La primera visita a Phnom Penh fue rápida pero intensa. Aunque al final de nuestro viaje volvimos a pasar unos días por la capital, esta vez solo estuvimos uno… pero nos cundió. Nos dio tiempo de ver los tres sitios que no nos podíamos perder según las guías, las visitas obligadas:
- Tuol Sleng, el museo de los crímenes genocidas, conocido también durante el régimen de Pol Pot como el S-21
- Los campos de exterminio de Choeung Ek
- El Palacio Real y la Pagoda de plata
Algunos conductores ya llevaban carteles con los nombres de los sitios escritos en un papel y colgados dentro del tuk-tuk por si algún turista despistado tenía alguna duda de lo que no podía dejar de ver.
Nada más levantarnos cogimos el equipaje y nos fuimos a la Tat Guesthouse, más asequible a nuestro bolsillo por tan solo 7 dólares la noche. El único problema es que estaba más alejado de la zona fluvial y para movernos necesitaríamos un vehículo. Se trataba de una guesthouse muy acogedora con pocas habitaciones y una terracita cubierta. Tenían una estantería llena de libros y guías y las paredes rebosaban de fotos y carteles en los que se podía leer “bienvenidos” en muchos idiomas hecho por los huéspedes que iban pasando por allí. Nosotros no tuvimos que hacerlo porque ya estaba en castellano y en catalán. Tengo muy buen recuerdo de la mujer que nos atendió, muy simpática e interesada en lo que queríamos ver y hacer. Nos preparó el desayuno y nos explicó como llegar al Tuol Sleng a pie.
Salimos con la idea de ir andando hasta el museo ya que con la explicación de la señora no parecía que quedara muy lejos, pero no tardó en perseguirnos un tuk-tuk. El conductor, dotado de su instinto cazaturistas nos había visto mientras desayunábamos en la terraza y nos saludaba desde la calle haciendo señas para que fuésemos con él, aunque no le habíamos hecho demasiado caso había insistido y ahora venía detrás de nosotros. Nos dijo que si íbamos con él todo el día nos llevaba ahora gratis y como sabíamos que luego íbamos a necesitar uno le dijimos que sí.
Y menos mal, porque si hubiésemos tenido que cruzar la avenida andando no hubiésemos llegado nunca. Y es que las calles de Camboya son un caos, las señales de tráfico escasas además de inexistentes a los ojos de los conductores y cada uno va literalmente “como le da la gana”. No es raro ver motos que van por el carril contrario, tuk-tuks que hacen un cambio de dirección en medio de una avenida o cualquier vehículo que sean capaces de imaginar y construir circulando. Los cruces son ya todo un espectáculo, la única norma al llegar a uno es disminuir la velocidad. Se acercan unos a otros y se abren paso entre los huecos en los que consiguen meterse. Extraordinariamente en pocos minutos llegamos a Tuol Sleng y el conductor nos dijo que nos esperaría en un par de horas en la esquina de la calle.
Empezamos por este sitio porque realmente tenía muchísimas ganas de verlo. Había leído alguna cosa sobre la historia de este lugar y estar allí dentro fue como me había imaginado, una visita escalofriante. No pretendo dar una lección de historia a los lectores, no sabría ni aunque quisiera, pero no puedo escribir sobre el museo sin primero intentar explicar qué es lo que sucedió allí durante el régimen de los jemeres rojos. Y la verdad, no tiene desperdicio.
La historia de este museo va ligada a lo que sucedió en Camboya durante los cuatro años que gobernaron los jemeres rojos. Fue en abril de 1975 cuando estos guerrilleros llegaron al poder de la mano de Pol Pot una vez finalizada la guerra de Vietnam. Entonces se produjo la caída de Phnom Penh y la del dictador Lon Nol, quien gobernaba el país después de un golpe de estado al gobierno del príncipe Norodom Sihanouk en 1970. Los jemeres rojos formaron la Kampuchea Democrática y tuvieron a favor a una parte de los campesinos incómodos con Lon Nol que había dado su apoyo a Vietnam del sur y a EEUU, el mismo que había estado bombardeando su país.
Los jemeres rojos tenían una ideología ultra izquierdista que pretendía implantar el comunismo y convertir a Camboya en un país de campesinos con una política totalmente agraria en la que no existieran ciudades, destruyendo cualquier indicio de cultura urbana. Para ello desalojaron la ciudad trasladando a la gente al campo donde hacían trabajos forzados sin recibir apenas alimentos para sobrevivir. Pero las ciudades no eran lo único que se disolvió: las familias fueron separadas, los matrimonios rotos, los hijos separados de sus padres…
Se cometieron todo tipo de delitos contra la humanidad durante este régimen, la gente desaparecía, era asesinada, moría de inanición y de enfermedades, etc, hasta el punto que se llegó a exterminar a la cuarta parte de la población camboyana. Monjes budistas, gente con carrera o el más mínimo rastro de intelectualidad era motivo de asesinato; la paranoia de buscar al enemigo en todas partes llegó al tal extremo que llevar gafas o hablar inglés podían ser razón para sospechar de alguien y matarlo.
Dentro de las miles de barbaridades perpetradas, el S-21 dirigido por Duch es una de las más conocidas. Un instituto que fue convertido en prisión durante el régimen comunista donde se aniquilaron a miles de personas después de ser torturadas consiguiendo que confesaran cualquier cosa. Los vietnamitas liberaron a los camboyanos del régimen de los jemeres rojos en 1979 y en 1980 y como prueba de las atrocidades acometidas, la prisión secreta se covirtió en un museo abierto a todo el público, a todo aquel que tenga estómago para entrar y ver lo que nosotros pudimos ver.
El Tuol Sleng está formado por tres edificios alrededor de un jardín central en el que se pueden ver las tumbas de los últimos asesinados y un cartel con una serie de normas estúpidas que debían seguir los reclusos: debes contestar según mis preguntas, debes contestar rápidamente sin tiempo de reflexionar, no hagas el imbécil porque eres tú quien se opone a la revolución, prohibido gritar mientras te dan latigazos o descargas eléctricas, espera mis órdenes y si no hay órdenes no hagas nada, etc, etc. Y como no, si no obedeces estas normas recibirás muchos latigazos y descargas eléctricas, si solo desobedeces una diez latigazos o cinco descargas, eso si, no los puedes contar. Y para que voy a seguir…
Sabiendo esto de antemano uno ya entra a este sitio con el corazón en un puño, y no sale mejor.
Pagamos la entrada (2$) y empezamos el recorrido por el edificio de la izquierda. En él vimos una serie de habitaciones en las que torturaban a los presos y en las que conservaban aun las camas de hierro donde ataban a la gente y les daban descargas eléctricas. También se pueden ver todo tipo de instrumentos de tortura con los que conseguían someterlos a un martirio tal que cualquiera confesaba hasta la cosa más absurda e improbable.
Y en las paredes colgados cuadros donde se representaban las escenas mas horrorosas.
Caminando por los pasillos del edificio revivías la pesadilla y la sensación era espeluznante.
La cara de la gente que salía del edificio central sugería que este tampoco debía ser nada agradable. Y así era. En éste se encontraba lo que habían sido las celdas de prisioneros construidas con ladrillos y de un tamaño justo para una persona que hacía imaginar que con tal falta de espacio e higiene el hedor debería ser intenso y desagradable durante aquella época.
En una de las plantas se habían expuesto unos murales hechos con los retratos de los encarcelados, incluidos ancianos y niños que reflejaban el rostro del sufrimiento. Además, no conformándose solo con cometer barbaridades, los guardias de la prisión las fotografiaban y había algunas fotos realmente impactantes como gente con la cara arrancada, gente muerta o inconsciente después de haber sido torturada. Una perversidad de la que tan solo sobrevivieron 7 personas de las que según algunas fuentes cinco eran niños de las casi 15000 que pasaron por allí.
Entre otras muchas imágenes estremecedoras en otra de las plantas había fotos de los principales culpables de tal calamidad. Pol pot, que así es como se hacía llamar Saloth Sar, el “hermano numero uno” y líder de los jemeres rojos aparece junto a otros responsables del genocidio en varias fotos. Increíble que hoy en día sigan esperando ser juzgados por un tribunal, salvo el líder que ya se libró de la sentencia en 1998 cuando murió, según se dijo, de una insuficiencia cardíaca.
Estuvimos un buen rato haciendo fotos y grabando hasta que se hizo la hora que habíamos quedado con el conductor y a la salida del instituto me acechó un hombre con la cara totalmente desfigurada pidiendo limosna.
Y después de lo que habíamos visto aun nos quedaban por ver los campos de exterminio…
Buenas tardes ! Soy Paola, estoy planificando mi escapada al Sudeste asiático. Antes que nada felicitarlos por el blog, es genial, las explicaciones, fotos e incluso vídeos !! Me ayudaron muchísimo! Tengo varias dudas, quizás me puedan ayudar…
Tengo poco tiempo, no pensaba ir a Phnom Penh ya que desde Siem Reap (en donde sólo pasaré un día visitando los templos) tenía pensado coger el autobús nocturno el día 27/10 directo a Ho Chi Minh en dónde estaría hasta el día 31/10 que tengo un vuelo a Hanoi x la mañana. Pero realmente creo que no quiero dejar de visitar todo lo que aquí cuentan por muy escalofriante que sea, me interesa.
Creéis que saliendo a primera hora de la mañana el mismo 28/10 podría visitar esos tres principales lugares del genocidio en un día y por la noche coger un bus a Ho Chi Minh para disfrutar el día siguiente de los túneles de CU Chi (tengo entendido que sobre las 16/17 cierran) como lo veis ? Alguien sabe los horarios de los autobuses. Tengo entendido que el barco tarda más y perdería todo el día …
Muchísimas gracias y espero podáis ayudarme ya que me he quedado trabada en este punto del viaje debido al escaso tiempo y todo lo que quiero abarcar .
Saludos !!!!