La cuarta etapa de la ruta en moto por Laos se alargó más de lo previsto debido al número de veces que paramos a hacer fotos y es que el paisaje de los alrededores de Vang Vieng es espectacular, formaciones kársticas que envuelven a la población y se extienden hasta donde alcanza la vista y un enorme valle que tardamos horas en cruzar.
Pese a que años atrás habíamos pasado por la misma zona de camino a Vientiane desde Luang Prabang, no fuimos conscientes de lo que había detrás de los cristales del autobús porque hicimos el trayecto de noche. Una lástima…
Durante los últimos 60 km antes de llegar a Vang Vieng partes de la carretera de montaña de la zona del valle estaban completamente destruidas o en obras, algo que dificultó y ralentizó la ruta, sobretodo en los tramos en los que nos tropezábamos con camiones o autobuses, en los que teníamos que ir con todo el cuidado del mundo.
El paisaje no fue la única sorpresa de esta etapa, pues Vang Vieng nos guardaba unas cuantas más. El día siguiente exploraríamos sus alrededores en los que encontraríamos lagos y cuevas pero ni rastro de lo que antaño la hizo tan famosa: ni fiesta descontrolada ni extranjeros borrachos flotando por el río Nam Song.