Cap. 21 – Les paillotes y las casas del vertedero de Phnom Penh

El día en Les paillotes empieza temprano, así que si queríamos ver lo que allí se hace teníamos que llegar de madrugada. A las 6 nos recogió Jack y a las 6:45 estábamos en la puerta del colegio esperando a Romanie. La chica tardó un poco, así que nos sentamos en la acera y vimos como iban llegando los alumnos. Nos sirvió para ver la cara de alegría de lo niños por la mañana, contentos de poder ir al colegio en vez de estar recogiendo basura en el vertedero. Todos impecables con el uniforme, riendo y haciendo bromas, grupos de niños iban entrando al recinto. 10 minutos más tarde apareció Romanie, quien le dio las indicaciones a Jack para llegar al vertedero.

“V” de victoria de la ONG en Les Paillots
“V” de victoria de la ONG en Les Paillots

Romanie era una chica de mi edad, sonriente, atenta, encantadora y con una mirada alegre oculta detrás de unos ojos casi blancos debidos a alguna enfermedad. Desde el principio nos transmitió una mezcla de ternura y simpatía y sin su ayuda no hubiésemos llegado nunca ya que el lugar estaba algo alejado de las principales avenidas. Entramos en un barrio bastante desamparado; las calles sin asfalto y llenas de charcos eran difíciles de transitar y se convertían en un verdadero obstáculo a la hora de acceder con el tuk-tuk. Finalmente llegamos a una esquina en la que cambió el paisaje de repente y donde el vehículo ya no podía pasar. Era imposible intentar meter las ruedas del carro sin que quedasen encajadas en el fango.

El camino cambia de estado
El camino cambia de estado

Romanie nos hizo un gesto para que fuésemos detrás de ella y Jack, que vio el asunto, prefirió no seguirnos y dijo que nos esperaba allí hasta que regresáramos más tarde. Estábamos metidos ya en la zona del vertedero, los despojos en el suelo lo probaban y éstos a medida que íbamos andando se acrecentaban. Las botas nos protegían de cualquier objeto punzante o cortante aunque Romanie no tenía tanta suerte y debía andar por allí con sus zapatitos aun a riesgo de llevarse un pinchazo. Algunos no tenían la misma suerte que nosotros y la gente que empezábamos a ver iba con chanclas o sin calzado, y no por ello con cuidado, ya que iban tan tranquilos como el que camina descalzo por la arena de la playa.

Estado en el que se encuentra la zona
Estado en el que se encuentra la zona

Andábamos por la “calle” que quedaba entre las cabañas construidas encima de la basura. Estaban construidas con cualquier tipo de material, con lo que iban consiguiendo sobre la marcha. Las que tenían el lujo de tener una “puerta” eran trozos de telas de distintos colores y materias cosidas de cualquier modo.

Una de las “calles” de la zona del vertedero
Una de las “calles” de la zona del vertedero

Cruzamos el improvisado “barrio” y llegamos a Les paillotes. Simplemente un recinto dentro del vertedero pero organizado. Allí dentro estaban las guarderías que acogen a los más pequeños del lugar y justo enfrente un techo donde habían habilitado unas mesas y sillas para las comidas. Llegamos en el preciso momento en el que estaban repartiendo una de ellas y Romanie nos dejó rienda suelta para grabar y fotografiar todo lo que quisiéramos. Casi durante una hora, Toni y yo quedamos absorbidos ante tal panorama y cada uno con su cámara intentó reflejar al máximo lo que allí estaba pasando.

Reparto de comida en Les Paillots
Reparto de comida en Les Paillots

Todo el mundo hacía cola para recoger su plato de arroz y de manera ordenada se iban sentando alrededor de las mesas. Algunos comían con tanto ansia que parecía que ni me veían cuando les grababa y otros cuidaban de sus hermanos menores y se encargaban de darle cucharada a cucharada su ración de arroz con carne.

Dando de comer a su pequeña hermana
Dando de comer a su pequeña hermana

Al mismo tiempo un médico y una enfermera atendían a los niños con rasguños, mientras éstos, la gran mayoría, lloraban de tal manera que sus llantos inundaban el comedor.

La labor del médico y enfermera es fundamental
La labor del médico y enfermera es fundamental

Enfrascada como estaba no advertí los gritos de Toni que me llamaba para decirme que había una niña de la guardería que se había cogido de su mano y no quería soltarlo. Fui donde estaba él y pude ver como los niños jugaban al “sambori”, a la cuerda, con un balón… Algunos niños nos vigilaban atentamente, y otros se acercaban a nosotros como si hubiesen visto a alguien conocido y pedían que les cogiéramos al brazo o simplemente se enganchaban a nuestras piernas.

Los niños jugando en el “patio”
Los niños jugando en el “patio”

Hubo un momento en el que aparté la mirada de la cámara porque dos niños se habían cogido de mis piernas y desde allí, como si se sintiesen más protegidos, miraban a los otros niños. Supongo que les debíamos recordar a los monitores españoles y franceses que aterrizan en agosto y les organizan acampadas de verano, con los que llegan a tener mucha relación y quienes les deben de dar mucho cariño. Tuve que dejar de grabar cuando se me acercó un niño pidiendo que le cogiese en brazos, y con el niño cogido me reí viendo a Toni al que le estaban persiguiendo dos niñas que querían que las cogiese a las dos.

No pude resistirme a coger al niño en brazos
No pude resistirme a coger al niño en brazos

Estuvimos allí bastante rato hasta que decidimos preguntarle a Romanie si podíamos acercarnos un  poco más a la montaña de basura, y aunque nos dijo que era peligroso, accedió. No tuvimos que andar demasiado para llegar y pudimos comprobar que efectivamente el vertido en ésta se había paralizado y lo habían trasladado a otro sitio. Aun así las columnas de desechos seguían allí y el peligro continuaba. Romanie dio un grito cuando vio a Toni saltar de un lado a otro de un río de aguas negras que se había formado entre los escombros. La basura allí flotaba encima de los gases producidos y se tambaleaba debajo de los pies de Toni; Romanie sabía que con estos gases corría el riesgo de quemarse y le pidió que volviese donde estábamos nosotros.

Riachuelo de agua negra entre la basura
Riachuelo de agua negra entre la basura

Sin darnos cuenta habían pasado ya casi 3 horas y teníamos que volver donde estaba Jack esperándonos. Primero fuimos otra vez al colegio para dejar a Romanie. Allí le agradecimos que nos hubiese guiado por Les Paillotes y Toni le hizo un retrato que le prometió que le mandaría. Nos deseó suerte y nosotros le deseamos lo mejor. Nos explicó todo cuanto pudo en inglés, nos permitió fotografiar cualquier cosa y explicó a la gente quienes éramos para que nadie nos hiciese un mal gesto, se había portado de maravilla.

El retrato prometido de Romanie
El retrato prometido de Romanie

Con el trabajo terminado, el resto de nuestra estancia en Phnom Penh se convirtió en holgazanear en el bar y dar vueltas por las callejuelas. Cuando no estábamos en la guesthouse mirando la tele, íbamos a conectarnos un rato a internet o al Liquid bar a hacernos una cerveza con sus cacahuetes y palomitas. La chica que siempre estaba en la barra, como recompensa a nuestra asiduidad nos regaló un par de libretas con fotos de Camboya con propaganda en contra de la  prostitución infantil y en todas las páginas aparecía un número de teléfono para denunciar cualquier abuso.

Pasando el tiempo en Liquid bar
Pasando el tiempo en Liquid bar

Por la noche cenamos en el Steve Steak, no por su comida, que eran hamburguesas y patatas, sino porque estaba enfrente de la guesthouse y no teníamos ganas de andar más. Recuerdo que me comí una ensalada con tomate y pepino de las que tanto había echado de menos por Camboya, y me hizo darme cuenta de lo efímero que me había parecido el viaje y que en un par de días ya estaríamos de vuelta a casa…

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7 comentarios
  • Bondia nois!!!la setmana que ve marxo cap al surest asiàtic gairebé dos mesos!!voldria saber com veu fer per poder veure els nens de les paillotes ja que també sóc infermera i porto vàries coses a la motxilla per poder col·laborar!
    gràcies i el vostre blog és genial

  • Muchas gracias Marcelo!!!

  • Gracias Sandra!! Como tu bien dices el momento fue bastante emocionante, porque a los niños se les iluminaban los ojos cuando veían a un occidental. Esperemos que pronto estemos escribiendo el próximo diario de viaje!!!!!

  • Chicos, encontre vuestra pagina de casualidad y me ha encantado vuestro relato de Camboya, un pais al que tengo muchas ganas de ir. Lo relatais de tal manera que me ha parecido por un momento "estar alli" con vosotros, hasta me he emocionado leyendo el momento en que visitais les Paillotes y los niños os pedian que los cogierais en brazos…

    Espero que pronto tengais mas viajes que contarnos.Un saludo desde Malaga.

  • Jajajaj, MUCHAS GRACIAS!!!!!! Que alegría y que recuerdos!!!! Espero que os haya salido el sol, porque nosotros solo lo disfrutamos un par de días (bueno, un par de ratos). Disfrutad de la cervecita en el Temple Pub que mola. Un abrazo!!!!!!!!

  • Hola pareja !! Os saludamos desde el POPULAR GUESTHOUSE de SIEMP REAP .. hace 2 semanas que estamos de ruta por este maravilloso pais, y vuestras anotaciones nos han seguido de guia en muchas ocasiones y por ello os hemos comprado un CD de uno de los grupos que tocan en ANGKOR … A la vuelta os lo haremos llegar de alguna forma. Enhorabuena por vuestras publicaciones !!!!

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