La tercera etapa del trekking del Markha Valley fue una de las más sencillas. Pese a que el camino fue largo, casi 25 km, nuestras piernas no tuvieron que sufrir en ningún ascenso pronunciado.
El único obstáculo de esta etapa fue el río que serpenteaba por el valle y se cruzó en nuestro camino en muchísimas ocasiones.
Su anchura a veces no superaba el metro y medio y se podía cruzar dando un salto o buscando alguna piedra gorda en la que poner el pie, pero en alguna ocasión tuvimos que quitarnos las botas, arremangarnos los pantalones y cruzar el río descalzos.
Y el agua a esas alturas no está precisamente calentita…