A pesar de la reciente apertura al turismo de este país y de la mayor llegada de viajeros de todas las partes del mundo, todavía sigue siendo difícil salir del típico circuito en un viaje a Myanmar. Las restricciones y la prohibición del paso de extranjeros a ciertas zona es un hecho y los precios abusivos para visitar otras frenan a la mayoría de viajeros de presupuesto bajo y medio. Es por eso que de nuestro viaje tan solo podemos destacar aquellas zonas que ya teníamos planeadas visitar desde el principio y el factor sorpresa no ha estado muy presente.
No obstante, existen lugares increíbles en el país, paisajes de ensueño de los que se puede disfrutar sin que el turismo sea insoportable todavía, aunque algunos lugares como Bagan estén rozando el límite. A continuación os contamos cuáles han sido nuestros favoritos de nuestro viaje a Myanmar en cuatro semanas. Poco a poco os los iremos desgranando uno a uno en la web, así que estad atentos.
Mandalay y alrededores
La historia de Mandalay está estrechamente ligada con la monarquía en Birmania y su final, es por eso que de entre lo más destacado de esta antigua capital se encuentra el palacio real de Mandalay. No es mucho lo que queda de esta antigua residencia real, pero se puede pasear por los jardines de dentro del recinto amurallado de forma tranquila y sin muchos agobios.
Personalmente nos gustó mucho más alquilar una moto y visitar las ciudades antiguas de los alrededores: Amarapura y el puente de teka U-bein, la antigua capital imperial Inwa o los templos budistas del centro monástico de Sagaing.
Hsipaw
Este tranquilo pueblo a unas cinco horas y media en autobús al nordeste de Mandalay ofrece la posibilidad de pasar unos días a ritmo pausado y explorando sus alrededores en bicicleta. Sus maravillosas puestas de sol desde la pagoda Thein Daun en lo alto de la colina de los cinco budas (o sunset hill), su pequeña muestra de Bagan “Little Bagan” o la oportunidad de empezar excursiones o trekking de un par de días y visitar poblados Shan o Palaung desde Hsipaw merecen el viaje.
Trekking de Kalaw a Lago Inle
A pesar de haber leído en diferentes lugares que el trekking de Kalaw a Lago Inle era exageradamente turístico, o llegamos en buena época o realmente India nos ha cambiado el concepto de la palabra “multitud”. De los tres días que tardamos en llegar al lago Inle solo el último coincidimos con otros grupos, y el hecho de que el nuestro fuese de seis personas no hizo más que hacerlo mucho más divertido. Claro que si uno desea hacerlo en un grupo más pequeño tan solo le va acostar unos cuantos kyats más.
A pesar de la lluvia que nos quiso acompañar buena parte de la caminata, pudimos maravillarnos ante los distintos paisajes que nos ofreció el recorrido, disfrutar de las homestays y observar la vida en el campo de las gentes de las diferentes etnias.
Lago Inle
Da igual si llegas hasta aquí andando o en autobús, lo importante es ir y dar una vuelta en barquito y conocer la vida de los pueblos que viven en el lago y de él. Uno termina hasta el pirri de entrar a cada una de las tiendas a las que le lleva el barquero, pero se le pasa todo el desánimo viendo la peculiar manera de trabajar con los pies de los pescadores y viendo como la gente prácticamente vive en el lago Inle: niños que van al colegio en barca, gente duchándose y fregando platos en el agua, ropa tendida por doquier…
Bagan
Si hay algo que realmente no se puede perder nadie en Myanmar son los templos de Bagan. Cualquier viajero que toque el país, ya sea durante una semana o un mes, viaje por el norte o por el sur, lo más probable es que haya incluido este destino en la lista. Sus más de 2000 templos podrás recorrerlos en bici convencional o eléctrica, explorar el interior de muchos de ellos y subir a la parte más alta para contemplar la puesta de sol.
La inmensidad de Bagan te cautivará y te atrapará y si, como nosotros, viajas con tiempo, seguro que dedicas un par de días o tres para perderte por la antigua capital del reino birmano. ¿Un inconveniente? Los autobuses llenos de turistas que empiezan a invadirla zona, sobretodo cuando quieres hacer una foto del atardecer y no hay manera de que no la estropeen.
Bago
¿Paramos o no paramos? ¿Dedicamos un día a ver estos templos o seguimos la ruta? Así de indecisos estábamos cuando desde Yangón decidíamos si parar o no a ver Bago o marchábamos directos a Mawlamyne. Finalmente hacer la visita fue una decisión acertada, a pesar de estar ya más que saturados de pagodas y templos tras más de 15 días por Myanmar y de tratarse de una ciudad con un tráfico sofocante. Con un par de moto-taxistas de lo más simpáticos hicimos una visita exprés e intensa a todos los templos e imágenes de buda, entre ellas un par de enormes buda reclinados y otro lugar con los 4 Budas sentados de Kyaik Pun Paya apuntando hacia los 4 puntos cardinales.
Mawlamyne
Sin muchas esperanzas puestas en Mawlamyine, capital del estado Mon, este destino nos gustó desde el momento en que llegamos, pues no tuvimos la sensación de llegar a una gran ciudad. La vistas desde Kyaik Tan Lan Pagoda, en lo alto de la montaña que ocupa el corazón de la ciudad, son de excepción, y las puestas de sol inmejorables. Además es un lugar perfecto para alquilar una moto y perderse por los alrededores. Se puede llegar hasta Win Sein Taw Ya la impactante imagen de un buda reclinado de 170m, el más largo del mundo.
Hpa An
Hpa An fue la última parada antes de cruzar la frontera hacia Tailandia y hasta allí llegamos tras una travesía en barca. La ciudad en si no ofrece mucho, pero realmente vale la pena alquilar una moto o una taximoto y visitar las cuevas de los alrededores y el Lumbini garden. Nosotros nos sorprendimos de la cantidad de figuras de buda que se pueden encontrar por metro cuadrado en la zona…
La gente
Pero sin duda alguna si hay algo que nos hace recordar Myanmar con alegría es su gente. La amabilidad de nuestros hospedadores, la receptibidad y disponibilidad de la gente local de cada sitio por el que pasábamos y sus sonrisas decoradas con tanaka. Siempre que nos perdíamos con la moto había alguien dispuesto a ofrecer ayuda incluso antes de buscarla y no tuvimos la sensación contínua de ser un dolar andante que hemos tenido en otros destinos. Birmania se abre al turismo, se comunica con el exterior a través de los extranjeros y, de momento, nos recibe con los brazos abiertos. Esperemos que así siga.
¿Y tú? ¿Cuáles han sido los tuyos?
Pues yo me quedo con Gokteik. En sí no es un lugar, sino un viaducto metálico por el que pasa el tren y sientes como tiembla todo.