Si hoy venimos a contarte qué ver en Madagascar es porque, honestamente y sin duda alguna, la visita a esta gran isla africana ha sido una de las experiencias más gratificantes e interesantes de nuestra vida viajera.
Creo que no hace falta hablar mucho de Madagascar para convencer al lector de que se trata de uno de los destinos más atractivos y llamativos de África y del planeta. Suena exótico, lejano, con opciones de aventura y no muy típico. ¿Qué otros ingredientes necesita un lugar para que una quiera ir a visitarlo?
Sin embargo, pese a sus muchas virtudes, cuando nosotros fuimos no tuvimos la sensación de que sea un país al que se acerquen demasiados viajeros y, de alguna forma y egoístamente, lo agradecimos… Seguramente, la distancia y el elevado precio de los billetes hasta su capital, Antananarivo, tienen mucho que ver con esto.
La ausencia de buenas infraestructuras, como carreteras por las que viajar de forma segura y rápida, y la carencia de monumentos o lugares históricos demasiado conocidos, tampoco ayudan a que aumente su popularidad entre según qué tipos de viajeros…
Nosotros hemos decidido recopilar unos cuantos motivos que ver en Madagascar, que no son todos, pero son una apuesta segura. Si eres de los que piensa que viaje es casi sinónimo de aventura o naturaleza, Madagascar es tu destino.
Sin embargo, en un mundo en el que la supervivencia de las especies se ha convertido en prioridad, visitar una isla, la cuarta más grande en concreto, con especies endémicas inexistentes en el resto del planeta, me parece una opción muy interesante.
No es ninguna novedad, lo he dicho en muchas ocasiones y lo sigo manteniendo, Madagascar es el destino que más me ha impactado y, seguramente, el viaje que más he disfrutado. Hoy vengo a contaros los motivos por los que hay que viajar a Madagascar por lo menos una vez en la vida. Pero, vayamos por partes.
Qué ver en Madagascar
1. Especies únicas, para los amantes de la flora y la fauna
Madagascar posee especies de animales y plantas únicas en el mundo. Esto es así gracias al aislamiento producido tras la separación de la isla, hace millones de años, del resto del continente africano y, posteriormente, de India. Este hecho favoreció que la evolución de la flora y la fauna fuese allí diferente a la de cualquier otra parte de nuestro planeta; de ahí su exclusividad.
¡Uau! ¿Puede haber algo más emocionante que ver en Madagascar especies que no hayas visto nunca antes en vivo y en directo? Cantarines indris, divertidos lémures de cola anillada, peculiares sifakas, los temidos fosas, las curiosas ranas tomate, el poco agraciado aye aye…
Y así, una larguísima lista de especies más, ¡solamente de lémures, hay 72 especies!
2. Parque Nacionales y reservas
El primer punto me lleva al siguiente. Si, según nosotros, claro, el principal motivo para visitar Madagascar son sus especies, que no especias, entonces habrá que salir a buscarlas, ¿no crees?
Sin embargo, pese a lo idealizado que se pueda tener este país desde donde solo nos gusta imaginar lo bonito de los destinos, la tala de bosque para crear superficies de cultivo y obtener madera y la producción de carbón en un lugar que carece de recursos, es un grave problema para la supervivencia de las especies.
Los animales de Madagascar, cuyo hábitat se reduce de forma dramática, se encuentran cada vez en una situación más delicada. Por otro lado, el turismo de masas e irrespetuoso tiene un impacto en muchos casos elevado y, en vez de algo positivo, en demasiadas ocasiones lo hemos visto destruir destinos paradisíacos.
Pero el ecoturismo bien entendido, es decir, las formas respetuosas de visitar la isla y el interés de los turistas por sus parques naturales, pueden llegar a ser una fuente de ingresos y otro buen motivo para conservar estos parajes. Son muchas las especies que podrían desaparecer si en Madagascar no se cuidan los bosques. Lo que queda, claro…
Y pese a la constante amenaza de la tala y la agricultura, sus Parques Naturales resisten y siguen pudiéndose encontrar de norte a sur por toda la extensión de la isla. Algunos son tan solo reductos de selva cuyo tamaño fue antaño mucho más generoso. Otros son pedazos que se cuidan como si fuese oro. Los que más llamaron nuestra atención cuando planificamos el viaje y finalmente decidimos visitar son los siguientes, aquí van los parques y reservas que ver en Madagascar:
2.1 Reserva de Anja
Uno de los mejores sitios para ver lémures catta es la Reserva de Anja, en cuyo seno viven tantos ejemplares que es muy difícil no llegar a ver a ninguno. Se trata de uno de los lémures más conocidos y su popularidad se debe a su físico pues, como su otro nombre indica, son lémures de cola anillada y esa es su principal peculiaridad.
La reserva tiene tantas visitas que los habitantes de Anja se han acostumbrado a los curiosos viajeros. De ahí que no nos teman ni se escondan y los puedas ver de cerca. Eso sí, siempre de forma prudente, si quieres saber más puedes leer el artículo de cómo contemplar primates en su hábitat natural.
2.2 Parque Nacional de Mantadia
Se necesita mucha suerte y una gran dosis de paciencia para dar con el carnívoro más grande de la isla, el fossa. En el Parque Nacional de Mantadia hay algunos ejemplares, pero nadie te garantiza que los vayas a encontrar, aunque nosotros fuimos unos suertudos y vimos dos.
Sin embargo, la visita sigue valiendo igualmente la pena porque puedes tropezar con otras muchas especies: el sifaka de diadema, el lémur pardo común, el lémur nocturno, el martín pescador…
2.3 Reserva de Analamazaotra
El lémur más grande de Madagascar es el indri y el lugar para verlo es la Reserva de Analamazaotra. Los oirás cantar desde tu alojamiento si no está muy lejos del parque (aunque al principio creas que son sirenas), y es que no hay nada como encontrar a una familia y verla desplazarse de un árbol a otro.
Por cierto, ya que estamos hablando tanto de animales, nunca está de más recordar las razones por las que no hay que alimentar a la fauna salvaje.
3. Grand Tsingy
El Grand Tsingy de Bemaraha es una reserva natural Patrimonio de la Humanidad que necesita ser mencionada aparte. Este curioso lugar es conocido por sus formaciones rocosas puntiagudas, unas montañas de piedra caliza moldeadas por el agua. ¿Cómo ha llegado a formarse semejante estructura? Durante 200 millones de años, tanto las aguas subterráneas como la de las lluvias, la han erosionado hasta darle esa peculiar forma con rocas afiladas..
Se puede atravesar y subir hasta la parte más alta de las rocas y, aunque no es necesario ser un atleta, es recomendable estar en forma y, sobre todo, no tener vértigo.
Además, con un poco de suerte se pueden ver por los alrededores Sifakas de Decken, un tipo de lémur nada tímido al que no le asusta una cámara de fotos.
4. Avenida de los baobabs
Única y espectacular. La famosa avenida de los baobabs, llena de estos peculiares y grandiosos árboles, es un lugar mágico al que, si has llegado hasta Madagascar, te tienes que acercar. Cerca de Morondava encontrarás este paseo colmado de Baobabs, unos árboles de rechonchos troncos y achatadas copas que no pueden dejar indiferente al visitante.
Si deseas que tu visita sea todavía más especial, acércate a la avenida al atardecer, momento en el que los colores del cielo y las sombras de los baobabs transformarán tus fotos en verdaderas postales.
5. Playas
Existen playas de arena blanca en Madagascar y algunas de ellas reciben muy pocas visitas. Son especialmente populares las islas del norte Nosy be o Saint Marie, pero si tu itinerario no pasa cerca de estas, también encontrarás rincones mucho más tranquilos como la playa de Betania, en Morondava.
Acercarse hasta esta playa es tan fácil como acordar con alguien que tenga una barquita que te lleve y, de paso, que te dé una vuelta por el manglar. Algunos locales incluyen en la excursión, la comida en la playa. Ni tan mal…
6. El río Tsiribihina, una larga travesía
La opción más cómoda y rápida para llegar al grand Tsingy es desplazarse por carretera hasta Belo-sur-Tsiribihina y, desde allí, ir a Bekopaka en 4×4. Pero si el viajero no tiene prisa y desea poner un poco más de emoción a su viaje, seguro que prefiere vivir la aventura de descender en piragua por el río Tsiribihina, acampar en la ribera del río, nadar en las cataratas con las que se va tropezando de camino y sorprenderse descubriendo la fauna más salvaje, que incluye cocodrilos…
El trayecto es algo más largo, sí, pero nunca está de más añadir un poco de emoción al viaje, ¿no crees?
7. Pueblos y ciudades
7.1 Antsirabe
Antsirabe es el mejor lugar para contratar el tour por el río Tsiribihina, porque cuesta menos que hacerlo desde Antananarivo y, entre las cosas que se pueden ver, destaca su petit marché, toda una explosión de colores y olores siempre repleto de gente comprando y vendiendo.
7.2 Ambositra
Ambositra es la capital de la artesanía de Madagascar, un pueblo de las tierras centrales en el que puedes encontrar tallas de madera, cestos de rafia o marquetería. Es una ciudad tranquila pese a sus 28000 habitantes y goza de temperaturas muy agradables debido a la altitud. Sus características casas de color rojo, algunas de ellas reconvertidas en hotelys, pintan las calles de este lugar habitado por los betsileo, uno de los grupos étnicos de Madagascar.
7.3 Morondava
Morondava es una tranquila localidad costera del oeste de Madagascar famosa por estar a solo unos kilómetros de uno de los lugares más visitados del país, la Avenida del Baobab. Aunque algunos turistas llegan hasta este pueblo como base para visitar dicha avenida, la verdad es que tiene los ingredientes necesarios para destacar por sí mismo: un ambiente acogedor, playas y garitos.
7.4 Antananarivo
Pese a ser la capital del país, Antananarivo no es lo que uno se imagina y nada tiene que ver con una gran ciudad. Parece, más bien, un pueblo muy extenso, de casas bajas, sin edificios altos y con alguna cosa que otra para hacer algo de turismo, entre otras la plaza de la independencia o el lago Anosy, en cuyo interior se levanta el monumento a los caídos.
7.5 Andasibe
Andasibe es una pequeña y encantadora localidad del este de Madagascar que parece salida de un cuento. Exceptuando la antigua estación de tren, hoy convertida en hotel, la oficina de correos y un par de iglesias, el resto de edificios del pueblo están construidos con madera. Si a esto le unes que está rodeada de bosques y que suele llover bastante, el resultado es un pequeño paraíso rodeado de verde.
8. Si no te hemos convencido… ¡quizás lo haga Gerald Durrell!
Y bueno, si nosotros no hemos logrado convencerte, seguro que lo hace Gerald Durrell con su «Rescate en Madagascar«, cuyo título es mucho más ingenioso en inglés: «The aye aye and I».
Mientras preparábamos el viaje a la isla y para ir entrando en materia, leímos a carcajadas este libro del naturalista en el que cuenta, con su peculiar tono sarcástico y anécdotas divertidísimas, sus andanzas por Madagascar.
El propósito de tal viaje era encontrar ejemplares de aye aye con fines conservacionistas, el nuestro, sin embargo, es que consigas disfrutar de Madagascar tanto como lo hicimos nosotros. ¡Buen viaje!
Recuerda
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