La crónica cósmica. Tres hijos del Mediterráneo tomando cervezas junto al mar de la China

TRES HIJOS DEL MEDITERRÁNEO TOMANDO CERVEZAS JUNTO AL MAR DE LA CHINA MERIDIONAL. Entre la colección de razones que me animan a viajar (aparte de tener un culo de mal asiento) está la de cruzar mis pasos con personajes interesantes, hecho que en mi pueblo era bastante insólito, pero que es muy frecuente entre los apátridas y los trotamundos. Así sucedió cuando el amigo valenciano (al que también puedo calificar de esa manera) me llevó de vuelta a Hanoi, la capital de Vietnam, porque iba a filmar (él diría “grabar”) una nueva edición de “Una cerveza con… Luis” teniendo en esta ocasión como invitado a un periodista y escritor barcelonés (“¡Del Prat de Llobregat, oiga!”), llamado Luís Garrido-Julve que ha residido en Asia durante los últimos siete años y es el autor del libro “Tailandia en Paños Menores”.

Actualmente Luís está casado con una chica tailandesa y es vecino de Bangkok, desde donde escribe el popular blog Bangkok Bizarro (al que os recomiendo echar una mirada) en el que se presenta diciendo: “Escribí cinco años en periódicos de esos que se compran en kioskos y no se leen en tabletas. Y el día en que los canapés en las ruedas de prensa ya no sabían igual, harto de escribir de crisis y de rajar de gobiernos, cambié la paella por el padthai. El fútbol por el Muay Thai. España por Tailandia”.

Luís hizo el corto vuelo desde Bangkok a Hanoi por un solo día que aprovechamos de maravilla. Me cayó bien inmediatamente en cuanto nos encontramos en un restaurante típico vietnamita en el que nos había citado el amigo valenciano. Inesperadamente, e improvisando sobre la marcha, “Una cerveza con…” tomó la forma de una tertulia en la que participamos los tres mientras bebíamos cervezas en una terraza desde la que se veía el lago Hoàn Kiêm.

Ahora el amigo valenciano ya está de vuelta en la campiña inglesa, y yo, de nuevo a solas, al no tener (ni querer…) a nadie con quien hablar, me dedico plenamente a reflexionar e imaginar.

También me castigo un poco emocionalmente recordando los buenos ratos que hemos pasado juntos este mes, en los que ambos corrimos en distintos momentos con el rol de maestros y alumnos, yo sintiéndome como el analfabeto que soy en las cuestiones cibernéticas cuando él hacía maravillas con el ordenador u organizaba cada paso con su brújula electrónica, pero también creyéndome un gurú mientras le enseñaba a jugar al backgammon hasta que fue capaz de ganarme.

Locuras del viaje: El día en que él partía estuve sintiendo un gran nerviosismo como si fuese yo el que iba a salir volando. A pesar de haber venido a Vietnam supuestamente de vacaciones, él no dejó de currar en su web para conseguir que continúe siendo una de las que tienen más éxito; es así gracias a su peculiar y completo contenido, el cual lo distingue de muchos otros que son calcados porque sus creadores parecen haber asistido todos a la misma escuela y se limitan a aportar una mínima información sin haber salido prácticamente de casa (soñando con vivir del cuento).

Qué patéticos me parecen los comentarios negativos de los turistas acerca de unos supuestos peligros que en algunos casos ni tan siquiera han corrido personalmente, o las quejas sobre la calidad de los hoteles olvidando que no se hallaban, pongamos por caso, en Suiza. ¡Ja, cuántas veces me dejé guiar yo en el pasado por las paranoias, y qué ridículo me parece hoy mi comportamiento después de haber comprobado que jamás me sucedió nada malo (¡Ni, ni, ni, ni!), porque, ya fuese en África, Sudamérica, Oriente Medio, India o Asia, ¡sólo encontré buena gente!

EL BAÚL DE LOS RECUERDOS.

  • Igual que le sucedería a alguien que se hubiese quedado amnésico y ciego al sufrir un accidente y recobrase paulatinamente la memoria, los recuerdos que me manda mi mente tras este año tan movido me llegan sin orden ni concierto.
  • Al “escuchar” “¡Narmadé, jar, jar, jar!” y “¡Hari Om!” tardo unos instantes en saber que me “hallo” en la población india de Omkareshwar, en el estado de Madhya Pradesh, donde un brahmán me explicó que, si un hindú moría sin haber tenido descendencia, podría prender la pira funeraria cualquier familiar o incluso alguien que simplemente perteneciese a la misma religión.
  • También recuerdo emocionado a un japonés que estuvo viviendo en la misma “Ganesh Guest House”, quien, a pesar de que solamente habíamos intercambiado los obligados “Namasté”, el día en que partió se despidió de mí diciendo: “Thanks for so good feelings”. ¡Estos asiáticos son la hostia!
  • Allí conocí a un músico profesional austriaco que había grabado varios discos y hecho muchos conciertos (todos los años organizaba uno en una jungla de Karnataka cercana a la Playa de Om), y decía: “Omkareshwar es el mejor sitio de la India, y la India es el mejor país del mundo”.
  • Al haber ido tantas veces y pasado tanto tiempo en Omkareshwar, conozco de sobra la pueblerina mentalidad de sus habitantes, y me río al recordar cómo se critican compulsivamente unos a otros; un ejemplo cómico de ello lo tuve el día en que llegué allí en esta última ocasión, pues los tres primeros amigos con los que me crucé por separado pusieron a parir inmediatamente a los demás.
  • La India nunca deja de sorprenderme (¿será por esto que me gusta tanto?), y uno de los viejos conocidos se encargó de lograrlo de nuevo al asegurarme: “Si aprietas la ceniza del chílom (pipa) con el dedo, la mezcla de costo y tabaco deja de ser vegetariana y pasa a ser “nonveg” debido a la grasa que desprende tu piel”. Aclaración: a) cuando ya se han hecho varias caladas se acostumbra a presionar el contenido con un dedo para que siga quemando bien, y b) la población de Omkareshwar es absolutamente vegetariana.
  • En un sitio tan tranquilo como Omkareshwar me resultaba más fácil calcular el paso del tiempo, y aquí va un buen ejemplo de ello: Salí a media tarde de mi habitación para ir de paseo, al regresar entré en el comercio gubernamental a tomar tres bolas de “bhang” (la crema de maría), luego bebí chai y me fume un par de chíloms con un viejo amigo santón llamado Ravi, y cuando volvía a mi pensión calculé que serían las 18:35h; pero, según mi despertador, después comprobé que eran las 18:36h, y dije riendo “humildemente”: “Este reloj adelanta”. También acerca de las horas: Mientras estaba viendo la fabulosa película “Birdman” me fijé en la hora que marcaba un reloj, las 10:20h, y era exactamente la misma de aquel momento. Me sucedió igual con un capítulo de “Stranger Things”, pues eran las 17:10h en la pantalla y en la realidad. Umm, y siguiendo con los números: Cuando dos indios se están dando el número de teléfono, lo hacen invariablemente en inglés, one, two, three, aunque no hablen ese idioma.

FAUNOPOLIS

  • En el mercado japonés se vende con mucho éxito un “lobo robot” que aúlla al detectar la presencia de animales a un kilómetro de distancia, y los granjeros lo usan para ahuyentarlos sin que tenga que correr sangre de por medio.
  • Al observar repetidamente como los perros y los gatos marcan su territorio en las ruedas de los vehículos, pensé que era asimismo una modernidad, pues podría decirse que, aun sin saberlo, consiguen mandar sus aromas muy lejos.
  • En el estado indio de Punjab existe una fundación, creada hace ochenta años con las donaciones de terrenos por parte de los amantes de los animales, que se encarga de alimentar con chapatis a los perros, los cuervos y los macacos.
  • Los loros logran aprender más de cincuenta palabras, pero son superados de largo por la cacatúa gris africana: ¡80!
  • Unas imágenes guapas: Me adentré en un bosque de las Colinas Kumaon (en el estado indio de Uttarakhand) al oír ladrar a un par de perros amigos míos, y los encontré bajo un árbol de fruta silvestre en el que se estaban hartando dos preciosas martas del Himalaya.
  • Más Imágenes: Cuarenta langurs sentados en las ramas de un árbol centenario como si fuesen frutos gigantes.
  • Los delicados cantos que emite el “Tordo Silbador” al amanecer y al atardecer son completamente distintos unos de otros, y durante el resto del día permanece en silencio. Aprovecharé para recordaros que este pájaro (de un tamaño parecido al de las palomas y color azul marino) es uno de mis favoritos, y reside en sitios pegados a las faldas meridionales del Himalaya, como las Colinas Kumaon, en el Parque Nacional de Chitwán en el Nepal, o Assam, en la India Oriental.
  • Al visitar un acuario pensé que si hubo jamás unos tipos solitarios, ésos eran los “Rumble Fish”, pues se hallaban aislados de uno en uno para evitar que se matasen.

Y esto es todo por hoy, mis queridos papanatas. Bom Bom.

La crónica cósmica, de Nando Baba
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1800 888 Nando Baba

Nando Baba

Escritor y viajero. No te pierdas las crónicas cósmicas de Nando Baba.

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