La crónica cósmica. El yoga de la hoguera

EN EL CAMPAMENTO DE INVIERNO. ¡Qué satisfacción! Éste es el mejor momento de una buena semana, cuando empiezo el parto de una nueva crónica cantando ¿qué será, será? Durante las siguientes tres horas pasaré algunos ratos tecleando y otros en los que clavaré la mirada en la pantalla esperando la imprescindible ayuda de Nuestra Señora de la Santa Imaginación.

He instalado mi campamento de invierno donde lo he hecho con más frecuencia en los últimos diez años: Sauraha. Tras tantos meses en el caluroso Sudeste Asiático, y aunque en la crónica anterior me quejase del frío que hacía en Katmandú, me gusta reencontrar este aire fresco de Chitwán que no llega a ser frío pero que de mañanita y al atardecer me obliga a usar un chal (temperatura: 10º de mínima y 22º de máxima).

Al gusto: tres días en Katmandú y tres meses en Sauraha. Os costará creerlo, pero una de las peculiaridades que más me gustan de este sitio es el agua refrescante que mana de la ducha por la mañana; un placer imposible conseguir en los países tropicales donde siempre sale algo caliente.

Que me deje caer casi todos los inviernos por aquí también tiene que ver con las buenas amistades locales: Ranjana, Narmada, Shankar y, por supuesto, el amigo ruso. Gracias a que éste pertenece a la Iglesia Ortodoxa y la Navidad la celebra creo que el 5 de enero, cada año nos pegamos dos festones navideños, el celtíbero y el estepeño.

Como sería de esperar, durante esta década he visto cómo los niños se convertían en chicos y, éstos, en hombres o mujeres, al mismo tiempo que nacían todos los años docenas de bebés. Sin embargo, mientras se daban esos cambios había alguien que permanecía inmutable, invariable e incombustible: me refiero al tatarabuelo centenario, al que se le calculan ya ciento nueve años, y sigue tan fresco: lleva a pastar a los búfalos, se hace sus paseítos por el bosque e incluso recolecta leña para la hoguera.

¡Ah, sí, el yoga de la hoguera es asimismo responsable de mi adicción a Sauraha! En cada sitio se llevan a cabo distintas actividades sociales, y aquí lo son las sesiones alrededor de la hoguera. ¡Qué buenos ratos paso contemplando las llamas mientras a mi alrededor se representa la siempre sorprendente comedia nepalesa! Este año tuvieron una buena cosecha de maíz, y lo que más se quema en la hoguera son sus mazorcas (por supuesto desgranadas); es un buen combustible porque crea rápidamente unas brasas que desprenden mucho calor (como las de bambú).

Tal como sucede habitualmente en esta población, a la que solamente el cauce del plácido Río Rapti la separa del Parque Nacional de Chitwán, las noticias locales tendrán que ver sobre todo con los sucesos relacionados con animales salvajes. Me mostraron un vídeo en el que aparecía un rinoceronte que un atardecer recorría tranquilamente el bazar de Sauraha entre un montón de sorprendida gente. Una noticia triste al respecto: encontraron muerto a un bebé de rinoceronte con heridas, que posiblemente le habría provocado un macho adulto.

El elefante Ronaldo sigue por los alrededores y es la estrella debido a los desaguisados que monta, ya sea destruyendo casas o cosechas. No sé si recordaréis que la pasada primavera Ronaldo mató a un pobre hombre que recolectaba leña en la jungla; los amigos locales me mandaron una foto del cadáver, que sólo miré de reojo para no alterar mi paz mental, y ahora me han contado que ese iracundo elefante se había ensañado con él, aunque ya estaría muerto, retorciendo su cuerpo como si quisiese escurrirlo.

Los elefantes aparecen frecuentemente en las noticias de la prensa y la tele del Nepal. En un pueblo de Triyuga hay seis que durante la última semana destruyeron treinta casas y arrasaron los cultivos. Siempre atacan y crean el caos de noche. ¿Os imagináis cómo han de sentirse esas gentes sabiendo lo que se les avecina tras cada anochecer? Aunque ese tipo de confrontación tiene que ver casi siempre con la creciente presencia de los seres humanos, en algunas ocasiones se debe a la imbecilidad de los funcionarios, como sucedió recientemente en el distrito indio de Sarlahi, donde construyeron una nueva línea de ferrocarril y levantaron un muro que aisló a una manada de elefantes.

Sé sincera, sinceridad. Sauraha también me satisface por otra razón. Os lo diré con el texto de una canción de Manu Chao: “Me gusta marihuana, me gustas tú”. Fumar el buen costo del Himalaya me resulta muy inspirador y, al escribir, tecleo a ritmo de rumba en vez de hacerlo con un jazz sincopado. Al ser un mecanógrafo mediocre, ahora las musas van por delante de los dedos. Claro que, por otro lado, ese sutil colocón ha provocado que se cuelen algunos gazapos, como sucedió en la crónica anterior a pesar de haberla corregido: es lo que sucede cuando relajas la disciplina. Si se me ocurriese regresar a nuestro “liberal” país, podría ser que me detuviesen en el aeropuerto por haber estado haciendo apología del cannabis desde Asia.

EL INDOSTÁN. Entre octubre del 2011 y noviembre del 2017 murieron en el mundo 259 imbéciles cuando se estaban haciendo un selfi: ¡159 de ellos eran indios! Curiosamente, el número de muertes causadas por los tiburones en ese mismo período fue solamente de cincuenta.

La India también tiene el récord en otros aspectos: se calcula que en el mundo mueren anualmente 59.000 personas debido a la rabia, especialmente en Asia y África. El 40% de ellos son niños. Y 20.000 son indios.

El gobierno de los Estados Unidos de América criticó el creciente fanatismo hindú de la India, donde los musulmanes, los cristianos y los dalits (intocables) son acosados constantemente. La respuesta del Primer Ministro señor Modi fue tajante: “¡No a la interferencia en la política interna de otros países!”.

Una prueba de que los tiempos están cambiando: en los años 2015 y 2016 se denunciaron en la India 17.723 violaciones. Antes se procuraba mantenerlas por lo general en secreto al temer que el hecho de hacerlas públicas sólo sirviese para empeorar la situación de esas pobres mujeres. Por lo visto, también se considera violación aunque hubiera una promesa de matrimonio que no se convirtiera en realidad; de ésas, hubo 17.723 denuncias. ¿Os casaríais con quien os hubiese violado? En Pakistán están vendiendo chicas de familias cristianas pobres con destino al mercado matrimonial chino. En los periódicos indios aparecen frecuentemente las fotografías y los datos de personas que han sido secuestradas por la mafia.

MIRA LO QUE PIENSO

  • Es igual de negativo acostumbrarse a mandar que a obedecer, ¿verdad?
  • ¿Sienten los eunucos las terminaciones nerviosas de sus testículos como les sucede a quienes han amputado un dedo, una mano o una pierna?
  • ¿Menos sexual: más sensual?
  • En las películas de Netflix te advierten: desnudos, violencia, lenguaje inapropiado. ¿No tendrían que avisar también si en la película habrá escenas en que se muestre hipocresía, codicia, egoísmo, mentiras o envidia?
  • Hay dos tipos de hombres (no sé las mujeres…): los que frenan y los que aceleran.
  • La imbecilidad de cuidar de tu aspecto para satisfacer a la gente y al espejo aumenta proporcionalmente con la edad.
  • Estuve leyendo “Los Topos”, ensayo en el que los autores Jesús Torbado y Manuel Lenguineche entrevistaron y recopilaron información acerca de los españoles que, tras terminar la sangrienta Guerra Civil, permanecieron escondidos varias décadas para evitar que los arrestasen, torturasen y asesinasen sistemáticamente como hicieron con cientos de miles porque no eran fascistas: en muchas ocasiones, si no hallaban al perseguido, daban ese trato a su esposa, a su madre o a una hermana. Pensé que este libro debería ser de lectura obligada para quienes, por falta de conocimiento (y no porque sean imbéciles), votan a los partidos políticos de derechas.
  • El problema ecológico radica en que somos demasiados y somos demasiado codiciosos.
  • “Las mamás actuales ¿cantan a sus bebés para dormirlos como se hacía en el pasado?
  • Conceptos erróneos: no escribes para que te lean, no viajas porque busques algo, no interpretas música ni cantas para que te escuchen, no pintas para que la gente vea tus cuadros, pues lo haces simplemente porque te gusta, te alegra y te da marcha.

Y esto es todo por hoy, mis queridos papanatas. Bom Bom.

La crónica cósmica, de Nando Baba
La crónica cósmica, de Nando Baba
1400 933 Nando Baba

Nando Baba

Escritor y viajero. No te pierdas las crónicas cósmicas de Nando Baba.

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