La crónica cósmica. Un homenaje che. ¡Che que homenaje!

UN HOMENAJE CHE. ¡CHE, QUÉ HOMENAJE!. Quiero empezar esta crónica dedicando una tanda de aplausos (¡Bravo! ¡Bravo!) y unos cuantos piropos al amigo valenciano y a su novia (o a la amiga valenciana y a su novio, que tanto monta, monta tanto), por ser encantadores y suaves como las gentes del Sudeste Asiático (¿se les habrá contagiado al pasar los últimos años en esta parte del mundo?), por darme buen rollo, por ser increíblemente generosos (¡Ja, cuánto me gusta tener amigos generosos! “¡Cabroncete!”), por soportarme, por hacerme sentir en familia en mi confortable soledad asiática, y también por gustarles y publicar estas crónicas (os recuerdo que “conmochila” está en su Web, en Facebook, en Twitter y en Instragram).

Ellos fueron en parte responsables de la dirección que tomaron mis correrías durante los últimos meses al pedirme que cuidase de su gato Mister Songkran en Chiang Mai y Kapas. También influyeron a la hora de escoger mi próximo destino, por el que me decidí tras escuchar las maravillas que contaban; su perfecto servicio de viajeros incluyó la reserva del autocar que me llevará allí y la de la cabaña en que residiré: ¡Mejor imposible! Les hago este homenaje tras despedirles ayer cuando partieron hacia Pinang y Bangkok de camino a Valencia, donde planean permanecer una temporadita.

Aquí van unos pocos datos técnicos relacionados con Songkran: Harán el viaje con Lufthansa porque es la única compañía que les permite llevar al lindo gatito en la cabina (ocho kilos como máximo). En cuanto a los trenes, en los tailandeses con A/C no se puede viajar con animales de compañía, pero sí en los antiguos con ventiladores. La locura total, por supuesto, es la “burrocrática”, porque cada vez que cruzaron la frontera entre Tailandia y Malasia (no recuerdo cómo fue en la de Laos, país que Songkran recorrió en motocicleta) se vieron obligados a hacer un montón de papeleo y pasar una cuarentena que al fin resultaron ser inútiles porque los guardas de las aduanas no le prestaron la mínima atención al gato.

Al hablar ellos en valenciano y yo en catalán, nos gusta comparar las diferencias que hay entre esas dos lenguas hermanas, “¿Cómo llamáis a…?”; lo que les resulta más complicado es la forma catalana de decir la hora, “Tres cuartos de siete y cinco minutos”. Entre los diferentes regalos que he recibido de los amigos valencianos se halla una maravilla literaria que me pasaron hace pocos días y creo muy adecuada para terminar este homenaje que les he dedicado:

POESÍA «Así que quieres ser escritor» (por Charles Bukowski, 1920 -1994)

Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón, y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la mirada fija en la pantalla del ordenador o clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o fama, no lo hagas. Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama, no lo hagas. Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez, no lo hagas. Si te cansa sólo pensar en hacerlo, no lo hagas. Si estás intentando escribir como cualquier otro, olvídalo. Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa. Si primero tienes que leerlo a tu esposa ó a tu novia ó a tu novio ó a tus padres ó a cualquiera, no estás preparado. No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores, no seas soso y aburrido y pretencioso, no te consumas en tu amor propio. Las bibliotecas del mundo bostezan hasta dormirse con esa gente. No seas uno de ellos. No lo hagas. A no ser que salga de tu alma como un cohete, a no ser que quedarte quieto pudiera llevarte a la locura, al suicidio o al asesinato, no lo hagas. A no ser que el sol dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, y si has sido elegido, sucederá por sí solo y seguirá sucediendo hasta que mueras o hasta que muera en ti. No hay otro camino. Y nunca lo hubo.

DENTRO DEL ACUARIO. Siempre buceo en la playa que hay aquí enfrente sin molestarme en ir hasta las siguientes porque, igual que si me hallase en una jungla tropical, es raro el día en que no me quede asombrado ante un tipo diferente de coral o unos peces que no había visto antes. ¡Colores y más colores! Ayer estuve contemplando un buen rato a un pez que era suficientemente grande como para provocarme miedo. Caso parecido a otro al que esperé pacientemente porque se escondía bajo una “flor” sacando solamente la cabezota, y al verle me pregunté si su temor estaría en armonía con su gran tamaño. También me acoquino ante las grandes sepias que cambian de color como si fuese de chaqueta. ¡Ja, los que representan en ese aspecto la otra cara de la moneda son ciertos peces pardos, que incluso plantan cara a los mayores, de los que uno me mordió un dedo del pie en cuanto le di la espalda! Volví a cruzarme con la misma gran tortuga, a la que seguí mientras pastaba (ella…) entre el coral. También estuve nadando con un centenar de peces bastante grandes, amarillos y con franjas rojas, que resplandecían bajo los rayos del Sol.

Este tipo de encuentros son asimismo diarios, e igual que sucede en las Colinas Kumaon con las aves, pasas de estar boquiabierto con los de un tipo a hacerlo con los de otro: ¡Me siento como un pájaro que contemplase la selva desde los aires! Mientras paseaba una mañanita estuve viendo a dos tiburones jóvenes, quizás de un metro y medio, que jugaban junto a la playa. Al estar acostumbrados a la presencia de los bañistas, los peces aceptan tu compañía como si fueses uno de ellos. La distancia llega a ser mínima cuando la marea está baja y casi rozas el coral con la barriga. Ya que menciono a la marea, os recordaré que, al hallarse Kapas tan cerca de tierra firme, las mareas son parecidas a un río cuyo cauce va en unas ocasiones hacia el norte y en otras hacia el sur. Cerraré esta selección de noticias húmedas mencionando que la Isla de Kapas (nombre que significa la Isla de Algodón) se halla en un parque nacional marítimo en el que está prohibido pescar.

¡Ja, un lagarto “gueco” acaba de caerme encima desde el techo y se ha apresurado a buscar refugio dentro de mi bolsillo! Supongo que él y sus parientes se habrán alegrado al ver partir a un depredador tan terrible como Songkran. De todas maneras, este sitio sigue siendo “gatolandia”, y aunque cuando llegas desde Tailandia a Marang (la población que hay aquí enfrente) te asombra ver tal cantidad de ellos, lo más insólito son las docenas de gatitos diminutos que corren tranquilamente por sus tres calles.

¿Insólito?

  • Una gallina empolló con éxito unos huevos que habían estado un par de semanas en la nevera. Caso parecido al de unas ranas que revivieron tranquilamente tras permanecer congeladas una temporada.
  • ¿Sabíais que en USA se medica con maría a los perros, los gatos, los caballos y otros animales contra la ansiedad, el cáncer, la artritis y los problemas del corazón?

¿Hipócrita? Cuando os conté en otra crónica que en la China se sacrificaban anualmente más de diez millones de perros para la alimentación, debería haber añadido que en el supuestamente civilizado Occidente masacramos en el pasado (ahora ya no queda casi ninguno) a muchos más perros callejeros con el único propósito de acabar con ellos ¿Genocidio?

MIRA LO QUE PIENSO

  • Al corregir una antigua narración encontré este proverbio oriental: “El que no sabe y no sabe que no sabe, es un tonto, evítalo. El que no sabe y sabe que no sabe, es un niño, enséñale. El que sabe y no sabe que sabe, está dormido, despiértale. Pero el que sabe y sabe que sabe, es un maestro, síguele”
  • Me pregunto si un confesor católico, aparte de perdonar los pecados de un criminal, le recomendará que se ponga en manos de la justicia
  • ¿Aconsejas a los demás con el fin de echarles una mano o lo haces para lucirte?
  • Hacer tus propias estadísticas es entretenido, y a veces incluso creativo, pero debes mantener los resultados en secreto igual que con las creencias.
  • En muchos aspectos soy como un niño… pequeño.
  • No eres responsable de tus emociones, sólo de tus acciones.
  • ¿Quién predomina más en la cara oculta de tu luna personal, Dios o el Demonio, el halcón o la gallina, la verdad o la mentira, el creador o el destructor?
  • Está el placer del control, y está el placer del descontrol.

Y esto es todo por hoy, mis queridos papanatas. Bom Bom.

La crónica cósmica, de Nando Baba
La crónica cósmica, de Nando Baba
1280 544 Nando Baba

Nando Baba

Escritor y viajero. No te pierdas las crónicas cósmicas de Nando Baba.

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