La crónica cósmica. Un “bala perdida” como yo

¡QUÉ ALUCINADA! – Chitwán, Nepal. La primera vez que vine a Sauraha mantuve una estrecha relación con tres personajes bastante peculiares: un hacker de Getafe, un cocinero de La Rioja que había vivido un año en Katmandú y un brahmán nepalés cuyo nombre sólo se diferenciaba del mío por una letra, pues se llamaba (y se llama) Nandu Baba.

Los tres tenían en común su afición por las setas mágicas que brotan en el estiércol de los elefantes y los rinocerontes, por lo que nuestro paseíto del atardecer incluía recorrer los corrales de elefantes domésticos recolectándolas.

Para hallar las de rinoceronte teníamos que adentrarnos en las praderas adyacentes al Parque Nacional de Chitwán en busca de la zona donde algún rinoceronte hubiese escogido para vaciar las tripas durante una temporada, como hacen habitualmente.

Como sería de esperar en un “bala perdida” como yo, no me hice de rogar cuando mis tres nuevos amigos me invitaron a participar en sus fiestecitas de setas mágicas.

Valga aclarar que, en aquellos años, y a excepción de Nandu Baba, los nepaleses no tomaban setas mágicas porque, según la opinión general, volvían locos a quienes lo hacían, y nos observaban admirados cuando nos veían preparar con ellas unas sabrosas tortillas.

Un último dato: casi cada una de aquellas fiestas incluía excursiones nocturnas por la jungla salteadas de muchas risas sin que jamás se diese el mínimo mal rollo entre nosotros ni con los animales que encontrábamos.

Sin embargo, durante la última década los jóvenes nepaleses descubrieron que las setas mágicas no provocaban locura en manera alguna y sí mucha diversión. Desde entonces vienen a Sauraha en busca de ellas, sobre todo desde Katmandú y Pokhara.

Lógicamente, al hallarnos en un sistema capitalista de libre comercio (a pesar de que el Primer Ministro del país sea maoísta), ahora, aparte de quienes guían a los turistas por la jungla, también hay otros que se especializan en llevarlos en busca de setas mágicas.

Y claro, como a la policía no le gustaba que se realizaran esos negocios sin su participación, un “comerciante” de setas amigo mío pasó una semana entre rejas, a pesar de que su consumo y venta no estén específicamente prohibidos en Nepal (ni en ningún otro país que yo sepa).

PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO – A pesar de haber estado dos años ausente de Sauraha, aún me puedo considerar un vecino más por mis repetidas estancias en esta población.

El día en que regresé me estuvo saludando continuamente mucha gente (ya sabéis que soy muy “saludable”, ¡Ja!): “¿Cuándo has llegado?”. “¿Dónde has estado?”. “¿Cómo estás?”. ¿Cuánto tiempo te quedarás esta vez?”.

Lo hicieron así el basurero, que recorre la única calle recogiendo el estiércol de los elefantes domésticos; la lechera gordinflona; la farmacéutica; el barbero; la tendera, que vende exclusivamente miel y me hace el diez por ciento de descuento porque he sido cliente suyo desde los tiempos de María Castaña; la frutera a la que compro mandarinas, y también el carretero que nunca deja de alabar al dios Shiva cuando pasa junto a mí con su caballo, “¡Jei Shambó!”.

De todos modos, los que logran emocionarme con sus efusivos saludos son los perros que me reconocen a pesar de mi larga ausencia y, además de mover alocadamente la cola y hacerme carantoñas, clavarán su mirada en la mía como si me preguntasen: “¿Te acuerdas de mí?”.

THE KATHMANDU POST – Todas las mañanas sigo recibiendo el periódico en mi cabaña como en las otras ocasiones. Es una publicación miserable en la que escasas veces aparece alguna noticia que me resulte interesante.

Pero recientemente me sorprendió leer estos dos reportajes relacionados con España: “El famoso alpinista español Alex Txikon coronó en pleno invierno la cumbre del monte Manaslu (8.163 m.) acompañado de seis sherpas”. La otra noticia me pareció al mismo tiempo graciosa y simpática: “El club de fútbol español Polideportivo Cacereño hará una gira internacional y jugará dos partidos amistosos en Nepal”.

UNAS CIFRAS – Durante el año 2022 visitaron Nepal 614.148 turistas occidentales y 209.105 indios. A partir de ahora, desde que el gobierno chino ha abierto sus fronteras después de tres años, han empezado a regresar los turistas chinos.

También en 2022 murieron 88 nepaleses a causa del dengue. Ante el nuevo avance del puto COVID, el Ministro de Sanidad nepalés aconsejó a la población que se vacunase. Sin embargo, olvidó mencionar que, aparte de las 486.000 vacunas para niños que caducarán a fin de mes, el país no tiene ninguna en stock.

Por cierto, quienes estéis planeando dejaros caer por el Nepal debéis saber que en el aeropuerto de Katmandú se está exigiendo de nuevo un PCR negativo.

Unas últimas cifras: Corea del Sur regaló 101 vacas Holstein a Nepal; cada una de ellas puede producir anualmente 10.000 litros, mientras que las vacas locales sólo llegan como mucho a los 800 litros.

FAUNÓPOLIS – Un rinoceronte atacó a dos mujeres en el distrito nepalés de Nawalparas y, aunque sobrevivieron, ambas acabaron en el hospital.

Los campos de mostaza que colorean de amarillo y verde los alrededores de mi cabaña, están teniendo un mal año. Primero los pisoteó un grupo de turistas chinos que decidieron fotografiarse entre sus flores. Después, de noche, estuvo pastando en ellos un rinoceronte. Pero todavía les fue peor la noche siguiente, cuando el visitante fue un elefante salvaje al que también le apetecía una cena a base de mostaza.

Aquí en Sauraha el tema de los rinocerontes sigue siendo el pan de cada día: ayer me encontré uno que estaba pastando en la calle rodeado de sorprendidos turistas de Katmandú. Poco después vi a otro cuando descendí hasta el río Rapti a ver la puesta de sol.

Esta mañana me han dicho que un elefante salvaje había estado recorriendo la calle durante noche. Otra noticia relacionada con elefantes: cuatro elefantes derribaron una casa en Jhapa y mataron a una mujer de sesenta años cuando trataba de huir. No está clara la razón por la que los elefantes del Nepal tengan tanta tirria a las personas, lo que sí se sabe con seguridad es que los únicos animales que matan por diversión son los gatos, los delfines y, por supuesto, los seres humanos.

PASO A PASO – Srinagar, Cachemira, India, verano de 1987. Continúa de la crónica anterior. Igual que me sucediese, por ejemplo, con Kerr Seringg en Gambia o con La Geria en Lanzarote, empezaba a descubrir que ya llevaba tanto tiempo residiendo en el lago Dal como para obtener el conocimiento comprendido sobre aquel lugar, o sea la experiencia completa que no se borraría de mi memoria porque ya formaba parte de mí.

Este sentimiento incluía:

  • el continuado y suave sonido del agua que me acompañaba en todo momento
  • el equilibrio sobre las pasarelas que iban de una embarcación a otra, de las que milagrosamente no me había caído nunca
  • los exóticos pájaros que se detenían a descansar en la barca y aprovechaban para observarme mientras tomaba el sol tumbado en la terraza superior
  • las comidas de mamá, que poco se parecían a las hindúes
  • las insoportables moscas
  • la hija pequeña de Gulam levantando el dedo para decir “dit” (dedo) en catalán tal como le había enseñado, la ausencia de motores y demás ruidos discordantes, si olvidamos algún que otro helicóptero del ejercito
  • los gritos desesperados de un barquero despistado que se había olvidado de amarrar su pokhara
  • el lechero que cantaba desde su barca, “¡Leche quieres, leche quieres!”
  • un inmenso barco vivienda pasando silenciosamente empujado por los mástiles que media docena de hombres clavaban en el fondo del lago
  • las profundas siestas logradas a pesar de los gritos de los críos
  • los llantos de los bebés
  • los gargajos sobre el agua para ver como se los tragaban los peces
  • Gulam dándome una propina cuando me pedía que le trajese tabaco del bazar, “Quédate con el cambio”
  • el barquero Fayás, quizás el mejor amigo cachemir, llevándome gratis en su shikara cuando me encontraba esperando que pasara una pokhara para ir hacia el bazar
  • y las lecciones de backgammon impartidas a una colección de alumnos aventajados que pronto lograban derrotar a auténticos campeones como el israelita Amos, quien llegaba todos los atardeceres remando en su pokhara para pegarme una buena paliza mientras nos pasábamos la pipa de agua.

El sastre también venía a mi domicilio en una embarcación, y con su palique lograba vestir de cachemires a todos los turistas por unos precios abusivos. Era un tipo amable y sonriente, pero una tarde mantuvo una acalorada y larga discusión con otro barquero que terminó a hostias, por suerte no llegaron a mojarse.

MIRA LO QUE PIENSO

  • Usando simplemente la lógica, y dependiendo de cómo vivas, comas y te mediques, podrás fortalecer el sistema inmunológico de tu cuerpo.
  • Groucho Marx: “Nunca olvido una cara, pero haré una excepción en su caso”.
  • ¿Puede haber mayor placer que el de no sentir tu cuerpo?
  • Pagaron mi sinceridad con sarcasmo.
  • Palabras que ayudan y siempre se escuchan con placer: “Bien hecho” y “No te preocupes, pues es normal”.
  • Me decía un joven que no había futuro (Sex Pistols), pues tenía la impresión de que el mundo se iría a la mierda en menos de veinte años. También comentó que antes le entristecía la corta vida que tendría su perro, pero que, tal como estaba el patio, ahora creía que era afortunado.
  • Los gobernantes deberían premiar a las buenas empresas alentándolas a seguir por ese camino, igual que deberían multar más a las malas para que jamás les saliese a cuenta.
  • Si alguien me dijese que miento y que me invento lo que cuento, sería al mismo tiempo un insulto y un halago.

Y esto es todo por hoy, mis queridos papanatas. Bom Bom.

La crónica cósmica, de Nando Baba
La crónica cósmica, de Nando Baba
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Nando Baba

Escritor y viajero. No te pierdas las crónicas cósmicas de Nando Baba.

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