender a la propia pirámide, es necesario un ticket especial, con un precio (para extranjeros) de 455,000 rupias (unos 26 euros). Lo mejor es comprarlo online desde la web oficial; estas entradas salen a la venta con 7 días de antelación. No te olvides de escoger la franja horaria que más te convenga. Hay ascensiones cada hora, desde las 8:30h hasta las 15:30h.
También hay descuentos especiales si compras entradas combinadas con los templos de Prambaban o Ratu Boko. En la página web oficial tienes toda la información sobre tarifas, actualizada y al día. Pero, resumiendo, solo la entrada normal entra en estos combos. La entrada especial (la que permite subir a la pirámide) no se puede combinar con ninguna otra.