Tailandia es un país ‘seguro’… ¿hasta que deja de serlo?

Dicen que Tailandia es un país seguro. Más o menos. Porque las estadísticas avisan que muchos años es el país con más mortalidad en las carreteras. Y sin embargo, la mayoría de viajeros tienen cierta sensación de tranquilidad en Bangkok y en el resto del país, como de que los crímenes son algo menor y reina la tranquilidad. Aunque cada semana aparezcan noticias en la prensa local que digan lo contrario, lo cierto es que se respira serenidad.

Una mujer se acerca a un grupo de extraños para brindar una noche en un barrio cualquiera.

Es por eso que, si yo he de mojarme afirmo que Tailandia puede ser un país seguro. Uno en el que cualquiera puede viajar con tranquilidad sin preocuparle demasiado si camina en soledad por barrios desconocidos a la noche o si cruza por aldeas desconocidas. En el que las mujeres extranjeras solas no acostumbran a tener problemas. Pero insisto en que más que un país seguro, es más bien uno que puede serlo.

Porque es cierto que las cifras de criminalidad a la que muchos viajeros están acostumbrados en Madrid, Buenos Aires o París aquí son brutalmente bajas. El carterismo, los tirones, las bandas organizadas que roban turistas o los asaltos a mano armada son algo que suena a ficción. En una cafetería puedes dejar tu flamante ordenador de 2.000 euros e irte al baño y al volver estará ahí sobre tu mesa. Es más, si te dejas tu móvil caro en un taxi y llamas seguramente el taxista te lo lleve de vuelta e insista en no cobrarte nada.

Aquí es común fiarte hasta de los taxistas que llevan vehículos que obviamente no son taxis.

Aquí estamos, sin embargo, para no quedarnos en la superficialidad. Porque si bien el hurto es un problema menor, eso no es excusa para que la seguridad nos lleve a la temeridad. Y vale, los tailandeses no sueñan con robar a los extranjeros, aunque muchos sigan insistiendo en el tópico de que para ellos somos simplemente cajeros con patas. Pero no podemos abusar de ello. Porque como dice el comediante Petchtai Wongkamlao, «los tailandeses somos gente encantadora, pero si te portas mal con nosotros… te patearemos el culo».

Este año, desgraciadamente, a muchos extranjeros se les ha tenido que patear el culo, ya fuera metafóricamente o desgraciadamente en realidad. Y yo, que amo este país con su belleza y sus problemas, he pensado que retratando las meteduras de pata de algunos, quizás se pueda arrojar un poco de luz en este país que puede ser muy seguro si no te dejas llevar por la euforia. O mejor dicho por la temeridad y el ego.

No hagas en Tailandia lo que jamás se te ocurriría en tu país

Parece una estupidez, pero las locuras o insensateces que muchos jamás cometerían en su país deciden llevarlas a cabo en Tailandia. Y no solo es que lo que es un peligro en tu país lo sigue siendo al otro lado del planeta. Es que además las leyes en esta cara del mundo no son las que uno ha vivido en su casa.

Una mujer negocia pacíficamente un altercado con un motorista.

Tailandia, insistimos, es un país que puede ser ciertamente muy seguro para los extranjeros. Y es que en el reino siamés no son comunes los crímenes por necesidad como en otros lugares. Es por eso que la respuesta fácil a si es posible que te pase algo es decirte que, si te comportas, seguramente todo salga perfecto. No obstante, es un país donde hay problemas endémicos como una presencia enorme de armas de fuego.

Como dice a menudo mi amigo Marvin el alemán, Tailandia es un país en el que muchos viajeros se «asalvajan». En algunos casos es simplemente que se dejan llevar por la euforia de un país donde, más o menos, todo es posible. Y cometen irregularidades por ejemplo con lo de alquilar motos.

Muchísimos turistas ven que alquilar escúteres en Tailandia es sumamente fácil. A menos de diez dólares al día y dejando únicamente el pasaporte como fianza. ¿Qué puede haber de malo? Pues básicamente que tengas un accidente. Si no has conducido motos en tu país, no lo hagas. Y si tienes experiencia, ten en cuenta que conducen por la izquierda como los ingleses.

La seguridad se relaja mucho en Tailandia cuando se trata de vehículos. El tuktuk es un buen ejemplo de peligrosidad.

Igualmente es importantísimo que, si vas a coger moto, tengas la licencia internacional en vigor que te permita llevar vehículos de dos ruedas. Y no, no vale el carné de coche. Que en España te dejen llevar motos de hasta 125CC no significa que eso sea lo mismo que tener un permiso para llevarlas, y en tu documento internacional no lo pondrá.

Aquí es cuando muchos dicen que da igual, porque la policía es corrupta en Tailandia y puedes pagar unos ocho euros para que hagan la vista gorda. Primero de todo, colaborar con la corrupción nunca es un buen plan. Pero segundo y más importante, si no tienes una licencia el seguro no se hará cargo de nada. Eso significa que si tienes un accidente grave tu póliza tampoco te cubrirá por el accidente sufrido. Y eso puede ser muy peligroso.

El tráfico es tan curioso como peligroso en ciudades como Bangkok.

Al viajar por Asia es imprescindible un buen seguro médico si no quieres lamentar un accidente. Si vas al hospital por un catarro pagarás no mucho más de 25 euros, pero si tienes un accidente puede ser una barbaridad. Y todas las semanas hay noticias de occidentales -sobre todo británicos- que organizan colectas para ayudar a algún compatriota que ha tenido un accidente en Tailandia y no le cubren por no tener seguro o haber tenido un golpe en moto sin licencia.

Si un tailandés te sonríe… devuélvele el buen gesto

A veces uno se sorprende por las aberraciones que pueden cometer los viajeros procedentes de las caras más amables del mundo. Ya en esta historia sobre el alzamiento de las transexuales comentamos que en este annus horribilis que es 2024 ha habido excesivos problemas con muchísimos turistas. Y a algunos, desgraciadamente, les han pateado el culo.

La policía turística suele estar allá donde hay viajeros. Su particularidad es que hablan inglés.

A finales de mayo, un grupo de hombres británicos, muy chulos ellos, se dirigió a un barrio rojo de la ciudad de Pattaya, conocida mundialmente por ser una capital del turismo sexual. Allí, los hombretones pidieron copas y regalaron bebidas a algunas de las chicas que amenizaban la velada. Pero luego decidieron largarse sin pagar su cuenta de casi 70 dólares.

Unos agentes de seguridad de la zona los pararon y les dijeron que tenían que pagar. Ellos dijeron que no. Los tailandeses sonrieron. Pero los británicos respondieron empujando a uno de los seguratas. Fue entonces cuando se abrió el infierno y un montón de agentes tailandeses se lanzaron contra ellos y los agredieron como si no hubiera un mañana. Hasta el punto en que se sobrepasaron y golpearon a un turista en la cabeza dejándolo inconsciente cuando ya estaba en el suelo.

Es imposible justificar la actitud de los seguratas tailandeses. Se propasaron y desgraciadamente con pedir disculpas en la comisaría fue suficiente para ellos. No obstante, los británicos se equivocaron. Confundieron la seguridad con la temeridad y se olvidaron que no estaban en su país e intuyeron que podían faltarle al respeto a los locales como si nada.

barrio rojo Bangkok
En este tipo de lugares es donde, si uno se porta mal, pueden obrarse los desastres.

La clave en todo esto está en la sonrisa tailandesa. Normalmente, los siameses no se molestan rápidamente por algo. Si se les incomoda, tratan de buscar una salida amable. Ahí está la sonrisa. En muchas ocasiones, no es por quedar bien. Es simplemente por tender un puente en una situación incómoda, ya que gritarle a alguien en Tailandia puede interpretarse como faltar a su honor. Y la honorabilidad en Tailandia es sagrada.

suburbio BangkokU
Un suburbio de Bangkok donde no pasa nada grave.

El caso de los británicos es extremo. Pero el asunto de la sonrisa ante situaciones complicadas se ve en casi cualquier lugar. Un taxista, un vendedor callejero o un transeúnte cualquiera pueden ser aquellos con quienes tengas un conflicto. Y si quieres salir ileso, mejor devuelve la sonrisa y no trates de buscarle tres pies al gato.

Al fin y al cabo esto es Tailandia. Un país, como hemos dicho, que puede ser muy seguro. Donde a los viajeros que respetan las costumbres locales no les suele pasar nada malo. Pero en el que, si te pasas, puede acabar todo como no esperabas.

A contrapelo, por Luis Garrido-Julve
A contrapelo, por Luis Garrido-Julve
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